El diario plural del Zulia

Editorial Versión Final | Los colonos del desastre

Una nueva independencia es una demanda urgente de Venezuela.

Hoy, a 212 años, cuando el país conmemora la firma del Acta de Independencia de 1811 que puso fin al tutelaje de la corona española, aquella gesta que construyó, con luces y sombras la nación libre, la fecha nos estalla en el rostro al ver de nuevo al país hecho colonia.

Y, si aquel dominio de la España que nos legó la lengua, estructuras políticas, la religión, la explotación, el mestizaje, la muerte de indígenas, el orden territorial, las mentes de gentes brillantes y otras aterradoras, es claro que, aún con una ingente carga histórica, ha quedado rezagada por la nueva colonización destructora a la que se abrió descaradamente la puerta desde Miraflores con la llegada del comunismo.

Así entonces ese modelo inyectado desde los fracasos soviéticos a la Cuba castrista revolucionaria que mendigaba el amparo ideológico Bolchevique, el mismo régimen que rogó al Kremlin desatar la guerra nuclear contra Estados Unidos en 1961, el mismo del desembarco de Machurucuto del 67 cuando intentó invadir militarmente nuestro país, se instauró en un plan orquestado y apoyado milimétricamente por el chavismo.

El formato del anclaje en el poder, el de aplastar la empresa privada, el de someter a la sociedad al hambre, la precariedad y aupar el clientelismo, el de perseguir al que piensa distinto, el esquema que tirotea al Estado de Derecho para consumar la perpetuación en plan de dinastías corruptas.

En poco menos de 25 años esa colonización, que se pensaba imposible, ocurrió, y de una manera inédita dado que los colonos del desastre supieron usar los mecanismos de la democracia para colarse a través de esta, y luego devorarla desde dentro, como un virus letal en un cuerpo en el que no encontró resistencia.

Lo que no logró la sangrienta intentona golpista de 1992, se alcanzó a punta de votos. Era una nueva era para el diseño cubano que encontraba en Chávez y sus herederos a un mendigo ideológico e identitario como lo fue Fidel de Lenin o Jrushchov.

Cuba sirvió de guía para articular las operaciones de la nueva colonia del comunismo lograda en Venezuela y concertó las alianzas justas del bloque, Rusia, China, Irán.
Otros miembros se hallaron en el camino, todos regímenes protagonistas de violaciones de Derechos Humanos, persecuciones, hambre, éxodo, torturas y más, con una ambición descontrolada de destruir a occidente y el mundo democrático.

Y para complicar aún más el hervidero se invitó a la fiesta al poderío de las corporaciones del narco, la guerrilla colombiana y hasta las facciones del Hezbollah.
Semejante arquitectura levantada sobre un Estado no ha sido fácil de desmontar, ni las presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, ni los bloques de aliados democráticos de América Latina han logrado el cometido final, mucho menos la errática oposición.

Pero así como la propia democracia debilitada que dio paso en las urnas al comunismo, puede representar una oportunidad de una nueva independencia, o al menos, un primero paso clave para desenmarañar el tejido criminal que gobierna.

¿Pero hay democracia en Venezuela?

Obviamente que no, pero el régimen ha reservado la herramienta del voto (sin condiciones reales) para legitimarse ante el mundo, una jugada que le ha salido bien, hasta hoy.

Y espera volver a usarla en 2024 una vez más.

La gran diferencia es que, el momento es otro. La destrucción de la sociedad y las familias ha sido tan profunda y dolorosa que, por lo visto, sus prácticas de control ya no controlan, los venezolanos ya conocieron la muerte sin estar en guerra, ya todos sitúan en La Habana, en Pekín, en Moscú, en el narco, el origen de mucho sufrimiento. Y claro, no se equivocan.

La ventaja del régimen es mucha, pero el descontento es mayor y ese mismo descontento puede llevar a un acto de nueva independencia si la unidad de los demócratas prevalece, con mentes lúcidas, desprendidas de intereses personales y con vocación de escribir la nueva historia de la nación.

 

Carlos Alaimo

Presidente Editor

5 de julio de 2023

 

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