El diario plural del Zulia

Editorial Versión Final | ¿La culpa sólo es de los políticos? o ¿todos somos culpables?

Estamos acostumbrados a endosar todos los males de la Nación a la clase política que nos ha gobernado en los últimos años. Siempre ha sido así. 

Esta apreciación es errada e irresponsable, es conformista, egoísta y muestra la indiferencia de una sociedad ante los problemas del país.

No hemos sido capaces de convertirnos en contralores efectivos para el resguardo de la democracia. La sociedad ha sido meramente reactiva, y con una tendencia a estar siempre un paso por detrás de los negocios del poder.

Tenemos mucha tarea pendiente en el debate de ideas, en el conocimiento y el contraste y más aún, en la unión ante los abismos abiertos por los divisores del modelo cubano.

¿Hacemos o no hacemos mea culpa?

Duele reconocer como venezolanos que la ideología castrista pudo más que nuestras coincidencias, que invadió el país hasta la médula constitucional, que torpedeó nuestra identidad y terminó haciendo ósmosis hacia los núcleos de las familias. Nos devastó.

La indiferencia ha sido nuestro mayor pecado social y el espectáculo una gran debilidad. Allí, donde se cuelan los carismáticos, los populistas, los encantadores de serpientes.

Como duelen las vidas perdidas en las calles, en protestas. Venezolanos asesinados por venezolanos controlados por cubanos.

Nunca el país había dejado en manos de los políticos todo el control del Estado. En estos 24 años, este modelo perverso y autoritario destruyó instituciones y creó nuevas estructuras sociales y educativas basadas en el clientelismo para tener así el control total.

Destruyó nuestra Fuerza Armada para sustituirla por un cuerpo pretoriano, dinamitó a las universidades públicas y con ello su reconocimiento mundial, y levantó universidades para ideologizar; secuestraron a los partidos políticos tradicionales y los entregaron a títeres del régimen; a excepción de Un Nuevo Tiempo-UNT-.

La clase empresarial claudicó, la sindical y gremial perdieron su fuerza y poderío. Todo esto lo hicieron con el modelo cubano con el que han comprado parcelas de la cultura y han promovido a los siempre soñadores del buen comunismo como referentes intelectuales.

Por la vía del miedo, imponiendo terror, cárceles e incluso muerte se mantiene este régimen.

Pero ¿dónde queda la sociedad civil? ¿dónde está la clase empresarial que levantó la economía nacional y el Zulia fue su mejor expresión?

¿Dónde  está la clase de trabajadores que hacía temblar a los gobiernos de la Cuarta República?

El régimen incluso quemó a una generación de jóvenes que se proyectaba con buen futuro; pero hoy está desaparecida.

La sociedad civil debe asumir una responsabilidad mayor ante la política y sus actores. El ciudadano común abandonó el escenario público y permitió que estos espacios sean ocupados por políticos con poca o nula formación educativa y cuestionables conductas morales. Llegan pobres y hoy viven ricos o se retiran millonarios con fortunas dentro y fuera del país.

Hemos sido permisivos. Muchos creen en esa salvación que vendrá de fuera, otros en solo un domingo electoral, e incluso hay quienes ya aceptan el laboratorio del régimen que repite "Venezuela se está arreglando".

Vale reflexionar, los que están dentro y los que están fuera del país, aquel chavista que creyó y hoy sigue siendo venezolano, y aquel venezolano que ha creído en la oposición.

¿Reconstruimos la democracia y las instituciones?
Ud. estimado lector, seguirá siendo permisivo o le dará más importancia a la política y selección de los representantes populares? Y si es así, ¿A cuál le daremos el liderazgo en la próxima elecciones?

Carlos Alaimo
Presidente-Editor

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