El diario plural del Zulia

Editorial Versión Final | REAPERTURA DE LA FRONTERA

Un acto de populismo político.

Nunca debió haberse tomado la decisión unilateral por parte de Venezuela de cerrar la frontera. Los gobiernos pueden tener diferencias, pero estas con sus consecuencias golpearon a dos pueblos hermanos. Un cierre fronterizo de retaliación política sin las observancias constitucionales y lamentablemente la A. N. para ese entonces nunca cuestionó su ilegalidad.

Tanto daños hizo esa decisión administrativa que el Estado por ley debería resarcir a los ciudadanos que fueron afectados. Al cerrar la frontera imperó el delito. Aumentaron las trochas para negociar el tráfico de las personas, extorsionaron a los comerciantes ya que los tratados firmados para ese entonces de “cero aranceles” y el pacto sub regional andino se rompe. Llega la anarquía total en la frontera venezolana favoreciendo el delito y el lucro de civiles y militares del lado Venezolano. Daños incalculables que lamentablemente pocos políticos señalaron y denunciaron pero del lado del Zulia los líderes de la región poco o nada enfrentaron el problema que, diferente al Táchira, allí si hubo una presión del liderazgo tachirense para denunciar el mismo.

¿Se le habrá acabado el negocio a los que se lucraron del cierre de la frontera? Ojalá que sí. Faltan pasos importantes para ese simbólico acto del 26 de Septiembre y es legislar sobre esa apertura. “Reglas claras” para facilitar la circulación de los ciudadanos y de los bienes para mejorar el comercio y mejorar la calidad de vida de los que cohabitan en ambas regiones.

En el caso del Zulia hay mucha tarea por hacer y se necesita temple y coraje para defender al Estado de las atrocidades que hoy tenemos. Por toda la extensión de la frontera impera la industria del delito. La presencia de irregulares no ha sido ni denunciada ni enfrentada como debe ser. Esto ha traído no sólo crímenes y violencia sino una merma importante en la producción agroalimentaria. Abandonos de fincas y de empresas ha sido consecuencias de no enfrentar este mal.

Cuando se asume el poder es para ejercerlo y, si se dice tener el respaldo del pueblo, con más razón hay que “tomar al toro por los cachos”; al menos que estemos “cuidando” el cargo y presupuesto. La reapertura de la frontera nos obliga a revisar estos temas que de lo social y económico van a la Seguridad de Estado y esta hoy se encuentra “pisoteada”.

Debemos hacer de nuestra frontera un espacio vivo y dinámico. Regularizar el comercio binacional, crear casas de cambios, el libre tránsito de la misma vehicular y con tan solo cédulas de identidad debemos recuperar y así poder honrar ese legado histórico de hermanos que nos une.

El zuliano tenía con los vecinos del Atlántico una identidad e idiosincrasia que nos identificaba con ello. Santa Marta, Barranquilla y Cartagena eran parte de nuestras vidas. No más maquillaje y populismo. El Zulia merece más y mejor.

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