El diario plural del Zulia

El club del concitar

La poesía, la plástica, la música, el movimiento y la reflexión convergen en una performance en la que participan actores improvisados. La plaza Baralt es uno de los escenarios predilectos de estos personajes, cultores de las bellas artes

Tratar y degustar la emoción inmediata que produce la liturgia teatral bien hecha, concitada desde la performance sinestésica, donde la poesía, la plástica, la música, el movimiento y la reflexión converjan en una suerte de comunión de los sentidos, fundamenta el proyecto de largo aliento Club de la Concitación.
En primer término resulta esencial perfilar el sentido que se adhiere al término «concitar», según las tres acepciones dictaminadas por la RAE: «1.Provocar o causar algo, como un sentimiento o una reacción. Concitar expectación. Concitó las iras de los presentes»; «2. Reunir personas o cosas» y «3. Instigar a alguien contra otra persona...». Este último punto, en el caso del Club, no reviste carácter violento; sino, en términos estéticos, desde el placer de compartir(se).

El estar y el hacer dentro de este Club es sólo cuestión de asistir, presenciar y comulgar sensorialmente con todas las ganas posibles. Nombres o definiciones quedan sujetas al placer del espectador. A su capacidad de asimilar y entender propuestas en las que, como de la nada, pueden emerger alternativas para compartir el cálido ejercicio del sentimiento extendido. Resulta importante explicar que, cuando el público presencia cada uno de estos eventos o happenings, se transforma en parte de ese personaje llamado El «Público», componente clave del mismo.

In situ
Alcoba Pública, la sexta experiencia del Club, resulta espléndida para constatar una noción simbólica de entrañable valor semántico. Aspiramos que la plaza Baralt, ese espacio tan significativo de la ciudad, devenga en ese íntimo estar de cada quien, ese cuarto o alcoba donde transcurren esos momentos de conciliación y reencuentro con uno mismo. Desde allí, los cófrades miembros del Club leen una selección de textos poéticos hechos por lo más granado de nuestro quehacer poético femenino.

Hermosas palabras íntimas -eróticas es un término plural que nos concita espléndido- en homenaje a María Calcaño, Olga Luzardo, Lydda Franco Farías, Miyó Vestrini y, así marchando, voces exquisitas que también el público presente, actuando su rol de El «Público», lee en pantalla ad hoc.
Desde el balcón florecen versos y vuelan metáforas, muy bien procesadas por nuestros bienamados actantes, infinitos, entregados, hermosos y pluscuamperfectos voceros de la identidad del alma corpórea... El bocado del cardenal es servido por nuestra exquisita dramaturga Dianora Hernández, quien escribió La tarde de Amanda, una linda pieza breve que se ofrenda como si de escuchar Yo vengo a ofrecer mi corazón, de Rodolfo «Fito» Páez, se tratare. Esa es el alma, la esencia, de nuestro Teatro de la Concitación.

 

Primera presentación

La primera estación recorrida por el Club de la Concitación ocurrió en la plaza Baralt, bajo el nombre de Ágora Cómplice. En la tarde del Día Nacional del Teatro, el 28 de junio pasado, se escenificaron fragmentos de piezas escritas por dramaturgos venezolanos, con la presencia de la Banda de Conciertos Simón Bolívar, conducida por Lucidio Quintero.

 

La música es clave en este esfuerzo. Gabriel Torres, maestro del blues, abre cada sesión, concitado bajo la convicción de que es esa la forma musical más contigua con el teatro: una sonoridad telúrica que reúne amor, dolor, pasión, tragedia, dignidad, orgullo, resistencia y, mucha, mucha, belleza íntima. Para los miembros del Club Dramático, es la esencia musical inherente al teatro como ejercicio del corazón declarado en alerta sístole-diástole. Otros importantes músicos de la ciudad han intervenido en estas experiencias, como Gustavo Colina, Emmanuel Matos, Carlos Medrano, en una larga lista que incluyea instituciones como la Orquesta Sinfónica del Zulia y el aporte clave de la banda Pitch Project.

No son actores profesionales, pero vaya que, en cada entrega, estos artífices, integrados en otras organizaciones culturales de la ciudad, como el caso del grupo literario Bitácora de Fuego -con Mariela López y Emérita «Manona» Mercado a la cabeza-, el Movimiento de Estatuismode Maracaibo -cooordinado por Dulce María Rojas e Irán Méndez- y, en síntesis, una fórmula para entusiasmar, entusiasmando, a una ciudad que, con todo y su profunda crisis, encuentra pasión, sentido y representación en estas experiencias de su Club Dramático, verbo y gracia, el Teatro de la Concitación.

Respaldo

El Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez auspicia y hospeda el proyecto Teatro de la Concitación, una secuencia de experiencias estéticas que intentan, a partir de un «megataller extendido», propiciar la convergencia de factores que conlleven a una aproximación cabal a la experiencia sensorial integral de las bellas artes.


El presente reportaje pertenece a la sexta edición de la revista cultural Tinta Libre, publicada el 30 de septiembre de 2016.

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