El diario plural del Zulia

Greisly se fue a aventurar y regresó en un ataúd

Greisly Orianna Reyes González, de 18 años, decidió aventurar. Hace 20 días partió hacia Colombia, donde se enamoró a primera vista de Rafael Eduardo Molinares Daza, de 20 años. Ese amor le costó la vida, pues Grey Esther Acosta Pérez (29 años), expareja de su novio, la mató a puñaladas el pasado domingo, en Valledupar. La joven regresó a Maracaibo, su tierra natal, en un ataúd, el miércoles a las 12:00 del mediodía, junto a su madre Doris González.

La progenitora ya no tiene lágrimas que derramar. Asegura que se le agotaron, al igual que las fuerzas. Frente al féretro de su hija, de 18 años, apostado en la sala de su hogar, número 7-60, en la avenida 8 con 1R del barrio La Montañita, kilómetro 12 vía a La Concepción, relató su tragedia.

“El domingo a las 10:00 de la noche recibí la mala noticia. La madre de la amiga con quien se hospedó Greisly por tres días en Maicao me llamó para decirme que mi hija estaba herida”, recordó la mujer, de 39 años. Doris llena de angustia salió el lunes a las 3:00 de la mañana al hermano país. Allá, unos amigos la buscaron y la llevaron hasta el Hospital Rosario Pumarejo de López de Valledupar.

“Tenía la esperanza de verla con vida, pero no fue así. Me tocó verla pálida y fría, en la morgue”, dijo González. Contó que Greisly estando en Maicao conoció a Liseth, quien la invitó a conocer el famoso Río Hurtado, en Valledupar, donde se enamoró de Rafael, cooperador de la policía.

La visita se extendió por 17 días. En ese tiempo Reyes González decidió irse a vivir con su novio, en la carrera 27 con calle 33 del barrio El Prado. “Estaban tan felices que se iban a venir juntos a Venezuela a casarse”, indicó la madre de la bachiller.

Hace tres meses Rafael habría terminado con su exnovia Grey Esther después de seis meses de relación. Ambos se conocieron en Bogotá y siguieron el noviazgo por internet. Este no funcionó y Molinares cortó el noviazgo, pero ella no lo aceptó. En vista de eso él le reveló que estaba saliendo con su “monita”, como le decía cariñosamente a Greisly. “Él la trataba como una reina. Todo lo que ella quería él se lo daba”, expresó la madre de la víctima.

Acosta Pérez, renuente a perderlo, fue hasta Valledupar a buscarlo, pues este ya no le contestaba los mensajes ni llamadas. El domingo en la mañana lo buscó en su residencia y engañado lo llevó hasta el parque de enfrente para que hablaran. Tras una discusión la dama de 29 años, fue hasta la vivienda. Agarró a la fuerza a la marabina, le cortó el cabello con una navaja, que luego le clavó en un glúteo y después en un seno. Este último le provocó la muerte.

Para la familia de Greisly su muerte ha sido un golpe inesperado. El miércoles, más de 60 personas lloraban su pérdida a las afueras de su vivienda, de fachada amarilla y techo de zinc. Como una jovencita soñadora, alegre, coqueta, honesta, amiga y bondadosa la describieron sus conocidos. “Ella era intachable. Desde pequeña estábamos juntas. Ella nunca peleaba, solo ignoraba. Era muy ingenua y quizás por eso le pasó esto”, señaló Loraine Ferrer, amiga.

Con la voz quebrantada Carmen Pineda recordó lo consentidora que es con sus nietos. “Yo a Greisly la adoraba, de mis 14 nietos era las más cariñosas y no sabía qué era la maldad. Para mí era una muñeca en una caja. No sé que decir. La mataron injustamente. Fue a volar y voló mal”, apuntó llorando la abuela de Greisly.

Sus hermanos están devastados, sobre todo el adolescente de 16 años, a quien tuvieron que sacarlo a distraerse, pues como era tan cercano a su hermana entró en estado de shock.

“Justicia es lo que pido. Cuando vi a esa mujer que asesinó a mi hija en persona, solo sentí ganas de matarla con mis manos. Aceptó su culpa y por eso le bajaron la pena y no es justo. Ella debe quedar encerrada de por vida porque mató a un ángel, no a un animalito”, sentenció Doris.

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