El diario plural del Zulia

Bitcoin, la moneda que funciona en paralelo al bolívar

Por no tener una norma que la rija, el BCV no las acepta. Autoridades están detrás de “mineros” e inversionistas desde enero de este año

Hoy, domingo 3 de septiembre, José Andrés tiene en su bolsillo un bitcoin: Es decir, 4 mil 800 dólares.

Lo ganó sin esfuerzo. El día que lo acumuló ni siquiera se levantó de su cama. No despertó, no desayunó ni se preparó para ir a una oficina. Tan solo esperó que los mineros de las granjas en donde tiene una máquina especial —antminer— le pasaran el reporte diario.

Un bitcoin es una moneda electrónica tan real que es posible hacer transacciones con ella y cambiarla a dólares, euros, pesos, bolívares o yenes.

Sí, así.

En 2009, el japonés Satoshi Nakamoto diseñó un sistema monetario que hoy es la esperanza de jóvenes venezolanos como José Andrés y de miles de personas en el mundo.

José Andrés se estudió desde la “a” hasta la “z” el funcionamiento de este sistema. Con seguridad y garantía, explica:

Se trata de una moneda electrónica libre y descentralizada basada en el intercambio de información mediante redes P2P.

El economista Alberto Castellano explica que se trata de una moneda muy flexible, por tanto genera posibilidades rápidas de pago y de inversión.

No hay un ente central que lo regule; no hay un Banco Central (BVC) que lo limite.

—No necesariamente debe haber una emisión en físico (billetes, monedas). La dinámica de esta moneda se hace por intermedio de la oferta y la demanda. La regulación viene dada por el mismo sistema— argumenta.

Pero lo peligroso de este asunto es que por ser tan libre puede usarse para alimentar economías subterráneas: Narcotráfico y lavado de dinero. José Andrés tiene claro este aspecto. Sabe que una persona que se dedica a cometer estos delitos ve en las granjas “mineras” que producen bitcoins la justificación de tanto dinero.

—Voy a vender el carro y a pedir un préstamo en el banco para comprar una máquina de estas. Cuestan cuatro mil dólares. Me asociaré con un amigo— manifiesta convencido.

Paralelo al bolívar

El economista Emanuel Borguccy pone este asunto en términos más claros: Es una moneda que existe en términos de cargos y abonos electrónicos.

Con cada microdécima de bitcoin —denominada “satoshi”, en honor a su creador— se abre un sinfín de posibilidades de tener un comercio o medio de pago seguro, aunque se trate de un objeto virtual, pues cumple, de cierta manera, las propiedades que tiene el dinero tangible.

—Pero sí existe, existe y tiene un valor— resalta el experto. En 2009, el valor de un bitcoin era de 3 mil dólares. Hoy, con el auge de esta criptomoneda usada en China, Colombia, México y Venezuela, entre otros países, una de estas equivale a 4 mil 800 dólares.

José Andrés explica que la manera de generación de esta criptomoneda se basa en sistemas de cómputos secretos que la antminer trata de descifrar. Esta máquina que trabaja con una tarjeta de video solo puede crear 36 mil “satoshis” al día. Para tener un bitcoin en el bolsillo, como el que tiene hoy 3 de septiembre José Andrés, son necesarios 100 mil “satoshis”.

Un cálculo matemático sencillo da una idea de cuántas antminer se necesitan para generar un bit en un día: 2 mil 777.

—La gran ventaja es que este tiene un poder de intermediación más amplio que otras monedas que tienen su convertibildiad limitada— salva.

Por ejemplo, el bolívar.

El bolívar tiene su convertibilidad restringida. Entonces, las empresas que tienen necesidades de liquidez, de fondo, de recursos para financiar nuevas actividades, no pueden hacerlo con el bolívar ni con el resto de las monedas comunes.

Por eso surge esta otra alternativa: Para levantar la liquidez y recursos para invertir. Y, en el caso de las personas naturales, evitar que su patrimonio pierda valor.

Alberto Castellano complementa esta información al asegurar que en términos de poder adquisitivo nacional e internacional, esta es una moneda viable. Aparentemente, resolvería aprietos financieros.

La realidad es que en otros países ya se usa el bitcoin— afirma. José Andrés lo secunda.

—En Colombia ya se le puede pagar a los taxistas con bit— declara entusiasmado.

Sin embargo, hay que tener cuidado: Aquí esta opción no es legal. Desde enero, el Cuerpo de Investigaciones Penales, Científicas y Criminalísticas (Cicpc) está detrás de “mineros” e inversionistas.

En Caracas y Valencia ya se sentaron los primeros precedentes: Entre ambos estados, aprehendieron a seis personas a principios de año. Operaban gracias a redes internacionales.

El delito imputado es legitimación de capital, delitos informáticos, financiamiento al terrorismo, hurto electrónico y fraude cambiario a través de la producción del bit virtual en diversas partes del país. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones establece, en el artículo 6 de la Ley especial contra los delitos informáticos, que “toda persona que sin la debida autorización (...) acceda, intercepte, interfiera o use un sistema que utilice tecnologías de información será penado con prisión de uno a cinco años y multa de diez a cincuenta unidades tributarias”.

Pero José Andrés se arriesgará. Comprometerá todo su patrimonio; confía en la estabilidad de esta moneda porque el bitcoin nunca baja, siempre sube.

El BCV no es amigo del bit. Hay un reglamento general y normas punibles por la realización de transacciones en divisas. Eso se castiga: Usted no puede, así el bolívar se esté cayendo a pedazos, usar dólares, euros, yenes o bitcoins para pagar bienes y servicios.

Los grandes bancos mundiales son muy conservadores.

Aún así, lo cierto es que son operaciones de confianza. Privadas: Implica secreto en las transacciones.

Pero no cualquiera entra al club.

 

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