El diario plural del Zulia

Editorial: ¿Justicia transicional o transaccional?

Es vital que no confundamos la justicia transicional con justicia transaccional. La justicia no se negocia para exonerar todos los actos delictivos.

Si Venezuela cambia el 28 de julio, el Gobierno de la transición no podrá esperar ni un minuto en comenzar la reconstrucción del Estado de Derecho.

No hay ni un segundo que perder.

El modelo de Miraflores se encargó de su destrucción y, amparado en el poder, torció todo cuanto podía. Arrodilló el espíritu de los Derechos Humanos, la libertad de expresión y enalteció la corrupción.

Se oye comentar al ciudadano en la plaza, en la calle, en los hogares, se oye a los líderes políticos sobre la necesidad de justicia.

Para el Gobierno de Maduro la justicia está bien como está.

En la oposición se habla de la justicia transicional.

Pero, ¡cuidado!, en esa reconstrucción del Estado de Derecho, que iniciaría tras el 28 de julio, no deben figurar los perdones absolutos.

Es vital que no confundamos la justicia transicional de la justicia transaccional. En la transicional no solo se debe trabajar en el tema de la justicia sino en el modelo de la democracia transicional; pero en ningún escenario debe haber una justicia transaccional. La justicia no se negocia para exonerar todos los actos delictivos.

Como darle salida a los destructores de una nación y a sus cómplices para que ellos y sus siguientes generaciones, vivan ostentosamente en cualquier parte del mundo sin manchas de sangre o cuentas bancarias enormes producto del saqueo más voraz que haya ocurrido en el país. ¿Puede permitirse una justicia de transición de ese tipo acaso?

Hay quienes confirman que ya hay negociaciones de facciones del gobierno para cooperar en la transición. Hay otros muchos que lo niegan, pero el término, es innegable, está en el aire…Justicia transicional.

Y en efecto es una herramienta lógica y efectiva para emprender una transición. Los ejemplos están. Colombia, en su interminable guerra contra las narcoguerrillas, ha usado el instrumento para desmovilizar, evidentemente con éxitos y fracasos, y claro está, con polémica.

Se empleó en España, Argentina, Chile…En Venezuela podemos recordar la pacificación impulsada por Caldera para bajar a la guerrilla de los cerros, pero la administración de justicia en el mañana no la va a tener fácil. Los delitos cometidos por el Gobierno venezolano, no son, ni de cerca, del mismo calibre que los cometidos en otros países donde se empleó el instrumento de la “Justicia transicional”.

Cada uno de esos países la usó con sus propios mecanismos, pero todos bajo un argumentario basado en la justicia, la verdad y la reparación a las víctimas.

No hay otra forma de hacerlo.

Y Venezuela debe emplear esas tres bases para que toda una nación, la que está dentro, y la que está fuera, pueda, realmente caminar al futuro.

Hay que exorcizar todos los demonios que llamen a la venganza, y para eso está la justicia.

Vaya que hay sed.

Todo un pueblo sometido a la indignidad por un un cuarto de siglo, aplastado por violaciones continuas de sus derechos, viendo morir a sus jóvenes en las calles por clamar democracia y justicia en 2014 y 2017, el mismo que ha visto a las familias fracturarse para sobrevivir fuera de su tierra, al que le quita el sueño el apagón de turno o el no tener agua, el que tiene el peor sueldo, el que ha visto en primera fila como destruyeron la educación, la salud, el que está viendo cómo las mafias respaldadas por el Gobierno destruyen sus recursos naturales con la minería ilegal, el que padece día a día por la corrupción de esos.

El mismo pueblo que vio cómo, desde el poder, atropellaron a Franklin Brito que luchó valientemente por sus tierras, y terminó muriendo con 49 años bajo el control del Gobierno, ¿quién paga por su muerte?

¿Quién paga por los tiros de gracia con que ejecutaron a Oscar Pérez y su grupo de rebeldes cuando estos ya se habían rendido? ¿Tuvo el General Baduel justicia?

Hay que calmar la sed de la revancha, que ya hemos visto en la historia, puede ser violenta e incontrolable cuando el hombre se vuelve masa. Hay que dar de beber justicia, firme y reparadora, sin que impere el odio ni dar lugar para sembrar resentimientos.

Hay juristas de alto calibre dentro y fuera de Venezuela trabajando en ello, Constitucionalistas y Penalistas que no descansan, porque saben que no queda tiempo, los que están dando la cara en la Corte Penal internacional, en Bruselas, en Washington, en Naciones Unidas.

Así pues, recordamos que, como medio de comunicación tenemos una responsabilidad de informar verazmente sobre todo aquello que importa a los venezolanos. Estaremos muy atentos también, como lo estarán todos los medios independientes del país y también los de fuera, para auscultar y contrastar el alcance que esa justicia transicional llegaría a tener.

Los ciudadanos, esperamos, también harán lo suyo.

Y entre todos, los que amamos a este país, haremos que nuevamente vuelva a imperar la dama ciega.

 

Carlos Alaimo

Presidente Editor de Versión Final

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