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Riesgo sanitario le quita el sueño a los estudiantes de graduarse en el Aula Magna de la UCV

El Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela lleva 900 días cerrada por la proliferación de hongos y polillas en el recinto. El lugar alcanzó un nivel de humedad de 75 %, lo que ocasionó un problema sanitario complejo. Los trabajos de desinfección comenzaron hace dos meses y aún no se culminan

Luego de ocho años de estudios universitarios Michelle terminó su carrera de Medicina en el peor momento para el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV). La egresada siempre esperó caminar con toga y birrete bajo las imponentes Nubes de Calder, pero no pudo hacerlo porque, debido a una situación sanitaria compleja, el aula cerró sus puertas al público.

El Aula Magna de la UCV fue diseñada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, junto a la plaza cubierta. Este complejo cultural fue declarado patrimonio mundial de la humanidad en el año 2000 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Fue inaugurada el 2 de marzo de 1954 y, a la fecha, la estructura tiene 68 años, reseñó el portal Crónica Uno.

El aula tiene 900 días cerrada. Trina Medina, directora de Cultura de la UCV, relató la situación que llevó al Aula Magna a un problema sanitario peligroso para cualquier persona.

Los problemas iniciaron antes de la pandemia por Covid-19 cuando, tras varias fallas, el transformador que suministraba electricidad al complejo cultural se dañó por completo. El lugar estuvo sin luz al menos tres meses y el confinamiento limitó el poder de resolución en ese momento.

Se tenía un transformador, pero el conector no era compatible, lo que retrasó aún más el proceso. Así se abrieran las puertas del Aula, esta permanecía a oscuras por su gran tamaño.

En penumbras, el nivel de humedad alcanzó 75 %, lo que hizo que proliferaran hongos y polillas.

Se continuó con la búsqueda de soluciones y surgió la alianza con la Facultad de Ingeniería Eléctrica, para intentar solventar el inconveniente. Incluso participaron estudiantes, profesores y expertos de la Universidad Simón Bolívar (USB). 

Habían pasado cerca de 400 días cuando los expertos lograron reconectar el transformador. Restaurada la iluminación, se pudo observar que había una serie de manchas por todo el complejo, además de un olor a humedad muy fuerte y penetrante. 

“La madera parecía gomaespuma porque ya se había vuelto celuloide”, dijo Medina.

Un hongo grado dos 

Pocos conocen tanto el Complejo Cultural como Isaac Muñoz, quien es jubilado, pero aún sigue apoyando en los trabajos que se realizan en el lugar. La UCV ha sido su casa durante muchos años. Empezó a trabajar en el Aula Magna desde muy joven y se encargó siempre de la iluminación. Ahora ayuda en todo lo que le sea posible.

Dentro del Complejo Cultural hay obras invaluables, entre ellas una consola que es un duplicado de un órgano de iluminación que se creó en Inglaterra por Strand Electric, según señaló Isaac con admiración.

Esta consola adoptó el teclado de un órgano para que al hacer diferentes combinaciones fuera posible tener un espectáculo de luces completo. Isaac explicó que solo hay unas cuentas en el mundo y una de ellas sigue en la UCV.

Sé que ofrecieron mucho dinero por ella hace años, incluso reparar el Complejo, pero la Dirección se mantuvo firme y dijo que no. Esta consola fue hecha para el Aula Magna”, expresó Isaac.

El Complejo Cultural de la UCV está conformado por una galería, el Aula Magna, la Sala de Conciertos y la plaza cubierta. Por todo este complejo se comenzaron a observar esporas de hongos y en ese momento las autoridades alertaron al Consejo Universitario, comentó José Romero, secretario general de la Federación de Centros Universitarios (FCU-UCV).

La madera de algunas de esas obras invaluables dentro del complejo se vio afectada por el hongo que proliferó de manera rápida", señaló Romero.

Medina explicó que se realizó un estudio por petición de la Dirección de Cultura, pero no se pudo acceder a los resultados en primera instancia. Más adelante obtuvieron la información de que el hongo que habitaba en el aula estaba más arriba del promedio seguro establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Los expertos que hicieron el informe catalogaron a los hongos del uno al cuatro, y el que estaba en el Aula Magna se clasificó en la categoría dos. La directora de Cultura añadió que la bióloga encargada mencionó que el hongo era de un grado bajo, pero de igual manera significaba un riesgo para la salud, especialmente para las personas inmunosuprimidas y con asma. 

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