El diario plural del Zulia

Marabinos rebuscan el efectivo con la venta de materiales reciclables

De 500 a 3.000 bolívares en billetes se venden los artículos de vidrio, plástico y cartón. Deshacerse de estos bienes quedó atrás, las personas los recolectan para obtener un ingreso

Encontrar el tesoro perdido del efectivo resulta una batalla que muchos marabinos no pueden librar. Sin disponibilidad del papel moneda en los sistemas bancarios tradicionales y lo inalcanzable de pagar hasta el 400 % de su valor a algún usurero, las personas deben ingeniárselas para captar el bien tan preciado.

Consuelo Pimentel, de 50 años de edad, camina por las calles del Barrio Raúl Leoni en busca de botellas de vidrio. Lleva con ella un carrito de compras, donde guarda todos los envases de licor que encuentra.

Por cada frasco de 1 o 1.5 litros que Consuelo recolecta le pagan 3.500 bolívares en billetes. En un día, la jubilada reúne hasta 80 unidades con tres recorridos que hace. También depende del día, los fines de semana es cuando suele hallar mayores cantidades de botellas de licor vacía.

Aunque por años los marabinos estuvieron alejados de una cultura de reciclaje, hoy los materiales de desecho sólidos lucen como un ingreso para algunos. Pese a que es una práctica vieja, con origen en el vertedero municipal por personas de bajos recursos, hoy la separación de vidrio, cartón, plástico y papel se hace desde el seno de los hogares.

“La mayoría de las botellas me las regalan en un negocio que está cerca de mi casa, el resto las encuentro tiradas por ahí en cualquier acera”, comenta Consuelo, quien vive con su hija y su nieto en una modesta casa ubicada en la calle 69 del Barrio Raúl Leoni.

Ideas en crisis

Los envases de plástico de refresco también se intercambian por billetes. A Rosaura Vidal, de 64 años, le ofrecieron 3.000 bolívares por cada envase transparente que tuviera. La oferta, por tratarse del papel moneda, fue tan atractiva que, en tan solo un día, el ama de casa consiguió 20 envases.

Con el dinero, producto del nuevo negocio que hacía, la madre de tres hijos compró algunos plátanos para revenderlos. Las ganancias le permitieron adquirir otros alimentos como arroz, azúcar y queso, y facilitarle los pasajes para el transporte público a su hija menor, quien se mueve de su casa, ubicada en La Macandona, hasta la Facultad de Medicina de LUZ.

Desde el punto de vista de la psicología social, el profesor universitario, Gabriel Reyes, considera que cualquier iniciativa que se produzca en medio de la coyuntura económica, social y política va a generar seguidores que copien las distintas formas de subsistir.

Estamos ante una situación donde no existe un precedente en nuestra historia que señale la crisis de esta magnitud, por ello los venezolanos se ven en la obligación de diversificar sus ingresos mediante la venta de desechos sólidos clasificados”, expresa Reyes.

El experto resalta que, además de la necesidad de las personas por conseguir los billetes, existe un interés por parte de las empresas que compran estos materiales, dada la ausencia de materia prima para su fabricación y el valor dolarizado que dificulta su importación.

Culturalmente por un estado de necesidad esto pueda ser perdurable en el tiempo, cuando algún día la crisis sea superada. Lo que nace como producto de la crisis queda como consecuencia de la misma. Si la práctica se mantiene, ojalá que dentro de unos años continúe con una enseñanza positiva”, destaca.

Sin destino fijo

Las botellas de plástico van directamente a las empresas envasadoras de refresco o a quienes utilizan los recipientes para la venta de detergentes, mientras que las de vidrio son pagadas por las personas que se dedican a la venta de bebidas artesanales o por las mismas distribuidoras de licor en la ciudad.

Josefina Rodríguez compra los frascos de mayonesa a 500 bolívares para envasar sus dulces de cajuil. La mujer de 69 años, conocida por las preparaciones de postres caseros, vende los productos de 500 gramos a 600 mil bolívares en efectivo.

Por mi casa todo el mundo sabe que a eso me dedico y, como necesitan efectivo me traen los potes de mayonesa que no los necesitan. Yo se los compro y salimos beneficiados los dos”, precisa la abuela desde su hogar ubicado en la urbanización La Victoria.

Lo que antes se desechaba hoy no se deja ni llegar a las bolsas de basura. Las botellas de vidrio y plástico se convirtieron en el desahogo de muchas familias. La lucha por el efectivo aprieta y sobreviven solo quienes ven en la escasez una oportunidad.

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