Presidente de Consejo Europeo denuncia hipocresía del G20 en crisis migratoria
Donald Tusk declaró en rueda de prensa durante la cumbre del G20, en Hamburgo, que se necesita más fuerza a nivel internacional para quebrar el tráfico de migrantes
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, denunció el viernes la hipocresía y el cinismo de algunos países del G20 en la lucha contra el tráfico de migrantes, aunque sin nombrarlos.
"Necesitamos más esfuerzos a nivel internacional para quebrar el modelo económico del tráfico de migrantes", declaró en una conferencia de prensa durante la cumbre del G20 en Hamburgo (norte de Alemania), evocando en particular la ruta migratoria que pasa por Libia y que mantiene bajo presión a Italia y al conjunto de Europa.
"Es por ello que voy a proponer a todos los líderes del G20 trabajar sobre sanciones selectivas de Naciones Unidas contra los traficantes", agregó Tusk, que coordina dentro de la UE los trabajos de los 28 miembros del bloque.
"Es lo mínimo que podemos hacer a nivel mundial, debo decir que no tenemos apoyo, incluso para este mínimo. Si no lo logramos, será la triste prueba de la hipocresía de algunos miembros del G20", dijo, sin citar ningún país.
Su entorno tampoco mencionó ningún país.
"Debemos intentar convencer a nuestros socios de que sean más activos, más positivos, menos cínicos y más determinados a la hora de cooperar en nuestro combate común contra los traficantes y todos los tráficos en Libia".
Los socios de Italia en la UE reconocieron las situación de urgencia de ese país, desbordado por la llegada de miles de migrantes a sus costas.
Cerca de 100.000 migrantes llegaron a Europa desde enero por vía marítima, de los cuales 85.000 desembarcaron en Italia, según las últimas cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La semana pasada, Italia amenazó con vetar la entrada a sus puertos a los barcos extranjeros que transporten migrantes rescatados en el Mediterráneo y llamó a sus socios a aportar una "contribución concreta".
La mayoría de los migrantes que llegan a Italia no son demandantes de asilo, sino migrantes económicos procedentes, en su mayoría, de Nigeria, Bangladés, Guinea, Costa de Marfil y Gambia. Casi todos intentan cruzar el Mediterráneo partiendo de las costas de Libia, país sumido en el caos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011.
