El diario plural del Zulia

Galanes bajo la sombra del sueño americano

Sus rostros se convirtieron en el sueño de muchas mujeres que a diario suspiraban frente a la pantalla del televisor. Sus nombres, reconocidos en cada rincón del país, son sinónimo de respeto y de aprobación gracias a sus actuaciones. Los galanes de las telenovelas venezolanas son, sin duda, el símbolo de hombre perfecto, sobrehumano, que siempre sonríe al final de la historia.

Pero no todo es color de rosa, y menos en los últimos años y ante la crisis económica que vive Venezuela. La falta de producción de dramáticos ha hecho que actrices, actores y otros profesionales ligados a la televisión emigren en busca de oportunidades.

Ese es también el caso de muchos de los protagonistas de telenovelas más cotizados y reconocidos del país, que han tenido que mudarse al exterior para ganarse la vida, aunque no sea dedicándose a su profesión. Dejan a un lado la fama para convertirse en lo que realmente son, un ser humano común que desempeña labores como mesonero o taxista para llevar el sustento a su mesa.

Guillermo García, protagonista de la película ganadora del premio Goya Azul y no tan rosa, se resuelve repartiendo pizzas en el país del llamado sueño americano. También está Ricardo Alamo, protagonista de exitosas telenovelas como Juana la virgen, Mis tres hermanas, La mujer perfecta y Válgame Dios, quien hizo público hace poco, que además de algunos proyectos de producción que realiza, trabaja como taxista en los Estados Unidos para poder ganar más dinero y cubrir sus gastos y los de su familia.

“Este es mi perfil de UBER, para el que no lo conozca es un servicio de Taxis. Estamos afuera, echándole bolas a lo que sea. Sudándonos el c... día y noche… hablo en nombre de todos los venezolanos honrados que están en la misma situación”, escribió el actor en su cuenta en Instagram, luego de que la animadora Annarella Bono criticara en televisión nacional a quienes han emigrado del país. 

A contra vía

Leonardo Padrón, uno de los escritores de telenovelas más destacados del país, explicó que esta es la realidad que están viviendo los venezolanos que están fuera del país. “Esto le está pasando a muchos profesionales: doctores, ingenieros, abogados. Muchos han emigrado para buscar una segunda oportunidad de vida y es sin duda un esfuerzo a contra vía”.

Dijo que la naturaleza de la industria del espectáculo y un mercado rebozado por la demanda, hacen que las oportunidades se reduzcan y que hasta las estrellas que más brillan en Venezuela, deban buscar vías diferentes para sostenerse económicamente, aunque con ello su carrera como actor quede en la sombra.

“En este país la industria del espectáculo se derrumbó cuando la televisión perdió carácter competitivo. Todo comenzó con el cierre de RCTV, ese fue el primer balazo mortal. Se estrecharon los campos de trabajo y después vino la ley Resorte (Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión). Fuimos la vanguardia en el mundo del entretenimiento y nos quedamos rezagados”. 

Sin proyección

Gracias a la fuerza que tuvieron los canales nacionales desde los años 60, principalmente Venevisión y RCTV, la industria dramática venezolana fue una de las más importantes de América Latina, lo que también contribuyó a la promoción y reconocimiento de los artistas criollos fuera de las fronteras. Es esa falta de fuerza y de creación la que hoy le quita talla a los actores de las nuevas generaciones, que no son proyectados a fuera.

Hasta hace unos años los canales no solo empleaban al talento nacional , sino que recibían a actores extranjeros para que formaran parte de los proyectos, como sucedió con Mi gorda bella, que fue protagonizada por el colombiano Juan Pablo Raba junto a Natalia Streignard (2002). Eso es casi imposible hoy.

El productor y director de la pieza Venezolanos desesperados, Daniel Ferrer Cubillán, se expresó sobre este tema a través de su Instagram. Explicó que el venezolano ve a sus artistas “a través del cristal de la perfección”, sin necesidades, lo que para él está lejos de la realidad.

“Nuestros artistas congelaron sus egos y ahora dividen sus tiempos entre los casting y trabajos diversos que les ayuden a cubrir alquiler, carro, gasolina y comida para empezar. Mil dólares suena a mucho dinero en Venezuela, pero en Estados Unidos es casi imposible vivir con esa cantidad”. Defendió a Álamo de las críticas por trabajar como taxista. “Es un empresario y director, pero antes de todas esas profesiones, es un hermano venezolano, es un padre que necesita buscar el sustento de su familia”.

También son muchos los actores nacionales que han logrado conseguir espacios en los canales del exterior luego de irse del país huyendo a la crisis, como Daniel Elbitar, que estrenó esta semana la Serie Guerra de ídolos, de la que es protagonista.

 

 

 

 

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