El diario plural del Zulia

Maracaibo celebra un Día de las Madres atípico

Un almuerzo familiar en casa fue el plan de Carmen Benítez para celebrar su día en compañía de sus dos hijos de 24 y 26 años y su nieto, de 1 año. En oportunidades anteriores, las salidas al centro comercial Galerías Mall, o hacia algún restaurante eran la opción principal.

“Vamos a preparar algo para que podamos comer todos”. Esa fue su expresión luego de escuchar el Evangelio en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

El templo estaba decorado con telas celestes y blancas; colores representativos de la Virgen María, madre de la comunidad católica.

Alizabeth Becerra coincidió con el testimonio de Benítez. Pasó la tarde junto a su familia en el parque Vereda del Lago. Comentó que la reunión fue “de trajes”, debido a que cada integrante aportó lo necesario para adquirir los ingredientes con los cuales prepararon el pasticho que degustaron durante las horas del desayuno y del almuerzo.

“Anteriormente nos reuníamos en la casa de una vecina, la señora Ida Portillo, para compartir los alimentos con miembros de la comunidad; pero este año no pudimos hacerlo debido a la situación económica”, comentó.

Para la señora Ida, sin embargo, lo más importante es compartir con sus seres queridos. “Esa es la verdadera felicidad”.

Yuliza Torres, residente en la Circunvalación 2, refirió que desayunó fuera de su casa junto a sus tres hijos de 15, 17 y 6 años. No obstante, el almuerzo se efectuaría en su hogar.

“En años anteriores también almorzábamos fuera. Este año solo salimos para el desayuno y antes fuimos a misa”. 

Cementerios llenos

Durante la mañana de este domingo se observaron colas de vehículos en las adyacencias de los panteones.

Este Día de las Madres, Alisia Bohórquez acudió al cementerio Sagrado Corazón de Jesús a visitar el sepulcro de su madre; quien falleció el pasado 28 de junio.

Hace apenas unos meses, ajenos al lugar intentaron ultrajar la tumba de su progenitora. Poco después del sepelio, Bohórquez tuvo que invertir en sellar la bóveda. Gastó 10 mil bolívares.

“Es muy deprimente venir y conseguir así al cementerio”, comenta. El ama de casa estuvo acompañada por su esposo y sus seis hermanos. Compró un ramo de ores y velas para disponerlas donde reposa su madre. Luego compartiría en su casa junto a sus seis hijos.

No es un caso aislado. Eleida Bencomo llevó cemento al camposanto para cubrir las grietas de la tumba de su madre. El saco de cemento le costó 13 mil bolívares. Un kilo de este material fue suficiente para que la mujer colocara manos a la obra y trabajara ella misma en la restauración.

Además llevó pintura celeste para acondicionar la construcción de cemento. Al salir del cementerio, el plan sería reunirse con sus tres hermanas y su sobrino para almorzar. “Cada quien llevará su pasapalo”, manifestó.

María Márquez ejecutó una acción similar: compró mil bolívares de cemento y llevó de su casa arena y agua para cubrir la abertura que se notaba en el sitio de descanso de su madre. En medio de la decepción por el hecho, añadió que al finalizar la tarde compartiría con sus hijas y sus dos nietos.

 

 

 

 

 

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