El diario plural del Zulia

Diez familias a la intemperie esperan por la GMVV

La construcción de las viviendas no supera el 20 % de progreso. “Beneficiados” duermen y cocinan sin techo ni paredes terminadas

La cama y la cocina están a la intemperie. Sin techo y sin paredes que los protejan. Diez casas “en construcción” por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) desde hace tres, cuatro y hasta ocho años, albergan a la misma cantidad de familias, en condiciones inhumanas, en el barrio La Resistencia, en la parroquia Idelfonso Vásquez.

Tras derrumbar los ranchos y casas, solo levantaron el esqueleto de la construcción e hicieron el piso de cemento. Allí se paralizó la obra por falta de inversión.

“Vivimos muy mal. Tengo la cama afuera porque no cabe en la pieza que levantamos. Cuando llueve tengo que correr para adentro con el colchón para no mojarme”, cuenta Luis Casanova.

Su casa, donde vive con su esposa Margarita González, su hijo del mismo nombre y su nuera Herlín Finol, fue demolida en el 2012, pero comenzaron a trabajar en el terreno en el 2014. Luego de apenas unos meses ya no había material para la obra.

“En el consejo comunal solo nos dicen que el ingeniero se robó el dinero. Que no nos pueden responder por ahora o que debemos seguir esperando, pero vivimos muy mal, cuando antes teníamos nuestra casita por lo menos con un techo”, relata Casanova.

Nueve familias más viven en las mismas condiciones. Quienes tienen un techo seguro donde dormir es porque lo levantaron de su bolsillo progresivamente durante el tiempo de espera.

“Nos dejaron prácticamente en la calle, sin un hogar digno donde envejecer tranquilos. Si hubiese sabido que sería así no permito que me tumbaran la casa”, lamenta el patriarca de la familia Casanova González.

De la vista gorda

Hace cinco meses una supuesta comisión de la GMVV se trasladó hasta La Resistencia para evaluar el “progreso” de las viviendas, pero se encontraron con que no tenían ni siquiera el 20% de avance.

“Tomaron fotos y dijeron que volverían para emprender acciones pero aún los estamos esperando”, explica Hugo Acosta, dirigente comunal del sector.

Para Acosta, esta barriada es una de los más rezagadas ante los tres niveles gubernamentales, incluso desde su fundación hace 33 años. “Por aquí los ves en tiempos de campaña prometiendo, pero al final no cumplen ni vuelven”, recrimina.

Las 287 familias viven en su mayoría en viviendas construidas con latas, entre calles de arena, colapsadas por botes de agua y monte.

En las mismas condiciones que la familia Casanova González, sobrevive Carmen Rosa Villasmil con sus tres hijos. David Josué Martínez, de 14 años; Yuslexy Martínez, de 10 años y Delimar Villasmil, de apenas un año de edad.

Su vivienda apenas tiene algunas paredes levantadas por el padre de los menores. La casa anterior fue derrumbada hace ocho años y fue desde hace un año para acá que pudieron construir algunas paredes y el techo.

Aquí los mismos trabajadores que trajeron se robaron los materiales y nos dejaron la obra botada”, denuncia Carmen Rosa.

Los pequeños juegan a diario entre arena y paredes de cemento sin friso.

Claman ayuda

Los “beneficiados” por la GMVV aún guardan la esperanza de que la construcción de las casas continúe, por lo que exhortan a las autoridades correspondientes a visitar el sector y agilizar el proceso para que la obra sea retomada.

“Aquí seguimos a la espera a ver si hacen algo, pero es duro vivir así”, afirma la madre.

Ayuda para María Márquez

La señora María Márquez, de 60 años de edad, reside sola en el barrio La Resistencia, a pesar de su condición de discapacidad tras la amputación de su pierna izquierda.

No tiene cómo movilizarse y duerme en un viejo colchón que le produce daños en la espalda. Es diabética y no tiene tratamiento por no conseguir insulina.

Hay días donde no tiene qué comer y recibe ayuda de una vecina. María pide colaboración para una silla de ruedas y un colchón donde dormir más cómoda.

Para tenderle la mano comunicarse al número: 0261-211 32 79.

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