El diario plural del Zulia

El valor del entusiasmo

Si las acciones son orquestadas mediante un espíritu entusiasta será casi imposible que cualquier meta u objetivo propuesto no se cumpla

Muchas de las actividades que realizamos son conducidas por un importante componente; el entusiasmo. Ya no solo se tratará del incentivo de una retribución monetaria o la satisfacción por el reconocimiento de otros por esa labor que se orquestó bien. De seguro, el entusiasmo sea la clave para nunca aborrecer nuestro trabajo, para nunca flaquear, pues movidos por este importante valor, será todo un gusto y encontraremos agradable responder responsablemente con esa serie de actividades que realizamos día a día.

El entusiasmo nace desde lo más profundo del ser, desde el alma, en una simbiosis a veces hasta inconsciente sobre aquello que nos alegra de la vida y nos satisface realizar.

Para la psicología, una persona entusiasta presenta significativas muestras de motivación y optimismo. Alejandra Villalba, psicóloga y magíster en neuropsicología, describe el entusiasmo como el motor del comportamiento humano, pues manifiesta exaltación o ánimo que se produce por algo que gusta o es admirado: “Viendo el entusiasmo como herramienta social, sería como la manera en la que las personas de alguna u otra forma se esfuerzan por lograr una interacción o las metas propuestas”.

Si bien el entusiasmo es un elemento intrínseco que actúa como alimento fundamental para la acción individual, la persona entusiasta es capaz tanto de moverse en entusiasmo para ayudar a otros y también contagiarlo en una cadena de buenas acciones que impulsan cambios positivos en la sociedad.

Acciones transformadoras

El buen trato y la disposición en una labor social, como la realizada por los miembros de Emaús, hermandad abocada a la comunicación con Jesucristo para sanar almas a través de retiros espirituales y actividades de beneficencia, demuestran la buena energía que desprende una persona entusiasta o acciones semejantes.

Andreína Lozada es odontóloga y desde hace cuatro años participa activamente en cada uno de los encuentros de Emaús en Tovar, estado Mérida, uno de los 62 municipios que conforma la red alrededor del país. Para ella y su familia no existe la posición cómoda de mirar hacia otro lado e ignorar la dolencia ajena. “Participamos libremente visitando geriátricos, hospitales y cárceles. También hacemos potazos y cada Navidad celebramos ‘Una Mano Amiga’ para recolectar dinero, ropa y comida para las familias más necesitadas de Tovar”.

Iniciativas generosas como las realizadas por los feligreses de Emaús en distintos puntos del país o desde Maracaibo por medio de La Mesa de la Misericordia de la iglesia San Antonio María Claret, en la que más de 700 personas en situación de calle reciben almuerzos y atención médica, representan ejemplos innegables de un poderoso ambiente entusiasta para Olivia Isea, trabajadora social, orientadora y profesora. “Es casi imposible que hagas algo con entusiasmo y te salga mal, porque tú traes esa buena energía, y esa misma energía puede transmitirse a otras personas”.

Siempre como mística de trabajo, el entusiasmo se puede experimentar de varias maneras: se manifiesta con un estupendo rendimiento y respuesta en cualquier ocupación; sea la docencia, la atención al cliente en una empresa, en el área de la salud, de la limpieza, o desde el papel de la gerencia: “Cuando una persona desea lograr algo en cualquiera de los ámbitos de su vida, existe una persistencia en realizar distintos pasos o acciones hasta lograrlo, ese es el entusiasmo”, explica Villalba.

Mantener la pasión

El entusiasmo que vive en cada uno de nosotros a veces sufre altibajos durante el largo camino de la vida, pues el ser humano, por su misma condición humana, algunas veces pierde el entusiasmo por circunstancias que atentan contra su voluntad: “Dependerá mucho de cómo la persona maneje la frustración y los distintos obstáculos que se le presenten”, afirma Villalba.

Tras más de 30 años de carrera, Gloria Fuenmayor, lingüista y profesora universitaria de la Universidad del Zulia (LUZ), vive su entusiasmo al máximo al continuar impartiendo clases con excelente disposición, pasión y agrado a pesar del golpeado estado salarial del gremio docente en Venezuela. “Nosotros seguimos aquí, porque amamos lo que hacemos y no queremos que desaparezcan oportunidades académicas como la maestría en Lingüística y Enseñanza del Lenguaje, por ejemplo”.

Filosofía entusiasta

“Si en este país todos hiciéramos las cosas con entusiasmo, imagina cómo sería”, asevera Isea con una seguridad innegable, totalmente convencida de que el entusiasmo es lo que nos lleva a hacer las cosas bien hechas: “Porque te sientes bien con eso que haces y te gusta”.

Afirmaba Dada Vaswani, líder espiritual hindú, que el entusiasmo es el mayor bien que podemos poseer, porque nos puede llevar más lejos que el dinero, el poder o la influencia.

En la medida que cada uno de los integrantes de una sociedad se enfrenten a la vida enfundados en entusiasmo, repercutirá de forma positiva en el colectivo. Seamos entusiastas, descubramos qué es aquello que nos hace feliz. Una vez seamos conscientes de ello, podremos desarrollarnos en una sociedad más armoniosa y vivir una vida más satisfactoria.

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