El diario plural del Zulia

Paul Auster dice que le enferma ver cómo Trump alienta la división racial

El escritor presentó este lunes su nueva novela "4 3 2 1"

A Paul Auster le "enferma" ver cómo la Administración estadounidense "alienta la división racial" al hablar "directamente" a una parte de la población muy extrema y con un presidente, Donald Trump, al que considera un "maníaco psicópata", una situación que le hace sentirse "miserable y frustrado".

Así de directo se mostró Paul Auster en Madrid, donde este lunes presentó su nueva novela, "4 3 2 1", editada en Latinoamérica por Seix Barral, una historia de "desarrollo humano" en la que explora el poder del destino a través de Archie Ferguson, con el que el autor comparte el haber nacido en 1947 en Nueva Jersey, y ante el que se abrirán cuatro posibles vidas.

La novela transcurre desde los años cincuenta a principios de los setenta del siglo XX con temas como las revueltas por los derechos civiles y el racismo como trasfondo, un asunto que ha vuelto a saltar a la actualidad con los sucesos racistas de Charlottesville y que Auster considera "muy preocupante", señalo en una entrevista con Efe.

"Históricamente, Estados Unidos no ha afrontado la cuestión de la esclavitud", explicó el autor, Premio Príncipe Asturias de las Letras, que pone como ejemplo el hecho de que en su país no exista un museo sobre la esclavitud.

"La nueva Administración está alentando la división racial. Está aprobando una especie de fanatismo racial y está hablando directamente con una parte de Estados Unidos muy extrema, que es muy peligrosa. Nunca he visto nada parecido", advirtió el escritor.

Pero Auster no culpa a Donald Trump "de ser el maniaco psicópata que es", indicó en una rueda de prensa, en la que confesó que reza para que no tenga un segundo mandato: la perspectiva de ocho años le hacen preguntarse si el mundo seguiría.

También confió en que ni Trump ni el líder norcoreano, Kim Jong-un, "esos dos hombres con corte de pelo extraño", logren "hacer sus locuras" y aseguró que al presidente estadounidense "no le gusta el olor de los libros, no le gusta sujetarlos", y solo lee los textos que le pasa su personal y que tienen menos de una página.

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