El diario plural del Zulia

Nombran a joven violinista zuliana concertina en la Chamber Orchestra del festival YOLA 2022

Entre jóvenes de todas partes del mundo que audicionaron para participar en el YOLA este año, Giulliana Scaramazza fue escogida. Su pasión por la música la ha llevado a alcanzar grandes metas en el mundo artístico

Participar en el Festival Nacional de YOLA (siglas en inglés de Orquesta Juvenil de Los Ángeles) es un sueño para todo joven músico. Además de adquirir experiencia, es considerado como una oportunidad para conectarse con lo que les apasiona: la música.

Este año resultaron clasificados para el programa de formación musical, bajo la batuta de Gustavo Dudamel, organizado por la Fundación Dudamel y La Filarmónica de Los Ángeles, una veintena de talentosos artistas venezolanos, entre ellos la marabina Giulliana Scaramazza, de tan solo 14 años.

Su pasión por la música la ha llevado a alcanzar grandes metas en el mundo artístico. En entrevista con Versión Final, Giulliana cuenta que su carrera como músico empezó a los 3 años en Maracaibo, su ciudad natal.

Aunque reside en Atlanta, Georgia, desde hace un año, dice que siempre estará orgullosa de ser venezolana.

Recuerda que su primer contacto con los instrumentos fue en el kínder musical Frank Music, ubicado en el centro comercial Villa Inés de la capital zuliana. Allí inició tocando el tambor y la batería; luego la flauta dulce y la guitarra.

“Escuchaba, veía mis dedos, y mi amor por la música se empezó a expandir hasta el punto que fue muy grande”, expresa con entusiasmo.

Sin esperarlo, nació una intensa afición por las melodías; en especial por las notas que salen de su adorado violín y que hoy cautivan a grandes intérpretes, como el maestro Gustavo Dudamel.

 

Entre jóvenes de todas partes del mundo que audicionaron para participar en el YOLA este año, ella fue escogida. Y no solo eso. Fue nombrada como la concertina de la Chamber Orchestra del festival, una responsabilidad que asumió con el compromiso que la caracteriza.

Un concertino, explica, es el primer violín de una orquesta y que trabaja estrechamente con el director.

Por lo general, se requiere que el concertino tenga experiencia en aprender música rápidamente, contar silencios con precisión y liderar el resto de la sección de cuerdas con sus gestos de ejecución y arco. Dirigen a la orquesta en la afinación antes de los conciertos y ensayos, y otros aspectos técnicos de la gestión.

“Cuando conocí a Gustavo me dijo: ‘¿tú eres la concertina, no? Qué honor conocerte’ y me dio un abrazo muy fuerte. Es realmente una persona maravillosa. Realmente el honor era mío”, relata la joven entre risas.

“Lo que sueñes, lo puedes lograr”

El Festival Nacional de YOLA, creado en 2007, es un programa intensivo para orquestas que reúne todos los años a jóvenes músicos de todo el mundo de programas inspirados en El Sistema en EE. UU., proporcionándoles instrucción musical, tutoría de primera clase y formación en liderazgo.

Este año se realizó del 23 de julio al 3 de agosto. La participación es gratuita: el viaje, el alojamiento, las comidas y la programación se proporcionan sin coste alguno. El programa de 2022 contó con dos conjuntos: la Orquesta Sinfónica para músicos de 14 a 18 años y la Orquesta de Cámara para músicos de 12 a 14 años.

El concierto final se realizó el 31 de julio en el Disney Concert Hall de Los Ángeles. “Fue una experiencia asombrosa. Al llegar allá, empezamos nuestros ensayos dando lo mejor de uno”, menciona Giulliana.

“Desde que me enviaron las partituras de la YOLA, empecé a estudiar 5 o 6 horas al día porque quería dar lo mejor de mí, demostrar que puedo hacerlo, que con estudio todo se puede lograr. (…) Cuando sueñas algo, lo puedes lograr y eso fue lo que llevé en mi mente cuando viajé a Los Ángeles. Trabajé para esto, estudié, me esforcé mucho”, asegura.

Para ella, fue una oportunidad de lograr un mayor nivel de educación musical y empezar a enrumbarse hacia su futuro.

Realizamos nuestro concierto y Gustavo súper feliz con sus niños de la YOLA. Fue una experiencia súper buena”, añade la violinista.

 

Talento prodigioso

Es una virtuosa del violín desde muy niña. Aunque EE. UU. le brindó esta grata experiencia, su cuna artística, que evoca con mucho amor, es Maracaibo. Luego de salir de su primer kínder musical, sus padres la ingresaron al del Conservatorio de Música José Luis Paz, previa audición, a los 5 años.

Allí le enseñaron a leer música, solfear, “me dieron las bases para luego ingresar automáticamente al Conservatorio como tal para ver materias como lenguaje musical, armonía, entrenamiento auditivo, violín y piano principal, cuatro, mandolina, guitarra…”.

Sus buenas calificaciones, refiere Giulliana, la hicieron merecedora de formar parte de la Filarmónica de la Universidad Rafael Urdaneta, donde tocaba como primer violín. También, a sus 9 años, fue invitada a ofrecer un concierto solista en el Aula Magna de la casa de estudios marabina.

Un año después, se graduó en ciclo básico de músico y obtuvo su título en ejecución instrumental.

Recuerda con mucho cariño a sus maestros Juan Bautis Sampayo, Rubén Cova, María Consuelo Armas, Alejandro Núñez, Jesús Esparza, “y muchos maestros que me ayudaron a ser la persona soy hoy”.

Hoy estudia décimo grado en el Chattahoochee High School, una secundaria que cuenta con su propia orquesta y donde también es la concertina. En paralelo, sigue aprendiendo música, vía online, con la maestra Ivette Carola Ferreira en el Southstring Program, inscrito en el Sistema USA.

“Agradezco todos los valores que me han enseñado mis maestros, incluido Gustavo Dudamel. Mis padres, Dios y mi familia, ellos son mi fuerza”, señala la chica.

“La pandemia fue un momento de realización”

Antes de irse a EE. UU., fue seleccionada como primera violinista en la Orquesta Nacional Infantil de Venezuela, donde aprendió muchísimo. Pero la pandemia marcó un antes y un después en sus vidas.

“La pandemia, para mí, fue un momento de realización en el que dije: ‘voy a seguir adelante porque amo mi música y es lo que me hace feliz, quiero a través de mi música ayudar a muchas personas’”, comenta.

El confinamiento la afectó emocionalmente pero eso no la detuvo. En ese momento decidió hacer un homenaje con su violín al maestro Simón Díaz y grabaron 12 temas cuando aún vivían en Maracaibo.

“La razón principal por la que nos vinimos fue para materializar ese disco, que para nada se hizo con fines lucrativos. La música es medicina por donde la veas”, sostiene Giulliana.

 

 

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En sus tiempos libres se dedica a alabar a Dios. Toca todos los domingos en el coro de la iglesia en St Brendan, Atlanta. “Lo hago para rendirle tributo a Dios por todos los milagros que ha hecho en mi vida. Estar vivos ya es un milagro, tener familia, personas que te amen, y además me dio la música, el talento, la disciplina”, revela.

También le gusta el deporte, la actuación y los libros.

“El básquet, el fútbol. Realmente soy muy multifacética. Me gusta mucho leer, canto, actúo. La actuación, al igual que la música, es un momento de libertad. Es igual cuando toco el violín, trato de dar lo mejor de mí y de hacer que la gente sienta lo que quiero expresar”, argumenta.

Para ella todo es posible cuando se propone y se trabaja.

“Todos tenemos oportunidades de ser lo que queramos ser. Siempre se debe ser agradecido, eso te abre muchas puertas. A los jóvenes de Venezuela les digo que tengan mucha fe, esperanza. Les aconsejo que se acerquen a la música y siéntanse orgullosos de nuestro país, es nuestra patria”.

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