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El Museo Británico explora la esencialidad del culto en la conducta humana

Una variada colección de objetos que han evocado ideas y realidades más allá de la naturaleza a lo largo de la historia ilustra, en una exposición del Museo Británico, la inclinación de la conducta humana hacia la creencia en seres espirituales.

"La exhibición nos anima a explorar nuestras extraordinarias mentes", resumió hoy a los medios su comisaria, Jill Cook, quien reconoció que "fue un auténtico reto" intentar explicar temas "tan invisibles y abstractos".

Bajo el título de "Vivir con dioses: pueblos, lugares y mundos del más allá", la recopilación se abrirá al público del 2 de noviembre al 8 de abril y estará acompañada de una serie de programas en BBC radio 4.

La muestra se inicia con la primera obra sobre un ser inexistente, "Hombre León", de 40.000 años de antigüedad, y se extiende hasta la huella que ha dejado la fuerte incidencia de la religión en las sociedades contemporáneas.

En palabras del director del museo, Hartwig Fischer, la exposición no incide en aquello que se cree, "sino en el hecho de creer", ya que la construcción de mundos y seres del más allá ha sido una práctica presente en todas las culturas, y algo que surgió inmediatamente después de tomar conciencia de nuestra existencia.

De hecho, el recorrido comienza con una invitación al público a sospechar sobre la racionalidad del ser humano, planteando si sería más apropiado definirnos como "Homo religioso", debido a la recurrente inclinación hacia las creencias para canalizar miedos e incluso fortalecer lazos sociales.

A partir de ahí, desgrana por temáticas y siguiendo cierto orden cronológico todos los elementos que a lo largo de los siglos han capitalizado los impulsos de las sociedades a traspasar la barrera de lo real.

Durante su intervención, Cook reflexionó sobre qué es lo que nos define como especie y explicó que siempre ha habido una conversación en torno al "qué somos", algo que, según la comisaria, se ve reflejado en todos los elementos presentes en la exposición.

En el primer habitáculo, varios objetos y esculturas muestran los significados que la luz, el agua y el fuego han tenido para diferentes culturas, y que aún hoy se pueden observar en las religiones más practicadas del mundo.

Mientras que la luz siempre se ha asociado a la divinidad, el significado del agua ha bailado entre la dualidad de la vida y la muerte: desde el baño en el río Ganges para dirigirse a los ancestros y hacer ofrendas a los dioses del Hinduismo, hasta el bautizo con agua sagrada en el caso del Cristianismo.

Como elemento paradigmático y casi oximorónico de la estrecha relación entre la teología y este mundo, la exhibición también recoge una escultura de Shiva durante su baile de creación y destrucción, la cual está reproducida en el templo de la ciencia: el laboratorio europeo de física de partículas CERN, sede del mayor acelerador de partículas del mundo.

A partir de aquí, la exposición ofrece un viaje por todas las construcciones humanas para interpretar la realidad y relacionarse con las divinidades, como las pinturas rupestres, con el fin de experimentar poderes místicos, y los monumentos creados para satisfacer, venerar o representar a los dioses.

Ofrece además un repaso de la oración con las vestimentas, utensilios y mantras utilizados, que han servido para diferenciar a los practicantes del resto de mortales o que los ha conectado con sus divinidades en el momento de rezar, así como las celebraciones públicas como forma de crear comunidad entre los creyentes.

También pone de manifiesto la necesidad del ser humano de afrontar sus miedos a través de mundos abstractos, como el concepto de la "rueda de la vida", presente en varias religiones.

"La rueda de la vida" budista "Bhavachakra" que se exhibe en el Museo Británico defiende la meditación como la única forma de llegar al punto de liberación, el Nirvana, y precede a otro espacio de la muestra que analiza el papel del sacrifico en la manifestación de la fe.

En la última estancia y a modo de conclusión, la exposición invita a reflexionar sobre el impacto de las religiones en la sociedad, repasando los conflictos que se han derivado de su coexistencia.

De esta manera, el museo traslada al visitante por un viaje histórico sobre las creencias, desde aquellas nacidas por no saber explicar el mundo que rodeaba a nuestros ancestros, hasta la existente fundamentación religiosa que hay bajo algunas civilizaciones de hoy en día, por ejemplo, en el ámbito político. 

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