El diario plural del Zulia

Pueblo nuevo, pueblo viejo

La sensación de viajar a tiempos pasados se deja sentir al montar una bicicleta azul de paseo, vieja y de mujer, fácilmente podría ser la del Ladrón de Bicicletas, de Vittorio de Sica, si el meollo fuese con una ladrona. La bicicleta terminó en manos de un pescador después que un gringo le agradeciera traerlo a tierra firme, así de amable resulta la gente de Paraguaná. Los pedales se mueven circulares por las calles de un pueblo que parece olvidado. A 15 minutos queda la playa, se siente en la brisa que te topa en la cara, el lugar tiene unas cuantas calles todas terminan en dos principales: una te lleva a la playa y la otra te hace regresar, así mientras hacen camino atraviesan el casco histórico corroído por el tiempo de lo que una vez fue un pueblo nuevo y hoy es vestigio de un época.

—¿Por qué tu pueblo se llama Pueblo Nuevo?
—Porque fue el último pueblo que se creó— responde un niño de siete años, convencido de su teoría, con unos ojos azulísimos como el mar.

Pueblo Nuevo fue el asentamiento más importante de colonizadores en la península de Paraguaná y también la sede de las autoridades civiles por siglos. Actualmente es la capital del municipio Falcón y su origen data de 1734, cuando españoles se instalaron en la Sabana del Roncador. Antes de la Conquista ya habitaban en la Península indígenas caquetíos. Sin riquezas naturales fastuosas como las perlas y minerales valiosos presentes en el oriente del país, la ambición de unos y la resistencia de otros no fueron tan nefastas. La zona era de pesca abundante y los indios eran afables, como se registra en documentos de la época. Los aborígenes que sobrevivieron fueron leales a la Corona, incluso tenían garantías especiales de la Realeza, cuenta el historiador paraguanero, Isaac López. En 1829 fue nombrada capital del Cantón Paraguaná, para ese entonces todavía lo habitaban más de tres mil indios.

Este pueblo con historia, es conocido por ser el punto donde confluye toda la gente que ha hecho vida en sus adyacencias: El Vínculo, Asaro, Adícora, Buena Vista, Cayerúa, Moruy, Las Cumaraguas, Jadacaquiva, Baraived que en el resonar de sus nombres extraños se preserva el dialecto caque_ o y provoca la gracia de los forasteros.

Las familias más pudientes tenían sus casas en Pueblo Nuevo y sus hatos esparcidos por toda la Península. De aquel tiempo quedan aún estructuras de barro y techos bajos, estas rodean la iglesia Inmaculada Concepción, construida en 1760. Al lado del templo está el Callejón Los Reyes, túnel del tiempo, paseo peatonal que aglomera casas pintorescas, algunas devastadas por el olvido y otras erguidas por la energía que emanan quienes las habitan.

Desde la terminal de Pueblo Nuevo llegan y salen todos los transportes que permiten recorrer Paraguaná: busetas y carritos por puesto que con los vidrios abajo dejan que la brisa entre e inunde el olor a mar. Entrar en sus casas, caminar sus calles o pasearlas en bicicleta te evoca imágenes, te invade la curiosidad y te despierta preguntas a destiempo que nunca podrás responder.

 

 

 


 

El  presente reportaje pertenece a la tercera edición de la revista turística Destinos, publicada el 12 de febrero de 2017.

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