El diario plural del Zulia

«Okso» pinta su «sátira social» en Maracaibo

Alejandro Medina ha decorado las principales avenidas de Maracaibo con los grafitis «Cleta», la vaca azul con cuerpo humano. Emula el arte callejero caraqueño.

El grafiti, en algún sentido, expresa la esencial rebeldía del arte; rebeldía que rompe esquemas, tabúes y que puede llegar a tocar la frontera de «lo no permitido», de lo prohibido. Y es que el grafiti comienza por robar algo, robar el espacio de una ciudad; es un arte que de alguna forma invade, se instala, casi a codazos y se queda, comenzando a formar parte de ella.

 

 

Es así, que una curiosa vaca azul con cuerpo humano, comienza a habitar las paredes de Maracaibo: una vaca reportera de noticias dentro de un televisor, una cara de vaca con expresión de asombro encerrada en una pared de ladrillo; otra vaca representando a un trabajador del antiguo casino Bingo Maracaibo; otra, en forma de helado derritiéndose por el calor de la ciudad; son estas algunas de las variaciones de un grafiti no convencional que pueden apreciarse en algunos de los lugares más transitados de la ciudad como calle la 72 y las avenidas Dr. Portillo, 5 de Julio y El Milagro. El nombre de esta vaca es «Cleta» y detrás de ella está su autor, el artista caraqueño Alejandro Medina, mejor conocido como «Okso».

 

 

 

Este artista urbano, formado en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas y en la Escuela Armando Reverón, considera que el grafiti, en principio, constituye una alternativa para mostrar su creación ante la dificultad de acceder a los espacios tradicionales del arte: «En un principio siempre el grafiti comienza como una toma de espacio, porque aquí es muy difícil entrar en una galería, en un museo, que te den espacios en centros culturales para mostrar tu trabajo. Entonces, uno siempre tuvo la inquietud de querer tomar esos espacios». De hecho, relata como con artistas de la movida cultural caraqueña «armaban» su propia galería en casas abandonadas de Caracas, donde cada quien llevaba sus piezas. La toma de casas abandonadas, paredes vacías, edificios en ruinas para convertirlas en una especie de galería urbana es lo que apasiona a este «grafitero» caraqueño. Asegura que: «El grafiti es mi vida, me ha dado todo lo que tengo de experiencia, conocimiento, amistades y habilidades».

 

 

Es en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas, donde surgió la idea de representar mediante una propuesta gráfica su concepto artístico acerca de la humanización animal. El proyecto que dio vida a «Cleta»: «Somos lo que comemos», fue inspirado en el fenómeno mundial de la «enfermedad de las vacas locas» y ahora, ha sido convertido en una especie de sátira social, en el que las situaciones cotidianas de «Cleta», buscan provocar sensaciones, recuerdos y reflexión en los transeúntes.

 

 

«Okso» ha convertido a Maracaibo, en su lienzo predilecto. Su admiración por la idiosincrasia marabina; la particularidad de su música, su comida y sus paisajes, le ha generado la necesidad de «divulgar en el país todo eso que Maracaibo y el Zulia representan».

 

 

El artista urbano, además, asegura encontrarse fascinado por la arquitectura de la ciudad, aun cuando ciertas edificaciones icónicas estén abandonadas y en ruinas. «Okso» se ha propuesto embellecer el caos de la ciudad con su propuesta artística para convertirla en su propia galería.

 

 

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La presente entrevista pertenece a la decimoprimera edición de la revista cultural Tinta Libre, publicada el 25 de noviembre de 2016.

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