El diario plural del Zulia

La ciudad “gótica lacustre” de Norberto José Olivar

El literato marabino desprende de su próxima novela sobre el héroe zuliano Rafael Urdaneta distintas reflexiones acerca de la historia, la zulianidad y de la literatura universal

Norberto José Olivar yace cotidianamente en una fuente de soda en Irama. En ese mar de mesas con manteles verdes y rojos, está, donde menos da el resplandor de la mañana, el autor de Un vampiro en Maracaibo.

Platos chocan, sillas se arrastran y, en medio de todo –incluso de Luis Fonsi y Camila como fondo musical–, el escritor advierte la inminencia de la entrevista. Se quita los audífonos, cierra la carpeta marrón, tapa el bolígrafo y se levanta a estrechar la mano.

El también historiador dice su primera sentencia: «la historia es un género literario, pero a los historiadores no les gusta que les digan eso». Ahí se nota la primera diferencia entre este y el resto de sus colegas. «El pasado no existe, es una reconstrucción que se hace a través del lenguaje». Esa aseveración resume esta entrevista al Dr. No, como también se le conoce al literato.

«Sin imaginación no hay historia», cree, y al respecto cuenta que durante su formación tuvo muy buenos maestros que le enseñaron a mentir. Es por eso que no le costó pasarse de un quehacer a otro cuando descubrió que, ciertamente, la historia es un género literario.

Él fue olvidándose del ensayo para morar en la novela; sin embargo, no falta quien crea que sus obras son, mas bien, transgenéricas, pues se pasa con facilidad de crónica a la ficción y del suspenso al drama. Cree que esa condición la adquirió cuando dejó de definirse.

Esa característica universal de sus relatos se basa en las semejanzas que ha conseguido entre Maracaibo y culturas de distintos lugares del mundo. Define la capacidad que tiene de insertar varios universos en sus escritos como una expresión de la metaliteratura.

Libertad creativa

«Uno le traspasa la experiencia a sus personajes y es necesario hacerlo para darles una fisonomía inicial», explica Dr. No sobre su proceso de construcción de personajes. Indica que el escritor debe percibir su arco de transformación, pero si intenta detener el cambio, los dañará irremediablemente. «Debes dejar que se termine de armar a sí mismo, como debe hacerlo un padre con un hijo».

Otra parte de su proceso creativo ha surgido desde viejas páginas de Sucesos de los diarios regionales. Anteriores, incluso, a las escritas por el insigne reportero de esa fuente, Heberto Camacho. Revela tener una colección de reportajes, noticias y artículos de opinión en los que se ha conseguido con datos como que El Saladillo era el lugar para conseguir un matón a sueldo en los años 20. «No he sido yo el único que se ha fijado en cosas extrañas de Maracaibo».

 

Dr. No es un personaje creado por el escritor británico Ian Fleming en el sexto libro de la serie de novelas sobre James Bond. Representa a un villano chino-alemán de elevada inteligencia. Norberto José Olivar tomó esa identidad para formar su álter ego en las redes sociales.

 

Con frecuencia, suele escribir sobre lo que lee. Consustancia sus relatos con datos provenientes de su investigación o de la realidad. Siente que es su responsabilidad relatar la época que se vive, ya que cuando escribe sus novelas, estas responden a los problemas que tiene en ese momento. «Quien lea este libro (sobre Rafael Urdaneta) va a saber lo que estoy pensando sobre lo que nos está pasando. Es la vía que he conseguido para dar mi versión sobre la situación».

El Dr. No esboza que la versión que él ha escrito de Maracaibo es la de una ciudad «gótica lacustre». «Según las gaitas y Udón Pérez, nosotros vivimos en el paraíso, pero cuando tú sales a la calle te consigues otra cosa». Él ha recurrido al pasado para hallar una metrópolis distinta, y concluye que no hay una sola Maracaibo. «Está la Maracaibo de Udón Pérez, la de los políticos y está Irama», pues este sector al norte de la ciudad es su asentamiento emocional, creativo y fraternal.

 

El Rafael Urdaneta que yo veo es totalmente diferente al que se nos hace creer», ha descubierto Olivar a partir de la investigación para su nueva novela sobre el prócer zuliano. «Urdaneta es un patán», asegura, pero a la vez acepta que lo patán no le quita lo héroe.

 

Explica que quienes odian la plaza Bolívar, el calor y tienen en su iPod canciones de Lady Gaga no dejan de ser marabinos. Rechaza los estereotipos que se han creado del zuliano en general. Y sostiene que esta «playa chiquinquireña», como la denomina, no tiene nada especial. Es algo que cree y ha ratificado. «La Maracaibo que me ha atrapado a mí es la sobrenatural, y esa responde a un lenguaje universal».

Con sobrenatural, Olivar se refiere a las viejas leyendas que protagonizan sus novelas: El fantasma de la Caballero, Un vampiro en Maracaibo y Cadáver exquisito. «Esa condición de oscuridad nos ha permitido conectar con el mundo y entender que no somos la gran vaina que nos creíamos ser y que somos tan iguales y tan peores que cualquiera en cualquier otro sitio del mundo».

La correspondencia que los lectores han tenido con los relatos del escritor le han hecho ver que otros marabinos también conciben la ciudad como él. Incluso, cuenta con ánimo que ha dictado talleres de escritura en escuelas locales y se ha conseguido con que los niños están escribiendo contra los mencionados estereotipos y apuntan hacia la universalidad: «La literatura se transforma para ellos en una forma de vida y de compartir sus vivencias con otros en la ficción». Eso ha afianzado su proyecto literario y su esperanza de creer que, en efecto, Maracaibo puede escribirse diferente.

 

SUS CREACIONES

Los Guerreros (1999), El misterioso caso de Agustín Baralt (2000), El hombre de la Atlántida (2003), La ciudad y los herejes (2004), La conserva negra (2004), Morirse es una fiesta (2005), El fantasma de la Caballero (2006), Un cuento de piratas (2007), Un vampiro en Maracaibo (2008), Cadáver exquisito (2010).

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La presente entrevista pertenece a la segunda edición de la revista cultural Tinta Libre, publicada el 5 de agosto de 2016.

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