El diario plural del Zulia

Zuliano hace historia al participar en construcción de granja solar de Canadá

Lubio Lenín Cardozo fue el único latino, entre 250 ciudadanos, en su mayoría aborígenes canadienses, que trabajó en la instalación de 192 mil 431 paneles solares. La obra tardó al menos un año en construirse con una inversión de $100 millones

La granja solar de Natincoke, ubicada en la antigua ciudad en la frontera occidental del condado de Haldimand, Ontario, es el último megaproyecto ejecutado por la administración canadiense para generar electricidad sin contaminantes atmosféricos.

En la megaobra, que se ubica en una extensión de 105 hectáreas a la orilla del lago Erie, al sur de la provincia de Ontario, un equipo de más de 250 trabajadores instaló 192 mil 431 paneles solares, en un periodo de un año.

 

 

 

Esta nueva granja es la última apuesta de energía limpia y renovable para la gran zona industrial y pesquera, donde anteriormente se ubicaba la planta de carbón más grande del mundo.

La central eléctrica a carbón canadiense de Nanticoke fue cerrada en 2013, luego que el gobierno de ese país eliminara dicho combustible fósil de su matriz energética.

El marabino Lubio Lenín Cardozo, ingeniero ambientalista y exautoridad ambiental del Zulia, fue el único latino en participar en la construcción de esta granja solar.

En conversación con Versión Final, el también doctor en Economía y Desarrollo Sustentable y fundador de la Fundación Azul Ambientalista manifiesta que el proyecto albergó cerca de 250 trabajadores, entre los que destaca él como supervisor en la instalación de las estructuras fijas o andamiaje.

 

Refiere que en el área ocupada para el desarrollo de este importante megaproyecto, antiguamente estaba construida la principal planta de energía eléctrica de esa región, a través del consumo de carbón (Construida en 1972, con una producción de 4000 MW).

Se pasó de generar energía a partir de una de las tecnologías más contaminantes del ambiente al uso de las llamadas tecnologías limpias. Para la culminación se necesitó al menos un año y más de 100 millones de dólares.  La obra fue concluida en marzo pasado

 

Acota que con la  instalaron 192,431 mil paneles solares se logró una generación independiente de 86 megavatios (MW). Explica que un mega watt equivale a 1.000.000 watts, energía promedio para alimentar 400 viviendas, lo que significa que 86 MW representa la energía que pudiera consumir 34 mil viviendas.

Cada megawatt o megavatio instalado evita la emisión de 640 toneladas de CO2 a la atmósfera en un año, el equivalente a sembrar 106.136 árboles

 

Inicio forzado 

Cardozo asegura que sintió bastante nervios al inicio, pues cuando él apenas podía ensamblar cuatro o cinco estructuras diarias, sus compañeros de cuadrilla (en su mayoría aborígenes canadienses), que pesan cerca de los 120 kilogramos y miden un poco más de dos metros, armaban hasta 10 paneles en casi 10 horas de trabajo.

Pensé que me iban a despedir por bajo rendimiento, luego empecé a notar que todos sin excepción, aún hacíendo un extraordinario trabajo de ensamblaje de siete días a la semana, solo trabajaban 3 o 4 días

 

Esto impulsó al venezolano a trabajar de lunes a domingo, aprovechando que, mientras sus compañeros salían a descansar, él seguía laborando, a pesar de que había aprendido algunas técnicas sobre cómo realizar sus funciones de manera más práctica y ágil.

Los otros días se quedaban en su comunidad bebiendo o como decimos nosotros parrandeando. Es decir, ellos magistralmente hacían 30 o 40 estructuras o mesas y yo a mi paso de morrocoy hacia un poco más de 40 también pero en el rango de siete días por semana

Destaca el zuliano que  incluso llegó a generar más de 80 estructuras por semana, contra las mismas 40 que hacían los demás, esto debido que precisamente no faltaba al trabajo.

Lo que me mantuvo hasta el final del proyecto fue mi actitud, aptitud, mi disciplina y vocación al trabajo

Retos inimaginables

Cardozo, quien trabajó varios años como director de ambiente de Pdvsa en el Zulia, asegura que nunca se imaginó que podría llegar a integrar el proyecto de energía sustentable, cuando tomó la decisión de emigrar.

Manifiesta que su fuerza de voluntad lo llevó no solo a aprender inglés si no a soportar temperaturas al punto de "no sentir manos o pies”.

Tuve que hacer -lo que ellos llaman aquí- un curso de campo remoto. Ponían a prueba mis habilidades para superar inviernos a 30 grados centígrados, que en algunas ocasiones ni siquiera los mismos aborígenes lo soportaban,  o mi resistencia de trabajo por 12 horas al día. Yo que soy zuliano acostumbrado a la temperatura caliente lo logré. Hoy puedo decir que fui uno de los 10 trabajadores que estuvo hasta el último día de la obra, puesto que los demás, o los enfermó el invierno o simplemente estaban deprimidos por el fuerte aislamiento", resalta el zuliano de 55 años.

Cardozo recuerda que estuvo rodeado por ciudadanos ascendentes de los famosos vikingos del norte. "Segulí" (buenos días en el idioma Mohawk) debía decir el zuliano a las 6:00 de la mañana, cuando se incorporaba al trabajo.

Los trabajadores que vienen del norte de Canadá hablan muy diferente el inglés, sólo entre ellos se entienden. Ellos dicen que hablan un inglés "roto" y los aborígenes de la tribu Mohawk, hablan más en su dialecto. Al principio no entendía, a ninguno de los dos grupos, eso me preocupó porque no captaba las instrucciones, luego me sobrepuse y le dije a uno de los supervisores líderes aborígenes que me gustaría aprender el Mohawk

Por si fuera poco, el clima era  extenuante. Comía hasta cinco veces al día y constantemente tomaba vitamina B12 para poder soportar. Me obligaba a dormir a las 8:00 de la noche para levantarme a las 5:00 de la mañana y así descansar al menos nueve horas diarias que me permitiera rendir la jornada de trabajo

 

La sacrificante rutina  se mantuvo por casi ocho meses, de lunes a domingos, 12 horas al día, "sin ver a mas nadie que a mis compañeros de trabajo".

"Todo sacrificio tiene su recompensa. Por trabajar todos los días, sin excepción, la remuneración era mucho mayor aún cuando de por sí, los demás trabajadores ganaban bastante bien laborando cuatro días a la semana”.

Hoy, Cardozo parte hacia un campamento en el que estará instruyéndose sobre un nuevo proyecto en el que asegura "trabajará con las mismas ganas y entusiasmo" si decide participar.

 

 

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