El diario plural del Zulia

Un misterio destino del empresario brasileño que viajaría de Maicao a Maracaibo

Carolina Botti, hija de Fernando Santos Botti, asegura que por Instagram pidieron 100 mil dólares a cambio de información. Su padre fue visto por última vez en la frontera, según la inconsistente versión de su acompañante, un supuesto amigo venezolano.

Pasaron dos semanas desde que la familia del brasileño Fernando Santos Botti supo de él por última vez. Dedicado a la comercialización de mariscos, el empresario viajó a Colombia el pasado 11 de mayo, en compañía de un amigo venezolano.

De Brasil a Leticia, luego a Bogotá y terminaron en Maicao, al centro-este de La Guajira, desde donde Fernando cruzaría la frontera hacia Maracaibo, en el occidente de Venezuela, en lo que a primera vista parecía ser un viaje de negocios, de acuerdo con un reportaje publicado por Infobae.

Desde entonces no volvió a comunicarse con su familia en Estados Unidos. Les dijo que perdería la señal al cruzar la frontera, pero lograron rastrear el dispositivo nuevamente en Riohacha y en Maicao. Su única pista, además de la versión del supuesto amigo, que dejó de coincidir luego de preguntarle por segunda vez que había pasado:

“Ese amigo nos dice que ya estaban casi en la frontera y mi papá se bajó del auto para subirse a una moto para cruzar la frontera y ese amigo le dice que no, que no se vaya, pero mi papá se fue en la moto. Desde entonces no sabemos dónde está, la Policía ya tiene la información y la Embajada, llevamos una semana sin saber de papá”, detalló su hija, Carol Botti.

Y añadió: “Empezamos a preocuparnos el lunes cuando no pudimos contactarlo y cuando supimos que esta es una región complicada, pero necesitamos mucha colaboración de las autoridades”.

Mensaje preocupante

Una preocupación que creció aún más cuando Carol recibió un mensaje, a través de Instagram, en el que le piden 100 mil dólares a cambio de recibir información precisa sobre el paradero de su padre.

A la fecha (24 de mayo) no se sabe quién pudo enviarlo y si, en realidad, tienen alguna pista sobre Fernando, pero según el comandante de la Policía de la Guajira, el teniente coronel Jeisson López, ya se encuentran investigándolo. “Estamos adelantando las verificaciones con la Fiscalía General de la Nación para determinar la procedencia del mensaje, quién lo envía y descartar que no se trate de gente inescrupulosa que busque aprovecharse de la situación para sacar beneficios económicos”, precisó.

Mientras, no se descarta que en los próximos días lleguen a territorio colombiano Carol y su madre, para seguir de cerca la investigación y ayudar en las labores de búsqueda.

Un amargo festejo

A una semana de instaurar la denuncia por desaparición, la hija de Fernando obtuvo su título de la maestría en Relaciones Internacionales que logró hacer gracias a él.

La celebración se vio opacada por el drama familiar que, al día de hoy, mantiene en vilo a los Botti:

“Se suponía que hoy sería uno de los mejores días de mi vida, pero en realidad es uno de los peores. Hoy me gradué con mi maestría en asuntos internacionales y después de 4 años de licenciatura y 2 años de posgrado finalmente puedo decir que he terminado. Pero esta semana también se cumplen 7 días que mi papá ha desaparecido en Maicao, al norte de Colombia. Estaba allí por negocios y su compañero dijo que se dirigía a una reunión y nunca regresó. No ha contestado su teléfono; no tenemos noticias”.

Sin embargo, Carol decidió graduarse en medio de la tormenta para honrar a su padre, recordando que: “En este campo de los asuntos internacionales y el desarrollo, nos encanta decir que hacemos esto para vivir en un lugar mejor y más justo. ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la equidad? La realidad del crimen, la pobreza y la desigualdad afectan la vida de las personas reales. Mi papá había gastado cientos de miles de dólares en mis estudios. Nunca asistió a la escuela secundaria y, sin embargo, siempre alentó mi educación para que pudiera hacer de este un lugar mejor. Entonces, hoy, hago esto por él. Y solo él. Hoy recibo un nuevo propósito en la vida y en mi carrera. Hoy me gradúo con el corazón destrozado. Pero lo hago de todos modos. Porque honrar su trabajo, su esfuerzo y su confianza en mí es un deber. Porque me niego a no encontrar lo que pasó, y/o si alguien le hizo algo”.

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