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Silencio en El Marite, sinónimo de paz

El silencio en las adyacencias del Centro de Arrestos Preventivos El Marite es sinónimo de paz para los residentes que lo rodean. Ayer, vecinos expresaron su felicidad y otros su angustia, porque no confían en que el nuevo régimen penitenciario vaya a funcionar. Temen que de retén, ahora pase a ser una cárcel.

Este lugar –que por órdenes de la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, ahora se llama Centro de Reclusión Francisco Delgado– era un “antro de mala muerte”. Habitantes de la zona esperan que con la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) custodiando la entrada del penal, las “vagabunderías, como los open con música a todo volumen desde los viernes hasta los martes, no vuelvan”.

Un comerciante de 70 años contó cómo las personas de los barrios aledaños pagaban mil bolívares para que les permitieran la entrada a estas “fiestas que eran peor que un bar”. Dos mil 198 reos hacían vida dentro del centro de arrestos con capacidad de albergue solo para máximo 750 reclusos. “Eran tantos presos que evidentemente era un despelote y por eso el Gobierno perdió el control del recinto, donde los reos mandaban y los líderes cobraban semanalmente dos mil bolívares por interno”, precisó el septuagenario, quien prefirió no identificarse por temor a represalias.

María del Carmen, también habitante del sector, reveló que “era tanta la corrupción por parte de los efectivos de la policía regional que custodiaban la estructura, que los privados de libertad salían como si nada a la panadería, a bañarse y vestirse en sus hogares. Ellos iban y venían”.marite

Resistencia
Tras el anuncio de la ministra Varela, el pasado viernes, de que El Marite pasó a manos del Ministerio a su cargo y por ende pasa a ser un centro penitenciario, es decir una cárcel, los vecinos de este recinto, ponen resistencia a la idea. Temen que “sea peor el remedio que la enfermedad, pues si así era como retén no me imagino como cárcel”, expresó una ama de casa.

Para los habitantes del sector El Marite, el nuevo régimen penitenciario es una “fachada” porque no se explican cómo van acabar con las mafias que allí operan. “Los ‘prames’ no dejarán de percibir dinero”. Nueve días han transcurrido desde de arrestos. “Eso es lo mejor que han podido hacer. Esto estaba feo”, aseguró Diana, de 20 años.

Sin embargo hay personas que lloran el desalojo del retén. Ana González es una de ellas, pues vive de la venta de comida y alquiler de batas durante los días de visita en El Marite. “Yo vivo en el frente. Estaba protegida de cierta forma y me beneficiaba del retén. Esto los días de visita se llenaba de gente. Vendía mucha comida, refrescos, agua, chucherías y alquilaba las batas en 150 y 200 bolívares”.

Otros comerciantes aseguran que las pérdidas que han tenido en los nueve días que lleva El Marite vacío han sido millonarias: “A pesar de que tenemos tranquilidad, nos ha pegado porque era nuestra fuente más grande de ingresos”.

Denuncias
Los familiares de los reclusos trasladados se comunicaron con este rotativo para denunciar que a sus familiares los “agreden cada día, no les dan comida y les dan agua con sal”, dijo Delsy de Machado, madre de Jorge Luis Machado, reo del pabellón B del antiguo retén El Marite.

Piden a Iris Varela, ministra de los Servicios Penitenciarios, que les dé protección mientras se encuentran fuera del estado. América Delgado, contó que a su hijo, Nelson Rubio, lo enviaron a la cárcel de Portuguesa: “Allá lo recibieron con golpes el primer día. Las cosas se han calmado, pero lo cierto es que corren peligro afuera”.

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