El diario plural del Zulia

“Piratas” del Lago preparan sus asaltos bajo las pilas del Puente

Como en una guillotina se sienten los pescadores del municipio San Francisco cuando salen a realizar su faena al Lago de Maracaibo. Y es que la inseguridad generada por los llamados “Piratas del lago” no les da tregua ni espacio para desarrollar la actividad que por años les ha dado el sustento a sus familias.

No es un tema nuevo. Las atrocidades cometidas por delincuentes dentro de las aguas del Coquivacoa datan de muchos años, sin embargo, los últimos tres han sido fatales para estos trabajadores, quienes aseguran que este flagelo se ha incrementado ante la vista de todos, incluso de los organismos de seguridad como la Guardia Nacional y la Policía Lacustre de la localidad.

Ulises Soto, pescador y habitante del sector San Luis, opina que el gremio está desamparado y deben salir a trabajar a la buena de Dios, sin saber si regresaran a tierra firme. Dijo que muchas son las reuniones sostenidas con las autoridades castrenses y policiales destacadas en el municipio, pero, a su juicio, todo se queda en el olvido porque las fechorías se siguen cometiendo.

Soto, quien no dudo en expresar su inconformidad con el trato y abandono en el que se encuentran los pescadores, aseguró que estos “Piratas del lago” están armados hasta los dientes, incluso con armas de guerra como granadas, fusiles y escopetas.

Para él, como para el resto de sus compañeros, es un riesgo navegar en el lago en busca de las corvinas, lisas, carpetas y camarones, en las horas propicias de 6:00 pm a 6:00 am, porque corren el riesgo de ser asaltados, maltratados y el peor de los casos asesinados.

Muchos de los pescadores han reestructurado sus horarios de salida al Coquivacoa, y parten a eso de las 5:00 de la mañana, casi amaneciendo para evitar ser víctimas de estos personajes. “Esto no es cuento, esa gente anda mejor armada que la Guardia Nacional y ellos lo saben; mientras tanto nosotros estamos a expensas que nos dejen sin motor, sin redes, sin embarcaciones”, refutó el pescador.

Sobre la procedencia de estos hampones lacustres, comentó que vienen de todos lados, pero la gran mayoría son de La Cañada de Urdaneta, El Curarire, Barranquitas, Santa Rita, Punta de Palma, Ciudad Ojeda, Palmarito y del propio municipio sureño.

Juan Soto, también pescador de la zona, dijo que anteriormente salían todos los días a trabajar ahora solo lo pueden hacer dos veces a la semana. La pesadilla de la inseguridad no queda solo en el lago, en tierra, estos pescadores deben prácticamente desvalijar las embarcaciones para resguardar los motores, propelas, mangueras y redes para que los delincuentes no las roben.

Modus operandi
Las pilas del coloso zuliano se han convertido en el más temible paso de los pescadores sureños. Aseguran que en las grandes estructuras de concreto se apuestan algunos hombres y simulan que están pescando, pero al ver los botes utilizan el celular para llamar a los “piratas”, emboscarlos y despojarlos de todo.

A pesar de estar el Comando de la Vigilancia Costera a pocos metros de esta edificación, los delincuentes parecen no temer y cometen las fechorías casi en las narices de los funcionarios castrenses. “El puente es una guillotina. Los ‘moscas’ se ponen para alertar a los piratas y nos quitan todo, hasta la ropa. Queremos que nos dejen trabajar, es lo único que pedimos”, dijo Ulises Soto.

Los pescadores se sienten indefensos ante estas mafias, además de la dotación de armamento que ostentan, tienen motores fuera de borda de 75 caballos de fuerza, mientras que ellos solo cuentan con motores de 40 caballos. Esto les da a los delincuentes mayor potencia a sus embarcaciones, superando la capacidad de los botes pesqueros y por ende su intento por escapar.

El gremio y sus aliados
El Consejo de Pescadores es la fi gura que aboga por las peticiones, necesidades y carencias de los trabajadores de la pesca en San Francisco. El gremio está divididos en dos grupos: San Luis I y Heriberto Gotera. Ambos congregan no menos de 1.300 pescadores. También cuentan con la asistencia del Sindicato de Trabajadores de la Pesca (Sintrapes), el cual abarca a los trabajadores desde Mara hasta Santa Bárbara del Zulia.

Leudo Soto, miembro del Consejo de Pescadores, San Luis I, ratificó lo expresado por sus compañeros. Agregó que han tenido el respaldo del gobierno municipal a través de la policía lacustre, pero destacó que a pesar de los esfuerzos del organismo por patrullar las aguas y custodiar a los pescadores no es suficiente para paliar los actos delictivos.

“Aquí han venido de todas partes pero esto pareciera no acabar nunca”, aseveró Leudo. Insistió que la pesca en el municipio ha disminuido a raíz de los ataques delictivos; dejando saldos negativos en la economía de muchas familias dedicadas a esta labor.

Mucha extensión
Entretanto, la Policía Lacustre de San Francisco dirigida por Edixon Bermúdez, resaltó el trabajo mancomunado que vienen haciendo conjuntamente con la GN y vigilancia costera para salvaguardar las vidas y bienes en el lago.

Bermúdez destacó que son 20 municipios con asentamientos costeros en el Zulia que permanecen en constante vigilancia, pero por la gran extensión acuática a veces se hace difícil socorrer todos los llamados.

Agregó que son la única policía municipal que cuenta con la modalidad lacustre y a pesar de tener solo dos lanchas operativas de tres, han logrado detectar y acudir al rescate y vigilancia de los pescadores. “Nos mantenemos en constante comunicación con los trabajadores de la pesca, esa es una instrucción emanada por el alcalde Omar Prieto para resguardar a este gremio”, resaltó Bermúdez.

Sobre la dotación de armamento de las bandas, Bermúdez dijo que hasta la fecha no han encontrado a nadie en flagrancia con este tipo de armas. Insistió que el gobierno nacional y su Fuerza Armada son los únicos con potestad de manipular armamento del calibre descrito por los pescadores. “Todos los procedimientos se hacen ajustados a la ley y son pasados a la Fiscalía del Ministerio Público”.

El comisario Bermúdez comentó que no solo son garantes de vigilar el lago y sus pescadores, sino también las instalaciones petroleras de los hurtos y robos. “Son más de cuatro mil los pescadores que hacen vida en el Lago de Maracaibo, pero estos deben entender que no tenemos capacidad para socorrerlos a todos”.

Lea también
Comentarios
Cargando...