El diario plural del Zulia

¡Nunca se rindieron!: los últimos minutos de Carlos y Nury

Hoy los vecinos de San José y trabajadores de la zona son los héroes que salvaron la vida de tres personas y se arriesgaron por sacar de las llamas a Carlos Fuenmayor y Nury Chacón tras el aparatoso choque ocurrido en la C-1

Quince minutos parecieron eternos. Carlos Fuenmayor y Nury Chacón terminaban su lunes con la confianza de regresar con vida a casa. Pero el destino tenía otros planes.

Arena y asfalto quemado, pedazos de vidrios, partes de piezas automotrices, un par de sandalias y un zapato deportivo de caballero. Solo eso quedó, los rastros del infierno que se desató a las 7:30 de la noche del 6 de marzo en el puente de San José, en la Circunvalación Uno.

El típico bullicio de la transitada arteria vial pasaba desapercibido cuando un fuerte estruendo sorprendió a los vecinos del sector.

“Estaba en mi casa cuando escuchamos un choque y menos de un minuto después oímos otro impacto. No entendía qué pasaba”, relató a Versión Final Irene Duarte, testigo del hecho.

Carlos trataba de tomar la C-1 saliendo de una calle de San José, cuando su Ford Taurus fue impactado y aplastado por una Chevrolet Silverado, manejada por Sigiberto González, totalmente ebrio. Tras varias “coleadas” en la carretera, chocaron contra el puente. Él, Nury y otras tres personas que iban en el carro quedaron presionados con la camioneta.

“Es desesperante querer ayudar y no poder”

La desesperación invadió a los tripulantes del Taurus y gritos desgarradores empezaron a escucharse en todo el lugar: “¡Auxilio, auxilio, ayúdennos!”.

Vecinos y trabajadores de locales cercanos se acercaron rápidamente al puente a socorrer a las víctimas, sin saber la gravedad de lo que ocurría y el trágico desenlace que poco rato después tendría esta colisión.

Aunque los carros ya estaban prendiéndose fuego, eso no les importó. Al contrario, los motivó aún más a ayudarlos de todas las formas posibles.

Hoy son los héroes que salvaron la vida de Andrés Araujo, de 11 años; Anyeli Rodríguez y Andrelis Herrera, y se arriesgaron por no dejar morir a Carlos y Nury pero ellos dos quedaron estrujados entre el amasijo de hierros.

“Los carros agarraron candela poco a poco, vimos cómo las llamas aumentaban mientras tratábamos de sacarlos a todos con vida. Es desesperante querer ayudar y no poder”, exclamó Ender Barrios, trabajador de un ‘autoperiquitos’ diagonal a EPA.

“¡No me dejen morir!”

Después de 10 minutos, Carlos y Nury seguían vivos dentro del carro. El fuego seguía creciendo y ni la ambulancia ni los bomberos llegaban.

¡No me dejen morir, ayúdenme a mí, tengo los pies trancados!”, gritaba el joven. Él, a su vez, presionaba a su tía, sentada justo detrás de él.

Aunque todos los intentos de estos ángeles fueron infructuosos, no se rindieron. Había mucha gente tratando de ayudar y dispuesta a arriesgar su propia vida por rescatar de las llamas a los infortunados.

“Varias personas insistían en sacarlos del Taurus, trataban de sacarlos mientras se quemaban las manos pero los dos estaban presionados con la camioneta. Fue imposible”, contó Dirimo Urdaneta, uno de los chicos que colaboró en el rescate.

Sólo transcurrió un corto lapso de tiempo cuando los gritos de Carlos dejaron de escucharse. “Allí entendimos que había muerto y no había nada más que hacer”, lamentó el testigo. “Las llamas no nos dejaron salvarlo”.

Cuando los bomberos llegaron, ya los dos habían fallecido carbonizados.

Hoy el ambiente en San José es de dolor y frustración. “Siento que pudimos haber hecho más”, exclamó con profunda tristeza Oslando Zea, uno de los protagonistas del acto altruista.

Mis más sinceras condolencias a los familiares. Les pido perdón por no salvarlos”, sollozó.

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