El diario plural del Zulia

“No creo en la justicia, quiero el cuerpo de mi hijo”

Elí Ángel no vivía en Tumeremo, sino en Unare, Puerto Ordaz (Bolívar), donde según su padre estudiaba tercer año de Derecho en la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho. El viernes 4 de marzo llegó de visita y a media mañana decidió tomar su moto para dirigirse a la mina local.

A las 2:00 pm uno de sus tíos llamó a la casa para decir que Ángel, nunca llegó a su destino. Pensaron que estaba en otro sector y que regresaría como siempre, al caer la tarde. Se hicieron las 9:30 pm, la espera había terminado, su amigo regresó, sin él, con su camisa ensangrentada y una macabra historia, “nos mataron al muchacho”. Su compañero cuenta que caminó a la mina, tropezaron con una alcabala.

“Los mandan a bajarse de las motos en fila con otros 600 (mineros) que habían allí, comienzan a preguntarle los nombres y decían: ¿este es? Y le disparaban. Mi hijo se puso nervioso, prendió la moto e intentó huir, pero en la huida, llegó un señor con un chaleco que decía SEBIN, le disparó y lo mató”, relató su padre quien prefiere no ser identificado por temor a que tomen represalias.

No luce quebrado, no llora, tampoco omite detalles al contar la historia que ha repetido unas cuantas veces. Y prosigue en su narración: “El amigo de mi hijo se acerca, trata de ayudarlo, y se le muere en los brazos, mi hijo lo que hizo fue llorar y allí murió”.

Lo peor vendría después. Ángel no era el único cadáver. Según este testimonio había al menos dos decenas y un poco más lanzados uno sobre el otro en un camión Ford azul con volqueta verde, por órdenes de “El Topo”, un delincuente colombiano, líder de una banda local de Tumeremo que bajo amenaza, obligó a otros mineros a llenar el vehículo con los cuerpos.

“Se estima que en el camión montaron 28 cadáveres, los montaron los mismos sobrevivientes”, dice el padre de Ángel, entre ellos a su hijo. No duda al decir que “El Topo” actúa con protección de los cuerpos de seguridad que incluso lo acompañaban en el momento del suceso.topo

“Hay 600 sobrevivientes que vieron todo y ‘El Topo’ habría asegurado que todos los cuerpos de seguridad reciben ‘una tajada’”, aseguró el hombre. Sorprendido, cuenta que el camión transitó lleno de cadáveres por el pueblo, mientras que a su paso se escuchaban motosierras, supuestamente para desmembrarlos y enterrarlos en otra mina, de nombre “Nuevo Callao”.

Defiende a los conductores del vehículo asegurando que ellos fueron secuestrados para que hicieran el traslado bajo amenaza. El papá de Ángel denunció en la Fiscalía los hechos, pero el testigo se negó a declarar alegando que está en peligro, pues dice que a todos los testigos les quitaron la cédula, so pena de matarlos. “Nos dijeron que el que fuera a declarar, es persona muerta”.

“Hay 28 padres tratando de localizar a sus hijos”, aseveró. Presume que la cifra de muertos puede ser mayor porque algunas de las víctimas no eran de la zona y no tenía familiares cerca, que denunciaran su desaparición.

Ángel cumpliría 31 años el 27 de abril. Su padre dice abiertamente que no confía en la justicia, por eso no la exige, simplemente quiere darle cristiana sepultura a su hijo. “Nosotros no estamos pidiendo que se le haga justicia a nadie, yo lo que quiero es que me entreguen el cuerpo de mi hijo”, repetía sin recato.

“Voy a seguir esta lucha, yo temo por todos mis hijos y por mí, pero yo ya viví y lo que me toque pasar de ahora en adelante, lo asumo”, aseguró.

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