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“Monstruo de Santa Rosa” a Versión Final: “Maté a los niños porque me amenazaron”

Después de 16 meses de espera, el Juzgado 3ero de Control de Zulia sentenció a 30 años de prisión a Manuel Espinoza Roa, de 29 años, quien asesinó el 6 de septiembre de 2015 a su concubina y a sus tres hijos menores. Pero su condena detrás de los barrotes no parece alterar su quietud. Sin presión alguna confesó al equipo reporteril de Versión Final: “Ellos saben lo que hacen y los años que tienen que darme, aunque si no hubiese estado tan molesto aquella noche, yo no hubiese matado a nadie”, contó “El Monstruo de Santa Rosa”.

“Se me fue el mundo, yo no sé lo que me pasó. Estaba bebiéndome unas cervezas con Greily en una reunión y cuando llegamos a la casa ella comenzó a discutir. Peleaba mucho. Me tenía obstinado. Se me nubló la mente, si hubiese estado drogado no lo hubiese hecho”, confesó Espinoza, moviendo la cabeza en forma de negación.

Por el asesinato de Greily Ortega, de 25 años; Yusbany Hernández, de 7; Manuel Hernández, de 6; y Miguel Ortega, de 9, “El Monstruo” es acusado de feminicidio agravado y violencia sexual. Indicó que los niños presenciaron la discusión que él sostenía con su madre, Greily Ortega, y que con un cuchillo se fue encima de las víctimas.

El acusado narró que desde que conoció a Ortega, ella buscaba alguna excusa para discutir, entonces él aprovechaba para salir de la casa y consumir “perico” para no tener que lidiar con sus problemas.

“Le di contra el piso muchas veces, los niños decían que me iban a buscar a los malandros pa’ matarme, me amenazaron y yo me molesté y también los maté. Yo no estaba consciente de lo que hacía”, manifestó el homicida.

Nuevo ataque

Después de huir, Espinoza robaba para poder subsistir. Se sacó una documentación falsa y pudo pasar desapercibido en la isla de Margarita. A Ciudad Bolívar llegó con la ayuda de Milángela, de 29 años, una vieja amiga que tenía en Valera.

El 31 de octubre del 2016, las manos del “Monstruo” se volvieron a manchar de sangre. Esta vez le arrebató la vida a la docente jubilada, Crisálida Contreras, de 82 años. Milángela le confesó a la mujer el secreto de Espinoza, quien esperó un día para asesinarla luego de la confrontación que ambos sostuvieron. La octogenaria le debía 300 mil bolívares; y él decidió cobrarse ese efectivo con el oro que la anciana tenía, Milángela se la “pichó”, esto según el testimonio del homicida.

Abuso de autoridad 

Desde pequeño, Manuel aseguró que era medicado pues tenía problemas: “Desde carajito me daban pastillas, las dejé de tomar desde adolescente”, reveló el detenido, quien manifiesta tener problemas psicológicos. Se crió con sus padres en una casita en Valera. Su papá le advertía que si llegaba del trabajo y lo encontraba jugando metras en la calle lo golpearía.

Mi papá me amarraba y me daba palo, bien duro. Me dieron muchos golpes, muchísimos. Te digo, yo me fui de mi casa a los 13 años, si no me escapaba te juro que mataba a mi papá”, expresó Espinoza.

Las peleas con su pareja Greily Ortega, despertaron el resentimiento que sentía hacía su padre. “Yo me desahogué esa noche, por eso los maté”, afirmó.

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