Encuentran el cuerpo del quinto pescador
Las mínimas esperanzas que guardaban los familiares de Luigi José Chourio Pérez, de 31 años, el quinto pescador que desapareció desde el domingo, se esfumaron.
Les tocó afrontar el drama sin la compañía de sus vecinos de la calle larga del sector La Ensenada, en La Cañada de Urdaneta, donde vivían todas las víctimas.
Cuatro peñeros estaban anclados a las orillas del Lago de Maracaibo que rozan con la sede del Cuerpo de Bomberos, en el sector Los Pozos de esa localidad.
Unos 10 compañeros pernoctaron toda la noche para encontrar a Luigi. La búsqueda rindió frutos en la madrugada.
Su destino fue el mismo que el de sus acompañantes. Murió a punta de balas. Familiares y cuerpos policiales señalan a los “Piratas del Lago” como responsables.
Derraman sangre en las aguas del coloso sin piedad desde hace tres años, aseguraron. A las 9:00 a. m. de ayer, los restos ya reposaban sobre la playa. Una sábana blanca los cubría. Emili Albornoz, vestida de morado, se sentó sobre una piedra a unos metros del cadáver de su pareja. Lo observaba en silencio. Su rostro era evidencia del dolor.
La quietud se interrumpía eventualmente. Angelina gritaba desconsolada por su hijo. Sentada en una silla plástica, abrazada por dos de sus hijas pedía explicaciones al aire. “¡Ay mi hijo! Cómo te van a hacer esto. Señor que castigo. Ahora con quién voy a pelear yo”, soltaba entre sollozos.
Luigi era un joven trabajador, alegre y parrandero. Su madre recuerda que cuando salía por unos tragos debía ir por él para cuidar su estado. Al pescador no le van a guardar luto. No por ausencia de dolor. En vida, consciente de los riesgos de su oficio, pedía a sus familiares que despidieran su espíritu al ritmo del vallenato de Diomedes Díaz.
