El diario plural del Zulia

El dramático adiós para Greisly Orianna

Dileidy González estaba serena y con la mirada ja sobre el ataúd donde reposa el cuerpo de su hermana Greisly Orianna Reyes González, de 18 años, asesinada a puñaladas, el pasado domingo, en Valledupar, Colombia. Las lágrimas le empezaron a brotar, pues la hora de despedirla se acercaba cada vez más. De un momento a otro se acercó al cofre y abrazándolo colocó el vallenato Mi hermano y yo de los hermanos Zuleta. Mientras escuchaba la letra, la miraba a través del cristal que las separaba.

Con ternura acariciaba el vidrio. Parientes la abrazaban, al igual que sus padres, quienes también lloraban la partida. A las 10:00 de la mañana siete hombres de la familia ingresaron a la sala de la vivienda, en el barrio La Montañita, vía a La Concepción y con fuerza intentaron levantarlo, pero Dileidy no los dejaba. Con una crisis de rabia le gritaba “ya va, va ya, no se la lleven. Hermanita te amo…”. Renuente suplicaba que no se la llevaran y se preguntaba una y otra vez “¿Por qué, Dios mío? Me dejó sola”.

Sus allegados la desprendieron del ataúd como pudieron. Levantaron el féretro y caminaron hasta las afueras de la casa, seguidos por más de una veintena de personas.

La subieron a la carroza fúnebre y en caravana la acompañaron hasta su morada en el cementerio San Sebastián, donde Gerardo Reyes aseguró sollozante que su hermana Greisly era “lo mejor que le ha pasado en la vida”. Recordó que “ella siempre andaba con locuras que siempre lo hacían reír. Le pedías un favor, te refunfuñaba pero te lo hacía, ella era única. No merecía morir así”.

Dileidy asegura que “uno no le debería desear mal a nadie, pero esa mujer que asesinó a mi compinche, se merece lo peor. Mi hermana no tenía la culpa de ser tan bella. Solo pido justicia divina”.

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