Crimen de Giorgia no sería planeado

Giorgia Sikiú Castillo Rueda rompió el silencio. Luego de asesinar a Maira Alejandra Lugo Olivares, quien tenía siete meses de embarazo, huyó. Estuvo prófuga de la justicia por 63 días. En ese tiempo se especuló mucho en su nombre. Pero la mujer, a punto de graduarse de médico, después de entregarse, confesó su versión a un grupo cerrado de allegados.

Una fuente cercana a la familia Castillo Rueda presumió que los peritos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), ese desafortunado 27 de junio, colectaron dos cuchillos en la escena del crimen. Giorgia no habría planeado todo. Acudió a la casa de su exmarido, Luis Leal, en el edificio Tuy, sector La Lago, por unas prendas de vestir que el hombre presuntamente se negó a entregarle después de la separación. La mujer tenía llaves, estaba revisando la sala del inmueble cuando Maira salió del baño.

Se inició una discusión que evolucionó en una riña cuando la hoy infortunada, al parecer, corrió a la cocina por un cuchillo. Castillo hizo los mismo en defensa propia, según lo que ella misma habría declarado.