El diario plural del Zulia

Uno de cada 10 niños es diagnosticado con TDAH

“Qué muchacho tan inquieto, llévatelo porque no lo soporto”, es lo que le dicen a las madres de aquellos pequeños que sufren de hiperactividad. Con la mirada que refleja noches de cansancio por los innumerables desvelos, Peggy Benítez cuenta el caso de su pequeño Santiago Quiroz, un niño de seis años que padece el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).

Tener este problema conductual no es bueno ni malo, la psicólogo y conferencista Yuglenis Rivas asegura que se trata de un niño que tiene un “cerebro que funciona diferente”. Las estadísticas de los infantes que presentan este trastorno van en aumento conforme pasa el tiempo. En la actualidad a nivel social se está desinformado respecto al tema. A estos pequeños se les etiqueta de ojos, problemáticos, groseros y malcriados. Según Rivas, uno de cada 10 niños es diagnosticado con el trastorno, pero pocos son los casos que se atienden con regularidad.

Desde muy pequeño Santiago era muy inquieto, lloraba mucho y era arisco con las personas que se le acercaban, comenta su progenitora. “La pediatra que lo atendía cuando bebé dijo que el niño era malcriado y que eso se le quitaría al crecer. Pero no fue así, pasó el tiempo y mi Santi empeoró”. La especialista le recomendó a la madre del chiquillo que lo llevara para que lo evaluara un neuropediatra, y así fue. Benítez, con preocupación, llevó al infante para que otra doctora lo tratará y efectivamente el diagnóstico arrojó que Santiago tenía ciertos problemas de conducta. “Desde entonces mi niño ha pasado por episodios fuertes.

Es un bebé muy inteligente pero le ha costado adaptarse al colegio y en ocasiones tiende a ser a ser agresivo”, detalló. Muchas son las familias que presentan casos de TDAH. Por lo general, el diagnóstico es evidente cuando los niños cumplen seis años; en algunos casos sale a relucir antes de lo indicado. Tal es el caso de Santiago, al que le detectaron el trastorno antes de los seis años. Con voz quebrada y una lágrima que corría por el rostro de una madre indignada, salieron las palabras: “Mi muchachito no está estudiando porque la maestra y sus compañeros me lo rechazan”. En estos momentos está en casa bajo el cuidado de su madre, que con paciencia se ha dedicado a él.

“Su padre no aguantó la pela y nos abandonó”, exclamó Peggy mientras que con un pañuelo de tela suave limpiaba sus lágrimas. Sin exclusión La especialista Yuglenis Rivas explicó que la sociedad es parte fundamental en el control de los niños que a Villasmil Este sábado se desarrolló la primera conferencia sobre el TDAH. La ponencia estuvo presidida por la psicólogo Yuglenis Rivas y la neuropediatra Enoe Medrano. A la misma asistieron alrededor de 300 personas que escucharon con atención sus planteamientos. Conferencia ¿Sabes lo que siento? tienen diagnosticado el trastorno. “Nos estamos equivocando cuando etiquetamos a estos seres de luz.

Ellos no son el problema, somos nosotros como sociedad”. Señala que la falta de conocimiento en padres, docentes y comunidad en general provoca problemas de autoestima, sentimientos de inadecuación y rechazo por parte de los infantes. “Es más grave estar desinformado que tener un déficit de atención, hiperactividad e impulsividad”, resaltó Rivas, quien tiene más de nueve años tratando casos de TDAH. Sintomatología En los primeros años de vida los síntomas más frecuentes son: constantes cambios en el humor, sufren de insomnio, su curiosidad por saber todo es insaciable, no toleran la frustración, persisten las rabietas y pataletas la mayor parte del tiempo, tienen una actividad física excesiva, quieren ser el centro de atracción todo el tiempo.

Tratamiento A juicio de la neuropediatra Enoe Medrano, el tratamiento puede hacerse de forma multimodal: farmacológico, no farmacológico o combinado. Explicó la galena que el tratamiento debe iniciarse cuando el niño es diagnosticado entre los cinco y seis años de edad. A los niños y adolescentes que se les detecta una repercusión moderada o grave, se les recomienda que el tratamiento sea combinado psicológico conductual, farmacológico y de intervención psicopedagógica para evitar el desarrollo de otros trastornos asociados al que ya padece. La terapia de conducta es muy importante porque ahí es donde se identifican los factores que están ocasionando la mala conducta de quien lo padece. Medrano aseguró que la educación de los padres durante el tratamiento no puede faltar. “El apoyo de ellos es esencial porque ayuda al pequeño a modificar su conducta”.

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