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Especialistas recomiendan el consumo limitado de alcohol en las festividades para prevenir la cirrosis

Una vez diagnosticada la enfermedad, el paciente vive un cambio radical en su vida, debido a que, para evitar el riesgo de muerte, debe dejar de consumir alcohol. Síntomas como el cansancio, sangrado y formación de hematomas con facilidad, pérdida del apetito, náuseas e hinchazón en las piernas deben poner en alerta a los consumidores

La víspera de Año Nuevo despierta el deseo de celebrar a lo grande en familia. Sin embargo, en muchas tradiciones venezolanas se asocia a las festividades con las bebidas alcohólicas, las cuales, pueden causar graves enfermedades como la cirrosis.

Según Mayo Clinic, es más probable que este padecimiento se presente en personas que beben en abundancia durante muchos años. Sin embargo, la relación entre la bebida y la cirrosis es compleja.

En términos sencillos, se trata de la presencia de cicatrices en el hígado. Cada vez que un órgano se lesiona, intenta repararse por sus propios medios. Cuando esto ocurre, se forma tejido cicatricial. A medida que se forma más tejido cicatricial en el hígado, este tiene más problemas para funcionar.

Una vez diagnosticada, el paciente vive un cambio radical en su vida, debido a que, para evitar el riesgo de muerte, debe dejar de consumir alcohol.

Los signos más comunes son el cansancio, sangrado y formación de hematomas con facilidad, pérdida del apetito, náuseas, hinchazón en las piernas, los pies o los tobillos, llamada edema. También la pérdida de peso, picazón en la piel, decoloración amarilla de la piel y los ojos, denominada ictericia.

La acumulación de líquidos en el abdomen, llamada ascitis, vasos sanguíneos en forma de araña en la piel, enrojecimiento de las palmas de las manos y uñas pálidas, especialmente en el pulgar y el dedo índice también son síntomas que deben alertar al paciente.

Los verdaderos riesgos de esta enfermedad llegan cuando hay complicaciones como una presión arterial alta en las venas que suministran el hígado. Esta afección se denomina hipertensión portal. La cirrosis reduce el flujo normal de la sangre a través del hígado. Esto aumenta la presión en la vena que lleva la sangre al hígado.

La hinchazón en las piernas y el abdomen también es preocupante. El aumento de la presión en la vena porta puede causar la acumulación de líquido en las piernas, llamada edema, y en el abdomen, llamada ascitis. El edema y la ascitis también pueden ocurrir si el hígado no puede elaborar suficiente cantidad de determinadas proteínas de la sangre, como la albúmina.

Por último, el sangrado también es una señal de alerta. La hipertensión portal puede hacer que la sangre se redirija a venas más pequeñas. Debido a la tensión de la presión adicional, estas venas más pequeñas pueden romperse y causar un sangrado grave. La hipertensión portal también puede causar el agrandamiento de las venas, lo que se conoce como várices, en el esófago o el estómago. Estas várices también pueden llevar a un sangrado que ponga en riesgo la vida. Si el hígado no puede generar suficientes factores de coagulación,

La Asociación española para el estudio del hígado recomienda tener límites a la hora de ingerir licor.

“El consumo más seguro es cero y para defender esta premisa nos queda aún mucho camino por recorrer desde las instituciones para que nuestros jóvenes no tengan tan fácil acceso al alcohol”, destaca un comunicado.

Aseguran que es “una situación a la que hay que poner freno con sensibilización y prevención. La distancia entre las evidencias científicas disponibles en relación con el impacto sobre la salud del consumo del alcohol y la percepción de este impacto por parte de la población es uno de los temas que más preocupa a los especialistas en patologías del hígado, pues la hepatopatía relacionada con la ingesta de alcohol es la que causa más mortalidad en el mundo”, concluye la Asociación.

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