El diario plural del Zulia

Viajar es una suerte de prohibición indirecta

Cuatro maletas han tomado sol en las islas del Caribe, han tocado suelo argentino y chileno resguardando el equipaje de la familia Colmenares. Un matrimonio con dos hijos que al concluir el año escolar elige un destino para irse de vacaciones. Este año las maletas se quedaron en el clóset. No hay dinero para viajar.

datosversionfinalLa pista está vacía y es temporada alta. El derecho consagrado en la Constitución de “transitar libremente y por cualquier medio” es cada día más inverosímil cuando de un avión se trata. Los vuelos van en caída libre y con asientos disponibles.

“El cupo viajero era una bendición”, dice María Colmenares mientras hace filas en la oficina de una aerolínea. “Nosotros lo usábamos para viajar en familia, pero ahora con el dólar tan alto ya no podemos pensar en eso”, comentó mientras indicaba que su prioridad se resume a la alimentación, educación y salud.

El límite de dólares a asignar, ser tarjetahabiente de la banca pública, aunado a la cotización bajo la tasa Dicom (flotante), son algunos de los factores que hacen que desaparezca este privilegio y cada día son menos los venezolanos que invierten en viajar.

Las aerolíneas evidencian la merma, de 800 boletos diarios que podía vender la aerolínea La Venezolana en su sede de la calle 72 de Maracaibo, hace dos años atrás, hoy a duras penas logra contabilizar 300 boletos vendidos, según comentaba su supervisora, Meris Urdaneta.

La realidad de esta oficina se repite en todo el país, lo que trae como resultado una caída en la venta de boletos de 85 % en un año, de acuerdo a las estadísticas de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco). Su presidente, Roberto León Parilli, asegura que es casi imposible para un venezolano de clase media, poder ejercer el derecho de viajar.

“Estamos con una suerte de prohibición de salida del país indirecta al no poder viajar por el mecanismo burocrático, para obtener las divisas y por los costos elevados que están referidos a la brecha entre los controles de cambio”, define Parilli.

Dante Salvatorelli, presidente de Asociación Venezolana de Agencias de Viajes (Avavit), defiende que las personas que aún viajan, aunque muy reducido, responde a que tienen unPlan B”, es decir, ya no son vacaciones, es por negocio o porque su familia emigró y le regala el pasaje. “Se ha vuelto como normal que personas vayan a Panamá y Miami a hacer negocios o a visitar a sus familiares”.

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María Colmenares pisó la oficina de La Venezolana ocho meses después de haber comprado boletos para Santo Domingo, sus esfuerzos fueron en vano, llegaron las vacaciones y no pudo ahorrar dinero. Canjeaba los boletos por destinos nacionales, minutos después de haber conversado con el equipo de Versión Final.

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