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Repiqueteo// Ovidio Pérez Morales: “El 4F hubo muchos muertos y se buscó amnistía”

repiqueteoMonseñor Ovidio Pérez Morales, expresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (1990-1996) y una de las voces de mayor autoridad del clero venezolano, intercedió para que se le otorgara una amnistía al expresidente Hugo Chávez Frías y a sus aliados tras el golpe de Estado de febrero de 1992. Ahora lamenta que “quienes antes estuvieron presos, muchos de esos, ahora no quieren que los presos dejen de ser presos”. Exige a “quienes pidieron clemencia en el pasado, tengan clemencia ahora”.

A sus 84 años no solo es tendencia en redes sociales. Su memoria y discurso son de admirable precisión. Recuerda que jugó un papel “de primer plano” en la medida de amnistía que se le otorgó al líder de la revolución y a sus compañeros de armas en la asonada contra el expresidente Carlos Andrés Pérez.

“Desde la Conferencia Episcopal nos preocupamos mucho de que se les resguardase la vida, de que se les protegiesen sus derechos humanos”, enfatizó.

Al exarzobispo de Maracaibo le tocó jugar un papel de primer plano porque era presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. “Yo conservo cartas del presidente Chávez en las cuales me agradecía lo que había hecho la Conferencia Episcopal en el sentido de la amnistía y de las medidas de gracia para quienes habían dado el golpe”.

Reveló que en la carta el fallecido líder del chavismo le decía que esas medidas de amnistía iban a contribuir a que el país tuviera serenidad y paz. Considera que los mismos argumentos que expuso el excomandante en jefe desde (Cárcel de San Francisco de Yare, estado Miranda) Yare, son los que se muestran ahora.

“Lo que entonces nosotros como episcopado promovimos, también lo promovemos respecto de quienes están ahora presos. Pero los que estuvieron antes presos, no todos, porque algunos han cambiado de opinión, pero quienes antes estuvieron presos, muchos de esos, ahora no quieren que los presos dejen de ser presos”.

Advierte que hay que tener presente un asunto. “Quienes dieron el golpe, salieron a dar un golpe, salieron con armas en la mano, salieron disparando y salieron dispuestos a matar. Hubo muchos muertos y, sin embargo se buscó la Ley de Amnistía para que el país pudiese abrir un nuevo camino”.

En su opinión, ahora “hay muchos presos políticos que no han matado a nadie, ni han tenido la disposición de matar a nadie. ¿Por qué no hacer una Ley de Amnistía que dé un compás de aire fresco al país? Nosotros estamos detrás de que haya una disposición así. Presos que están sin tener ninguna culpa. ¡Que salgan ya!, ¡que se integren a la vida política y se unan a su familia! Hay individuos que tienen años y años. ¡Eso no puede ser! Es una actitud cruel e inclemente”, reconoció.

—¿Hay asesinos dentro del Gobierno?
—Hay gente que en el golpe del 4 de febrero salió y disparó y mató gente. Hay que entenderlo así. Es lo mínimo que pudiera decir, porque fue lo que sucedió. Hubo muertos ahí. Y después ha habido muertos. En las manifestaciones ha habido muertos. Ahora se quiere echar la culpa toda a los que estaban manifestando. Los que estaban manifestando puede ser que en algunos casos, alguna obstrucción que hicieron, alguna cosa que hicieron, pero hubo muchos muertos que vinieron de las fuerzas de seguridad, que utilizaron la fuerza indebidamente y causaron muchos muertos. No fueron dos o tres, fueron cuarenta y tantos muertos que hubo en las manifestaciones esas. Cuando la fulana ‘Salida’ y cosas por el estilo.

—Usted es crítico del gobierno en las redes sociales. El gobierno, especialmente en tiempos del expresidente Chávez proponía que se quitarán la sotana y se dedicaran a hacer política. ¿Qué dice usted a esta propuesta?
— Hay una cosa que es curiosa. Cuando cierta gente está en la oposición, le dicen a uno:“Usted tiene que quemarse por la libertad, usted tiene que quemarse por el pueblo, usted tiene que salir a la calle y tiene que protestar”. Pero cuando esa gente llega al gobierno, y no digo simplemente este gobierno, sino cuando llegan al gobierno, entonces se vuelven hipersensibles ante cualquier crítica. Y cualquier cosa que brota de la jerarquía, se le interpreta como una interferencia. Se vuelven sensibles.

—Y los acusan de intromisión
—Hay una doctrina del Papa Francisco, llamada La Dimensión Social del Evangelio. Allí el evangelio, la fe, la iglesia y el ser cristiano, tienen una dimensión social que es el de buscar una convivencia, que sea realmente libre, justa, solidaria, fraterna, productiva, de búsqueda del bien común, equidad. No puede quedarse la fe encerrada en la sacristía, que es lo que quiere la dictadura tanto de derecha como de izquierda. Las dictaduras tanto de derechas como de izquierda, no quieren que la Iglesia se meta en nada papacrítico de la sociedad. Que se quede predicando el evangelio de manera insustancial, que se quede celebrando el culto, pero que no diga nada sobre derechos humanos, sobre justicia, ni nada de eso. La iglesia no puede hacerlo porque el Señor mandó, como precepto máximo, el mandamiento del amor, que tiene que expresarse, no solamente en las relaciones interpersonales de afecto, sino que tiene que expresarse en lo macro social, es decir, trabajar por buenas políticas sociales, alimentarias, ambientales, de salud, por una convivencia en la paz, en los derechos humanos. Lo que no debe hacer la jerarquía, ni la iglesia como comunidad ya de creyentes, en su totalidad, es meterse en banderías políticas, en un partido político determinado o lo que sea.

—El Papa Francisco recientemente pidió diálogo para Venezuela ¿Considera que tendrá efecto esa petición?
—Es lo que desearía. El Papa llama a encontrarse en la búsqueda de soluciones eficaces al gravísimo problema que tiene hoy Venezuela. Ante esta situación es necesario unir esfuerzos y superar divisiones innecesarias. Hay que hacer un esfuerzo muy grande por buscar caminos conjuntos ante la crisis gravísima de debacle en los servicios, desabastecimiento, escasez, de una inseguridad y una delincuencia que están haciendo estragos. Ante esto es necesario buscar cómo afrontar la situación y dar soluciones. No encerrarse en posiciones de tipo fundamentalistas como si uno como el otro no tuviera que cambiar cosas. Corregir rumbos.

—El Papa visitó recientemente países cercanos a Venezuela y nuestro país no fue incluido.
—Yo no podría dar una respuesta a esto, pero me daría la impresión que si hay una genuina, sincera, un real esfuerzo de encuentro entre nosotros los venezolanos, el Papa daría un espaldarazo con una visita suya. El Papa conoce muy bien la situación. A mí personalmente me consta porque he hablado con él sobre la situación. Él sabe que este país no es viable si no hay un acuerdo fundamental de verdadero estado de derecho, de apuntar a las soluciones de los problemas, de la superación de planes y de proyectos que históricamente se ha demostrado que son no solamente ineficaces sino dañinos. Por ejemplo, estos planes, estos proyectos que miran a la estatización, a la monopolización de todo. Por ahí no vamos a ninguna parte y vamos ahondando las fosas en la que estamos cayendo. Una fosa con la destrucción de los servicios de agua, luz, camino, escasez, desabastecimiento y además una intolerancia política con presos políticos, con persecuciones políticas. Así un país no va ni a la esquina.

—¿Qué opinión le merece la Ley del Referéndum?
—Simplemente lo que diría es que este país necesita un cambio de régimen. Un cambio de gobierno. Eso sí, un cambio de gobierno que siga vías institucionales y un cambio de gobierno que vaya a una situación constitucionalmente aceptable. Quiere decir, hacia una sociedad real, democrática, pluralista. No vayamos nosotros a una dictadura o un gobierno de una facción que trate de eliminar a los otros. Si se ha sufrido tanto por posiciones hegemónicas, se tiene que ir a una sociedad, a una nación, a un país, donde se tenga un real pluralismo democrático, de distintas fuerzas políticas, de distintas corrientes ideológicas, de distintas formas de pensar y de respeto mutuo, pero eso sí, con proyectos que busquen aunar los esfuerzos para dar solución a los problemas del país. Un cambio que no vaya a repetir errores, a caer en exclusiones, sectarismos, ni en hegemonía, sino un cambio que integre a la gente que está en las diversas posiciones.

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