El diario plural del Zulia

“Nos arriesgamos para lograr los cambios del mañana”

El presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Hasler Iglesias, le ha tocado ser líder estudiantil en medio de una de las coyunturas políticas más difíciles de la historia contemporánea del país. Como otros dirigentes que protestan en contra del Gobierno ha pagado por su irreverencia. Opina que para ser líder primero hay que ser compañero y ejemplo a seguir. No está de acuerdo con que los dirigentes universitarios duren años haciendo activismo dentro de las casas de estudio y lo utilicen luego como plataforma política.

—Los estudiantes han sido parte fundamental de los cambios políticos en la historia contemporánea de Venezuela. ¿Qué ha hecho el movimiento estudiantil en medio de la actual coyuntura?

testimoniosversionfinal—Estamos muy activos en la manifestación de calle en contra de las injusticias. Somos un movimiento con credibilidad y por eso generamos un sentimiento de lucha y esperanza para los venezolanos. Ahorita estamos presionando a quienes se niegan a que el revocatorio ocurra este año. Luchamos para que desistan de violar ese derecho constitucional.

—¿Cuáles son los riesgos de oponerse a un Gobierno como el actual?

—Uno arriesga todo, incluso la vida. Oponerse a un Gobierno como este implica estar bajo el asedio de grupos armados que asesinan, violan los recintos donde uno vive, se meten con la familia y se pierde la privacidad. Cuando uno sale a manifestar se está expuesto a ser detenido, torturado, herido y hasta asesinado. Pero estas amenazas no han amilanado el deseo de cambio; por el contrario, nos dan más ganas de luchar”.

 —¿Ha sido víctima de algún ataque por razones políticas?

—Sí. En un sinfín de oportunidades. Una de las más recientes ocurrió la semana pasada en mi casa. Un colectivo afecto al Gobierno dejó panfletos amenazadores en contra mi persona y de mi familia.

—En medio de la lucha, ¿cómo se cumple con los compromisos académicos?

—Esa es la mayor demostración de responsabilidad y organización. Ahora mismo solo me queda la tesis, pero el reto siempre fue cumplir con los compromisos de ser dirigente y líder estudiantil para con las actividades reivindicativas y las responsabilidades propias de un estudiante. Hay que dar el ejemplo, sobre todo en el rendimiento académico.

—¿Qué futuro tienen los jóvenes en este país?

—En este momento el futuro que tenemos es bien sombrío. El de ahorita, es un futuro que está en construcción. Hay un presente de lucha para cambiar la situación o será un futuro sin oportunidades. No viviremos si no que sobreviviremos. Pero estamos esperanzados porque faltan meses para que se abran puertas a las oportunidades y regresen quienes se fueron. Venezuela será el lugar del mundo con más oportunidades.

datosversionfinal—¿Vale la pena quedarse para luchar?

—Sí. Venezuela no solo tiene innumerables recursos naturales sino que tiene una población comprometida con crecer y surgir. El venezolano es echado pa’ lante, resuelve con la menor cantidad de recursos y no se detiene ante la cantidad de trabas que le pongan en el camino.

—Si no hay cambio de Gobierno, ¿cuál es la salida a la crisis?

—Yo no veo que con este gobierno haya alguna solución. El planteamiento en un país democrático no es pedir un cambio de gobierno sino de políticas, pero lo hemos hecho y no nos han escuchado. Hemos pedido cambio de políticas públicas de seguridad, económicas y sociales; sin embargo, no nos hicieron caso. El venezolano se cansó de pedir cambio por eso vamos por el revocatorio. El cambio de gobierno es el inicio de la reconstrucción del país, no será fácil, aunque es necesario. No vemos la salida a la crisis con Maduro en Miraflores.

—Hablando de la situación del país. ¿Cómo afecta la crisis a los estudiantes?

—De todas las maneras posibles, pero por partida doble. Tanto en la calle como en la Universidad estamos expuestos a la inseguridad, la falta de medicinas y alimentos. No nos escapamos del alto costo de la vida. En nuestras casas de estudios ya no contamos con comedores ni transporte. Actualmente los incentivos para estudiar no son más que sueños e ilusiones; por eso, los jóvenes hoy nos estamos arriesgando para lograr los cambios del mañana.

—¿Cuál es la situación de las universidades? ¿Qué han conseguido con la presión de calle?

La presión de calle durante el año logró los pañitos de agua tibia, cada tres meses nos daban recursos pero desde que llegó el ministro, Jorge Arreaza, la desatención ha sido total. El manejo político ha sido asqueroso. Anunciaron un aumento en la beca que nunca se cumplió.

—¿Ahora que el CNE aprobó ir al proceso de recolección del 20 % de las firmas, qué sigue?

—Lo que sigue es que esa fecha sea puesta lo más pronto posible como lo establece el reglamento. Ojalá que durante esa fase podamos llegar a las 6 mil millones de manifestaciones voluntad para que el Gobierno entienda que está en el poder sin respaldo y legitimidad.

—En el resto del país los líderes estudiantiles tienen relación directa con los partidos políticos tradicionales. ¿Con qué partido milita o desea hacerlo?

—Por los momentos mantengo mi independencia partidista. Estamos asumiendo un rol político que no está subordinando a un color o una ideología. Ya vendrá el momento que me dedique a otros espacios.

—¿Qué opinión le merece que los líderes estudiantiles de otras universidades tengan hasta 15 años sin graduarse?

—Eso es algo que no se corresponde con lo que uno esperaría de un dirigente estudiantil. La Universidad es una etapa que tiene un principio y un fin, no es una oportunidad para tener privilegios. La dirigencia estudiantil consiste es ser uno más del equipo, siempre dando el ejemplo, nada de copiarse, siempre tener buenas notas y no rogar puntos al final del semestre.

— ¿Qué lectura le deja lo ocurrido el 1º de septiembre?

—El 1º de septiembre el mensaje fundamental fue la pérdida del miedo. Los días previos hubo un acoso exagerado desde los medios de comunicación hasta el despliegue policial exagerado, la detención de dirigentes, traslado de presos políticos, la amenaza a los choferes; en resumen, fue un despliegue militar para intimidar. Los venezolanos no compraron la película que el gobierno vendió sobre la matanza. Dijeron que se reeditarían los hechos del 11 de abril de 2002 y de febrero de 2014, sin embargo, los venezolanos salieron de forma pací ca y demostraron lo que están dispuestos a hacer por el revocatorio.

 

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