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Mujeres y niñas son las más afectadas por proyecto del Arco Minero

Un trabajo publicado por Prensa Amnistía Internacional Venezuela destaca que, según la Organización de Mujeres Amazónicas Wanaaleru, movimiento indígena, la violencia hacia las mujeres por motivos mineros se centra en la construcción de poblados donde se instalan bares, casas de prostitución y ventas de comida, los cuales son controlados y administrados por los mismos trabajadores de la minería, quienes terminan haciendo negocios con fines de explotación sexual, lo que genera altos índices de feminicidios y violencia  territorial.

La publicación firmada por Yaridbell Licón indica que en los espacios de prostitución o “carrutelas”, dominados por los agentes encargados para llevar los trabajos mineros, compran mujeres como cualquier objeto de uso diario con el fin de generar más ganancias en los negocios. La mayoría de las mujeres “compradas” son niñas y adolescentes quienes son violadas, maltratadas y obligadas a tomar riendas en asuntos criminales por militares, mineros o grupos armados.

Por otro lado, las niñas y adolescentes que se encuentran obligadas en la “vitrina” de escogencia para intercambios sexuales o compra de esclavas son cambiadas por gramos de oro (entre 5 y 10), siendo las más pequeñas las más costosas, pues mientras más edad tenga la mujer será menos solicitadas y por tanto, más “económicas”.

El portal Wanaaleru resalta que esta situación no es el único foco de preocupación, dado que las agresiones y amenazas hacia las mujeres de las comunidades resultan ser una de las estrategias más comunes para obligar a desalojar los territorios; sin embargo, muchas mujeres indígenas deciden luchar y mantenerse de pie ante la situación, a pesar de tener en cuenta que toda minería ilegal cuenta con un encargado de acabar con aquellas personas que se opongan o manifiesten en contra del desalojo, tal es el caso de la hondureña Berta Cáceres, una líder indígena luchadora por la causa, quien fue asesinada luego de haber sido víctima de una campaña constante de acoso y amenazas para impedirle defender los derechos de las comunidades.

Amnistía Internacional ha mencionado trabajar con los pueblos indígenas para elaborar leyes que hacen falta con urgencia para proteger sus tierras, cultura y medios de vida. En el ámbito internacional, los pueblos indígenas han hecho oír sus voces han presionado efectivamente a los gobiernos.

Dicha organización ha pedido reiteradamente: garantizar que los pueblos indígenas tienen voz en las decisiones que les afectan, mantener sus identidades culturales propias, vivir sin discriminación ni la amenaza del genocidio y tener acceso seguro a las tierras y a unos recursos esenciales para su bienestar y estilos de vida.

Efectos de la minería

Las consecuencias que conllevan estas violaciones de derechos humanos son de gran preocupación, pues involucra graves efectos en la salud física, mental y comunitaria; enfermedades de transmisión sexual en creciente aumento que cobra numerosas vidas debido a la ausencia de tratamientos por la casi nula accesibilidad a la salud pública, en estos casos, la medicina de los indígenas suele provenir de las plantas, las cuales se encuentran afectadas por los trabajos mineros.

Los elementos utilizados durante la minería como el mercurio, cianuro y el polvillo generan en las mujeres, niñas embarazadas y al mismo feto, daños en su sistema nervioso y trastornos cerebrales que podría producir convulsiones, ataques cardíacos, parálisis, entre otras consecuencias. En el caso de los nacidos, la organización señala que la probabilidad de que nazcan con graves deficiencias motoras, neuronales y cerebrales es bastante alta.

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