El diario plural del Zulia

Mitzy Capriles: AN debe construir transición a la Venezuela que renace [+Comunicado]

La esposa del alcalde Metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, Mitzy Capriles, envió este domingo un mensaje a todos los venezolanos reiterando la necesidad de la Unidad como valor fundamental y asegurando que la tarea fundamental y única” de la oposición democrática “es construir en los tiempos perentorios de la crisis y dentro de los límites de la Constitución nacional una transición viable entre el régimen que fenece y la República que renace”.

Agregó en el título del comunicado que sus palabras llevan “la voz y el corazón de Antonio Ledezma”, quien fue detenido por las autoridades venezolanas el 19 de febrero de 2015 y actualmente se encuentra preso en su casa sin que haya ocurrido la audiencia preliminar.

A continuación el texto del comunicado:

El pasado 6-D (6 de diciembre) dimos el mayor paso hacia el fin de una etapa de oprobio que nada tiene que ver con el pueblo grande y sin odios que somos. Esa gigantesca victoria, construida desde abajo, desde las entrañas del pueblo, trajinando la calle, es la obra de la Unidad. Es su siembra, es su fruto. Su creación. Es obra de todos.

No se edificó en unos pocos días. Se labró en 17 años de lucha. En ella están los esfuerzos de las madres que salieron a luchar contra el decreto 1011 exclamando “con mis hijos no te metas” y de los periodista y editores que madrugaron defendiendo la Libertad de Expresión, y de los técnicos, marinos mercantes y obreros petroleros que arriesgaron y perdieron sus carreras y prestaciones defendiendo unos valores esenciales, no unos cargos.

La unidad de todos
En esos 17 años está la lucha admirable de la sociedad civil, desde la Coordinadora Democrática, cuando los partidos estaban acorralados por el régimen. Está en la batalla del 2006 encabezada por Manuel Rosales. Están los medios radioeléctricos, está RCTV y su sacrificio heroico y está la respuesta popular y la formidable jornada de los hijos de la democracia movilizados en el glorioso movimiento estudiantil del 2 de diciembre del 2007, cuando derrotamos el ensayo de constitución autoritaria que el régimen pretendió imponernos. Cuando la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) actuó impecablemente apegada a la Constitución Nacional.

En esa gloriosa lucha está la victoria construida entre todos en las regionales del 2008 y la mayoría popular alcanzada en las parlamentarias del 26-S del 2010 bajo la acertada coordinación de Ramón Guillermo Aveledo.

En este triunfo esta la impronta del esfuerzo de las primarias de la MUD y el testimonio posterior de Henrique Capriles “dejando el pellejo” por la Patria en dos ocasiones, abanderado como nuestro candidato presidencial.

Está el sacrificio que significó la inhabilitación ilegal de valientes parlamentarios como la diputada María Corina Machado y esta también el testimonio sublime de la cárcel y condena a 14 años a Leopoldo López, su huelga de hambre al lado de decenas de estudiantes para forzar que se definiera la fecha del desafió electoral. Están los alcaldes perseguidos como Daniel Ceballos y Enzo Scarano.

Y están por sobre todo las decenas de venezolanos asesinados en las protesta cívicas del 2014, los miles de estudiantes presos por esas jornadas memorables. Y cómo olvidar a los agricultores asaltados, a los miles de perseguidos y a los cientos de miles de exiliados.

En la victoria del 6D esta también la impronta de la solidaridad internacional de Presidentes como Mariano Rajoy y Mauricio Macri, la inolvidable presencia de expresidentes, alcaldes y parlamentarios del mundo, quienes desde que el régimen asomara sus garras dictatoriales y sacudiera la conciencia universal con la brutal represión del 2014, alzaron su voz de protesta y procedieran a sitiar internacionalmente al régimen. Siguiendo la noble enseñanza de Rómulo Betancourt, cuando exigiera “hacer política internacional con ética”.

Debemos honrar y ser fieles a la verdad. Es nuestro imperativo moral: todos la conocemos. Y de ella se deriva una enseñanza sacrosanta: esa victoria la construimos entre todos. Durante 17 años de lucha contínua. No la construyó una élite iluminada. Ni una cúpula abrillantada. Ni un Líder esclarecido. La construimos todos los venezolanos unidos, contando con el gran trabajo de articulación de Jesús “Chúo” Torrealba. No fue el fruto de una estrategia superior inspirada en gurúes que asesoran con encuestas de sabiduría bíblica. Fue la obra de un pueblo que ensaya, yerra, aprende de sus derrotas y corrige porque sabe que la verdad es esquiva y que hay que construirla o descubrirla en y desde el seno profundo del pueblo.

Ella fue, en suma, la victoria de la unidad del pueblo, desde Catia hasta Petare, desde el Zulia al Amazonas. Fue la proeza de los testigos que trabajaron en las mesas electorales. La Mesa de la Unidad Democrática fue su instrumento. Su plataforma. Su estructura orgánica. ¡Cuidémosla!

La Unidad es el valor supremo
La unidad es el bien construido entre todos los venezolanos para frenar civil y constitucionalmente el intento totalitario más perverso que la República haya enfrentado jamás. La MUD es su instrumento. Es obra de todos. Con la Unidad y solo con ella, logramos la Victoria. Con la Unidad y nunca sin la unidad podremos enfrentar los inmensos retos que tenemos por delante.

Por eso, porque es de todos, nadie puede pretender apropiárselo. Nadie en la oposición tiene derecho a agredirlo, a maltratarlo, a mal ponerlo.

Porque el 6D constituye el primer paso de la tarea compleja y exigente, que recién comienza, un salto gigantesco hacia el porvenir. Pero sería no solo iluso sino tremendamente irresponsable pensar que el trabajo está consumado.

Ahora es que hay tarea por delante. El hecho de contar con una mayoría calificada indica que también calificada debe ser nuestra responsabilidad. Si no somos capaces de adaptarnos a estas lecciones, ¿cómo pedirle al pueblo que nos ha elegido que lo haga?

Ahora es que se requiere unidad. Unidad superior. Unidad política, que no meramente electoral. Unidad Patriótica. Que no meramente política. Unidad de corazón que no meramente de razones y cálculos.

La nueva Asamblea
Pasado mañana se instala la Nueva Asamblea Nacional. Es la expresión más cabal de la soberanía popular. Tiene una legitimidad nacida de la expresión del pueblo con una potencia tan infinita como la fuerza misma de la Voluntad Soberana del pueblo, solo limitada por la norma constitucional que el pueblo también puede cambiar dentro de sus propias reglas.

La fuerza debe estar al servicio de los cambios. Cambiar los malos hábitos, romper los moldes de los falsos mitos, hablarle claramente a nuestra juventud diciéndole que es mentira que somos ricos porque simplemente tenemos petróleo, que lo seremos cuando contemos con una educación sin exclusiones y de calidad, cuando asignemos la tierra, el trabajo, y las oportunidades a la gente siempre con justicia. Cuando dejemos de ser un país rentista y pasemos a ser un país productivo.

Debemos demostrar que estamos preparados para gobernar, para rescatar a Venezuela sin atarnos a dogmas, deteniendo esta carrera alocada de endeudamiento que compromete nuestro futuro.
Esta Nueva Asamblea Nacional (sus 112 diputados de la MUD y sus 112 suplentes y, porque no, los 55 diputados del PSUV y sus 55 suplentes) tienen el mandato del cambio político para superar la crisis más severa que Venezuela jamás vivió en todo el siglo XX y lo que va del actual.

El cambio que viene
No nos equivoquemos. El voto abrumadoramente mayoritario del pueblo venezolano fue por un cambio. Profundo. Radical. Urgente. Y también pacífico. Cívico. Constitucional. Unitario. Reconciliador. El voto no fue nunca por la permanencia de lo que tenemos sino por su salida. Pero tampoco fue por la retaliación sino por la reconciliación.

El 5 se juramenta la Venezuela que será, la nueva Venezuela. Cuyo pasado debemos conocer para no volver a caer en nuestros pasados errores. Vamos a conquistar el futuro y debemos hacerlo juntos. Mientras exigimos rendición de cuentas, alternabilidad en el poder y la independencia de las instituciones fundamentales del Estado. Nuestros diputados honraran la memoria de Fermín Toro recordando e inspirados en su coraje “que los diputados que el pueblo se dio no se prostituyen”

La misión de la Asamblea Nacional
La misión de la Nueva Asamblea -centro desde este martes de la política nacional- es abrir caminos a la superación de la crisis política terminal que agobia al régimen y la crisis económico-social que golpea al pueblo. La tarea, la fundamental y única tarea de la oposición democrática representada cabalmente en la MUD es construir en los tiempor perentorios de la crisis y dentro de los límites de la Constitución nacional una transición viable entre el régimen que fenece y la República que renace.

Esa tarea, inmensa, ciclópea pero hermosa, exige grandeza. Coraje. Amplitud, Humildad. Templanza. Perdón. Sabiduría. Patriotismo. Valores supremos que no han de faltarles a los 224 diputados principales y suplentes de la MUD (y porque no a los 110 del PSUV?). Nos lo exige la Patria que tiene derecho a exigirnos todo.

Un cambio en paz, sin sangre, sin violencia
Venezuela clama por el cambio democrático. Es una exigencia que trasciende fronteras y diferencias políticas. La oposición se ha unido en la Mesa de Unidad Democrática cristalizando de esa manera una necesaria confluencia que finalmente le permitió participar con singular éxito en elecciones, reiterando así, que defiende con firmeza el sufragio en el esquema de la vía pacífica, constitucional, comicial y sin practicar la violencia. La oposición nunca se apartó de esos postulados de principio porque comprende que el uso de la violencia se reproduce de manera aterradora en un ciclo de sangre y venganza.

Para nosotros no hay enemigos, sino a lo más, compatriotas desunidos por diferencias totalmente comprensibles en la dinámica pluralista de la democracia, pero que en aspectos fundamentales pueden allanarse en buena medida mediante un diálogo fructífero y generoso. La convivencia está en las entrañas de la cultura de Venezuela.
Hoy sabemos que podemos avanzar hacia la democracia en paz y que la suma de voluntades y esfuerzos es capaz de lograr la recuperación económica, política, moral y social que queremos.
El pueblo es el soberano, el gobernante debe estar sometido al mandato popular y utilizar el poder que el pueblo le ha conferido en la solución de los problemas y la satisfacción de las necesidades de todos los venezolanos.

Unidad y consenso
Solo unidos lograremos esos objetivos. Las diferencias, la competencia por el logro de aspiraciones personales o grupales, naturales en cualquier sociedad democrática, constituyen en este momento la peor amenaza que atentaría contra el triunfo final de las aspiraciones populares. Si en el pasado hubo diferencias en cuanto al rumbo a seguir y las estrategias correctas, colocarlas hoy en el escenario no puede traer otra consecuencia que el fraccionamiento de las fuerzas opositoras y provocar retrocesos injustificados. El pueblo venezolano está alerta y sabrá diferenciar las conductas que promueven la unidad, de aquellas que conspiren contra ella. Discutamos entre nosotros hasta lograr el consenso necesario para las acciones que vienen, en el entendido de que consenso no significa unanimidad. Significa, simplemente, que nadie se crea con el monopolio de la verdad e intente imponerla al movimiento integrador.

Consenso significa capacidad y disposición para ceder ante los criterios de la mayoría. No permitamos que esa unidad se quebrante por ningún motivo, porque nada justifica que las aspiraciones personales o grupales, por legítimas que sean, debiliten o fracturen ese bloque de sentimientos, intereses y convicciones que asombró al mundo el 6 de diciembre.

La lucha por la libertad, el progreso, la seguridad y la democracia apenas comienza. Esta primera victoria debe ser seguida por muchas otras, hasta que estén dadas todas las condiciones para que los logros alcanzados sean irreversibles. La confianza de Venezuela en la dirigencia política tiene su fundamento en la inteligencia, el coraje y el desprendimiento demostrado. La esperanza se alimenta y descansa en la seguridad de que esas mismas virtudes continuarán guiando la empresa libertaria. No la defraudemos.

Unidad y reconciliación
Todo ese temple patriótico y esa humildad republicana nos obliga a tender puentes, a invocar y practicar el respeto sagrado a la CN y a confiar que todos, el pueblo, su liderazgo político y la Fuerza Armada Nacional, estaremos a la altura, no solo de nuestra historia gloriosa, si no mucho más, de nuestro futuro promisorio, siempre que seamos capaces de reconstruir entre todos la unidad y reconciliación nacional. Mirar al futuro conscientes que “necesitamos de fuerza para impulsar los cambios., de tolerancia para respetar lo que no sea posible modificar y de sabiduría para actuar con justicia y responsabilidad”

Mitzy Capriles de Ledezma, con la voz y el corazón de Antonio Ledezma.

Feliz año nuevo para toda Venezuela!

Juan Pablo Segundo nos dijo “No hay Paz sin Justicia y no Hay Justicia sin Perdón” y Francisco nos dice “La misericordia es el centro del Evangelio”.

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