Jesús Castillo Molleda: “La MUD no tiene una vocería coordinada”
Emil Paul, el emisario que envió el Vaticano para tender puentes entre chavismo y oposición, anunció el lunes en rueda de prensa que el 30 de octubre habrá una reunión plenaria con ambos sectores en Margarita. Todo ello al término de una reunión en la que estuvieron presentes, del lado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), los diputados Enrique Márquez (Un Nuevo Tiempo), Luis Florido (Voluntad Popular), Julio Borges (Primero Justicia) y Jesús “Chúo” Torrealba.
Sal en la herida para otros dirigentes, como Henrique Capriles, Henry Ramos Allup y María Corina Machado que se quejaron por Twitter que se habían enterado de esa agenda de diálogo como el resto de los venezolanos: por la televisión. Todos, por supuesto, se negaron a tomar parte en ella.
Pero vale recordar que fue la MUD la que invitó al Vaticano a engrosar una lista de negociadores en la que no confiaba, integrada por los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá).
“¿Quién llamó a la Iglesia, quién envió un comunicado para que un representante del Vaticano viniera? ¡La MUD! Entonces, si el emisario vino, ¿no había que atenderlo?”, se pregunta retóricamente Jesús Castillo Molleda, politólogo y profesor universitario.
A su juicio la oposición carece de un cuarto de guerra, con estrategas que estudien los pasos del adversario; una sala situacional, para monitorear medios y declaraciones e informar a sus voceros de lo que acontece; de un observatorio situacional, para coordinar las declaraciones de sus voceros por áreas, y de una sala de prensa para que todos los miembros de la MUD manejen la misma información.
“Uno de los grandes problema que tiene la MUD es la vocería. No hay una vocería coordinada, sino que todo el mundo dice de todo en el momento que quiera”.
Orden y jerarquía
Si la MUD quiere ir a Miraflores, aplicar el artículo 350, tiene que definir quién será comandante, quién general y quién dirigirá las tropas. Estas tareas, a menos hasta ahora, nadie las tiene asignadas.
“Es una inmadurez política que la MUD no logre comunicarse ni siquiera entre sí. Es una tragedia. Esto lo que hace es distorsionar el esfuerzo de una población que adversa al Gobierno pero no encuentra a quién seguir, no encuentra una estrategia única”, advierte Castillo Molleda.
Las escaramuzas en público no ayudan en nada. Juan Carlos Berrizbeitia, diputado opositor, increpó vía Twitter a Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD: “¿Quién autorizó a ‘Chúo’ Torrealba’ a reunirse hoy con el Gobierno? El país se entera a través de los medios”.
Pero Torrealba, agrega el académico, es la máxima autoridad de la coalición opositora, y las razones que lo movieron a reunirse el lunes con voceros del chavismo son responsabilidad suya y deben discutirse privado.
“El adversario cumple un lema muy sabroso, que dice ‘divide y vencerás’, y esto parecería que le estuviera dado función a un movimiento que está tratando de sobrevivir con sus instituciones y está muy débil”.
Una mesa de diálogo, insiste, no es un obstáculo para tomar las calles, para seguir con la agenda del referendo revocatorio, ni siquiera para formalizar la inscripción de los partidos políticos ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). “Tienes que hacer todo”.
¿Dialogar?, sí
Hiram Gaviria, presidente del Partido Unión y Entendimiento (Puente), ve con beneplácito la incorporación del Vaticano al equipo de mediadores, y la disposición de los opositores —de alguno de ellos, al menos— y los chavistas a sentarse con una agenda para resolver los problemas nacionales.
Desabastecimiento, alto costo de la vida e inseguridad, como los más urgentes. Y luego la visión compartida de país: de dónde se obtendrán los recursos tras el hundimiento del modelo petrolero, la educación como palanca de desarrollo.
“Luego los problemas político-institucionales, los temas electorales: hay que buscar un mecanismo en el corto plazo para que el pueblo se exprese. Se intentó el revocatorio; si no es el revocatorio, una megaelección, pero en todo caso, más temprano que tarde, hay que permitir que el pueblo se exprese por la vía electoral”.
Y las nuevas autoridades electas, añade Gaviria, deben constituir un gobierno de unidad nacional. Porque un sector, por sí solo, no puede resolver los problemas. El oficialismo es una muestra. “El chavismo pretendió una hegemonía, excluyó de las políticas públicas a estudiantes, profesionales, intelectuales, empresarios; y en el discurso y el accionar, los persiguió. No podemos pasar a un gobierno del mismo, tipo pero del otro lado”.
El diálogo no es sinónimo de rendición ni claudicación. Gaviria está convencido de que se puede dialogar y ejercer el derecho a protestar, a organizarse políticamente. “De hecho, nosotros vamos a acompañar mañana (hoy) a la sociedad democrática en la calle que pide el restablecimiento del hilo constitucional”.