El diario plural del Zulia

El Zulia cumple: hoy activa su remate final

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tiene cómputos, la señora Mélida Reyes no lo duda: a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) han ido 31 mil 62 personas a expresar su deseo de activar un revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.

datosversionfinalLa señora se cubría del sol y la humedad bajo un árbol frente a La Barraca, en Maracaibo. Se recostó a pocos metros del portón de la salida y a un lado del grupo de voluntarios de Primero Justicia que se esforzaba por crear una base de datos de los electores que cumplieron la verificación.

Tiene 75 años, conversaba con sus cuatro hermanos —todos de la tercera edad— y se regodeaba en la triste felicidad de aguantar dos horas de sol una semana luego de salir de pabellón.

“Me operaron de cataratas”, decía, y se aseguraba la calcomanía con la silueta de un dedo en su camisa. Entonces proseguía: “Aquí hay muchos jóvenes tomando nota de las personas que validaron (…)”.

Por encima de su voz se escuchaban dos o tres muchachos uniformados de amarillo con una insistente pregunta: “Señor, ¿ya validó?”. Pase por acá…”

Meta superada

Lejos de allí caminaba Óscar Bianchi, coordinador de Asuntos Electorales de Un Nuevo Tiempo (UNT). Organizaba gente, daba instrucciones e instaba a compañeros a no desfallecer. De dentro del bolsillo se sacó una hoja blanca con algunas aproximaciones del proceso que inició el lunes y culmina hoy.

Veintitrés mil 991 representa el uno por ciento de la población electoral requerida en la región zuliana para cumplir con lo estipulado por el CNE. La oposición venezolana debe recaudar la voluntad del uno por ciento de las personas inscritas en el Registro Electoral Permanente (REP) por estado para que el ente comicial le dé luz verde a la segunda fase para alcanzar el revocatorio: recolectar 20 por ciento de las firmas que, finalmente, activarán el revocatorio.

A esas 31 mil 62 firmas que ya son oficialmente válidas, les falta un “colchón”. Léster Toledo, dirigente de Voluntad Popular y diputado del Consejo Legislativo zuliano, ya lo afirmaba ayer a media mañana: “Necesitamos 16 mil firmas por encima de las 23 mil 160 que hay hasta ahora”. Aquí solo eran necesarias 23 mil 991 firmas.

datosversionfinalRemate final” es la operación que desde ayer en la tarde desarrollan los dirigentes opositores. Bianchi explicaba que la comparación de huellas dactilares captadas esta semana en el país se cotejarán con la base de datos del CNE y que en esa etapa podrían acrecentarse las invalidaciones. Por tanto, es necesario hacer el “colchón” de las 40 mil firmas en todo el Zulia.

Ayer no hubo tanto pesar como el miércoles. Ese día, la jornada se vio opacada por lo que la fracción opositora al gobierno de Maduro llamó “operación morrocoy”. Los números indicaron las diferencias: el miércoles a mediodía habían validado mil 250 personas, mientras que ayer sumaban dos mil 300 al cierre de la mañana.

Pero la dificultad fue la captación de huellas. Un testigo del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) recomendó usar crema hidratante antes de pasar a las máquinas. “Creo que es lo mejor, así se evitan retrasos (…) Sobre todo a las señoras de avanzada edad, que han sido tanto tiempo amas de casas… sus huellas están como borradas (…)”.

El uso de la crema para manos es contraproducente, pues mancha el espejo, con lo que se pierden de 10 a 15 minutos por cada persona. De diez zulianos consultados en cola, todos rechazaron la recomendación. “Es una locura”, afirmó Luz Marina Labarca, ama de casa de 46 años.

Apoyo frente a tropiezos

testimoniosversionfinalAlgunos se esforzarían por comprender por qué Mélida Reyes se paró bajo el sol durante dos horas con unos lentes que apenas le cubrían la operación de catarata que su cirujano le hizo hace siete días. Para ella es evidente la respuesta: tiene hambre.

La imagen de hambre que Martín Caparrós, cronista argentino, narró en su libro El hambre, responde a “un chico con la panza hinchada y las piernas flaquitas en un lugar desconocido que entonces se llamaba Biafra”. Pero para Mélida, sus cuatro hermanos y siete millones 800 mil venezolanos que en diciembre de 2015 le dieron la vara de la mayoría a la oposición en la Asamblea Nacional, el hambre es no lograr que un kilo de pollo llene el estómago a una familia de cinco.

Pasando dos o tres tumultos de personas, la alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de Rosales, se abrió paso para acompañar en el proceso. Mélida Reyes no la vio, pero Ángel García sí, pues pasaba entre la la que los voluntarios de Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo habían hecho para resguardarlos. Llevaba su cédula en la mano y sonrío al sentir el aúpo.

“Venimos a declarar la democracia en este país”, repetía una y otra vez Trejo de Rosales. “Quiero que mis hijos regresen del exterior, y hablo de todos los venezolanos, porque cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra”, como el poema de Andrés Eloy Blanco. Eduardo Pérez no presenció ese momento. Tal vez si hubiera observado ese movimiento optimista habría decidido regresar hoy a defender su firma. Pero se desanimó: a pesar de que antes de salir ayer de su casa aparecía en la página del CNE, cuando se paró frente a la captahuella, el registro de sus datos se invisibilizó.

En La Barraca hay 14 máquinas. La mitad se reinicia repentinamente “18 veces al día”, según voceros de la MUD. Estas tienen que ser su cientes para la población electoral de Maracaibo, San Francisco y La Cañada. En el resto de las entidades se instaló maquinaria en sus propias sedes.

Hasta 2013, la Comisión de Registro Civil y Electoral del Consejo Nacional Electoral contabilizaba 18 millones 903 mil 143 zulianos habilitados para participar en procesos electorales. Hoy, la cifra es mayor.

El sol de Maracaibo quema. Arde. El agua en estos casos nunca es su - ciente. Los más sensibles son las personas de la tercera edad, y a la vez son los más resistentes: siempre quieren quedarse. De cada planilla de registro de Primero Justicia —que trae diez casillas vacías— seis o siete peronas pasaban los 62 años.

Ahora el llamado para Mélida y sus pares es a descansar porque sigue la “operación remate”. “A los abuelos, los activaremos cuando empiece el paso siguiente que culminará con la activación del referendo en 170 días”.

 

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