El diario plural del Zulia

El nuevo “regateo” es con ropa usada

A una semana de Nochebuena, se desbordan mercados populares de prendas viejas

Euda Chávez entró a las 5:32 de la mañana al mercado popular La Corotera, ubicado en la avenida La Limpia de Maracaibo. Madrugó con el pensamiento de que era su tercer día de trabajo esa semana: un  día más para generar ganancias.

La madre de tres y abuela de cinco, rebusca ingresos en la economía informal para mantener a su familia, especialmente a dos nietos que dependen de ella. Vende ropa y accesorios usados en un puesto en el mercado La Corotera por el que cancela Bs. 26.000 por día.

En el mercado, los propietarios de más de 100 puestos solían abrir sábados y domingos, pero a una semana de Nochebuena las ventas exigieron abrir también los viernes.

Hombres y mujeres de todas las edades se acercan al lugar para buscar, entre lo que a alguien no le sirve, sus estrenos de ropa y calzado para el 24 y 31 de diciembre. Incluso, el regalo de Niño Jesús de los más pequeños también se consigue a mitad del precio de uno nuevo.

Llegó con su mercancía en maletas y bolsas. Colgó blusas de damas, jeans, pantalones de vestir y camisas de caballeros en los dos toldos azules que conforman su puesto en el mercado.

“Pase por aquí. Tenemos jeans desde 30 mil bolívares para damas y caballeros (...) A la orden, mi reina, ¿qué estáis buscando”, se escucha en los pasillos desbordados de personas, unas pegadas a otras, como si se tratara del propio Callejón de los Pobres.

Desde muy temprano los clientes entran al lugar, llenándolo de ese bullicio comercial que, para la fecha, se veía en el centro de Maracaibo por la compra de prendas y juguetes nuevos.

La mujer de 65 años con esa que siempre se mantuvo como comerciante a lo largo de su vida, pero que en otros tiempos, su esfuerzo laboral le rendía más frutos.

Desde hace dos años, aproximadamente, recurre a la dinámica de los fines de semana en La Corotera de La Limpia. Sin embargo, presume que el año anterior, así como les llegaba mercancía de manera abundante, de igual forma se vendía.

“Lo que uno hace aquí alcanza para la comida. El año pasado las ventas eran mejores. Todo depende de cuánto hagas en un día y cuánto gastes en el traslado”, comenta Euda mientras le ofrece un par de jeans a una clienta.

En otro mercado de artículos usados, ubicado en la cancha Francisco de Miranda, los vendedores colocan sus productos hasta en los vidrios de sus carros para hacer espacios y exhibir toda su mercancía.

“Mi esposa y yo somos educadores y además de eso debemos venir para acá los fines de semana e intentar conseguir otra fuente de ingreso. Tenemos que resolver para comprarles algo a nuestros hijos”, comenta Omar Núñez, vendedor desde hace un año.

Remates de oferta
Los comerciantes informales explican que su mercancía forma parte de una colecta: vecinos y familiares que ya no necesitan algunas prendas o personas que buscan deshacerse de viejos trapos, al venderlos en el mercado, para reunir dinero y migrar del país.

En la mayoría de los puestos es común encontrar todo tipo de prendas y diferentes artículos. Ninguno vende un solo producto en específico.

Las blusas de dama se consiguen alrededor desde los Bs. 25.000 y los Bs. 100.000. Las camisas de caballeros en Bs. 30.000 y Bs. 40.000. Jeans entre Bs. 50.000 y Bs. 70.000.

También en los tarantines se observan zapatos, juguetes, maquillaje y accesorios para damas y niñas a
precios 10 veces más bajos que comprarlos nuevos en el centro de la ciudad.

Antes los precios variaban según el tipo de marca. Hoy, como se trata de ropa de segunda mano, los comerciantes clasifican los precios de acuerdo al estado de la prenda: “mientras menos desteñido esté un pantalón, más caro se puede vender”.

Salvan la Navidad

“Yo compraré aquí por lo menos una pieza para cada uno de mis hijos. Fui al centro y me devolví, allá no me alcanzaría ni para una franela. Comprando aquí le podré comprar algo a todos”, comenta Xiomara Fuenmayor, madre de tres hijos.

Mercados de este tipo ofrecen la facilidad a las familias de transar mediante transferencias bancarias para facilitar sus compras.

“Más de uno viene aquí porque es más fácil comprarnos a nosotros. Hasta más variedad de mercancía tenemos. Aquí hasta lo que no vienes a comprar lo consigues a buen precio”, dice Euda González.

Euda continúa su trabajo cada día con ímpetu. Sigue su truco de regatear con los visitantes para vender todas las piezas que le quedan en su toldo. Cierra a las 3:00 p. m., depende del día.

Mercados de segunda dejan desolado el centro de Maracaibo

En los callejones del casco central de Maracaibo, donde la costumbre dejaba ver un sinfín de comercios con ropa, calzado, juguete y artículos navideños, hoy vive en desolación. Ni vendedores ni clientes caminan por el lugar. Solo persisten pocos. La gran inflación en el país llevó a los marabinos a recurrir a los mercados, donde la mercancía proviene de distintas fuentes. Ropa usada, pero en buenas condiciones, será el nuevo estreno de niños, padres y madres de familias.

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