El chavismo como un inocente perpetuo
Los venezolanos no solo aceptan el racionamiento eléctrico, sino que están preparados para él, dijo la semana pasada Jorge Arreaza, ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología; Luis Motta Domínguez, ministro de Energía Eléctrica, invita a reducir el consumo doméstico que, según sus cálculos, representa 70 por ciento del total.
El Estado no se da por aludido en la crisis energética. Sus voceros atribuyen las fallas, exclusivamente, a la sequía que produce el fenómeno de El Niño en la hidroeléctrica del Guri, sabotajes a las instalaciones de Corpoelec. Pero ninguno menciona las plantas termoeléctricas que funcionan la 50 por ciento de su capacidad por falta de mantenimiento y que pudieran cubrir parte de la demanda nacional.
En el discurso, al menos, el chavismo se presenta como un inocente perpetuo. No es responsable de las fallas; en todo caso, otra víctima de consumidores compulsivos y empresarios que no compraron plantas eléctricas para sus comercios. Detrás, sin duda, hay unas intenciones claras. ¿Cuáles son?
“Ellos procuran hacerte ver que lo que está sucediendo no es culpa de ellos, sino que tú, como ciudadano, no estás cumpliendo con tus perfiles. Entonces se va a crear, a partir de ese discurso, lo que en Mercadeo se llama estrategia de reposicionamiento de tu competencia: en función de lo que está pasando, ‘yo no soy el culpable’, y se culpa al fenómeno de El Niño”, explica Ana María Osorio, experta en análisis de discurso.
La estructura
Cuando se trata de dirigentes políticos, añade, se utilizan estrategias comunicacionales que entrañan tres elementos: el discurso en sí, el poder (“en el caso de este gobierno, sobre todo, porque es muy autoritario”), y la cognición social.
“Lo que hacen es tergiversar el mensaje en función de que la responsabilidad no es de ellos y la pasan a los demás. Lo hacen a través de un discurso muy bien hilvanando donde dicen: ‘tú eres el culpable, tienes que ayudar al Gobierno a mantener tu calidad de vida’, cuando resulta que simplemente es un proceso de unas malas políticas públicas empleadas a lo largo de estos años”.
Para Andrés Cañizalez, experto en comunicación y democracia, el chavismo se mantiene cónsono con su historia discursiva, abundante en acusaciones pero “sin asumir no un mea culpa, pero sí decir ‘no se cumplieron estas metas, vamos a rectificar y a tomar unas medidas de emergencia’, como lo podría hacer cualquier gobierno”.
Y con esos mismos ciudadanos, a los que ahora se les ordena racionar la energía, los candidatos del Psuv fueron muy dadivosos en la última campaña electoral: “paradójicamente, este mismo Gobierno regaló línea blanca, vendió a precios muy bajos televisores y aires acondicionados, con lo cual potenció el consumo eléctrico en los hogares sin ampliar la capacidad de producción”.
Nueva historia
Frente a ese discurso de inocencia perpetua, la última encuesta de Venebarómetro reveló que 75 por ciento de los venezolanos responsabiliza al Ejecutivo nacional de la crisis que atraviesa el país.
“Arrojó, además, que el 72 por ciento de los chavistas pide que haya un cambio en el modelo económico. Se está dando de forma sostenida una expresión de rechazo hacia el modelo del gobierno, pero eso está bastante acallado en los medios masivos, especialmente en la televisión, donde el discurso oficial sigue dominando”.
Cañizalez comenta que, meses antes de que se anunciaran los cortes, el Ejecutivo negó la posibilidad de racionar la luz y tampoco informó sobre la gravedad del asunto. Al contrario, encarceló a un ingeniero en 2015 por alertar el colapso que se avecinaba sobre el Guri.
“El Gobierno, teniendo la expectativa de que ocurriese algo que cambiase radicalmente la situación, no sostuvo un discurso para preparar a la sociedad para este momento. Es un discurso que no habla de racionamiento, sino que nos da otras categorías discursivas: estamos en un racionamiento que no se llama racionamiento”.
