El diario plural del Zulia

Créditos hipotecarios son inaccesibles para la clase media

Las dificultades y distorsiones que se presentan al comprar alimentos y medicinas, son las mismas que hay que enfrentar al momento de adquirir una vivienda, asegura Nelson Quintero Weffer, presidente de la Cámara Inmobiliaria del Zulia.

“La gente no está accediendo a bancos porque no hay créditos. ¿Quiénes pueden acceder a un crédito hipotecario? Personas que ganen desde tres hasta 20 salarios mínimos. ¿Cuánto es tres salarios mínimos?, 34 mil bolívares; ¿cuánto es 20 salarios mínimos?, 231 mil bolívares”.

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Un banco le puede prestar a un cliente ocho millones y medio de bolívares para comprar un apartamento que cuesta 12 millones, pero las cuotas mensuales rondarán los 90 mil bolívares. De modo que para un ciudadano de la clase media es inaccesible, indica Quintero Weffer.

“Solo el dos por ciento de la población gana 231 mil bolívares al mes. Y ese dos por ciento no necesita ir a buscar esos ocho millones prestados”.

Mercado paralizado

El gremio inmobiliario del Zulia destaca que desde hace tiempo no se construyen urbanizaciones nuevas. Lo que en su jerga llaman mercado primario. El 14 de marzo se publicó en Gaceta Oficial una resolución del Ministerio de Vivienda y Hábitat que fija precios tope para poder entrar en la “gaveta hipotecaria”.

Veinte por ciento de la cartera total de un banco, precisa Quintero Weffer, se destina al sector de la construcción; con el 60 por ciento de esa fracción se construyen viviendas para el mercado primario, y solo el 25 por ciento de ese trabajo es para el sector privado.

“Entonces salieron los números nuevos: una vivienda la pusieron en 40 mil bolívares el metro cuadrado. Un edificio que esté por encima de seis pisos, lo pusieron en menos de 65 mil bolívares el metro cuadrado. Esto significa que un apartamento de 60 metros puede costar tres millones de bolívares”.

Ese precio máximo incluye: costo del terreno, costo de construcción, urbanismo, acera y cloacas. Es decir, que los privados tienen que vender los inmuebles en menos de cuatro millones de bolívares cubriendo todos esos gastos, de lo contrario el banco nos los acompaña en el proyecto. “Conclusión: no habrá viviendas nuevas para la clase media”.

El gremialista fundamenta la sentencia en cifras: 14 mil viviendas levantó la empresa privada zuliana en el 2009; el año pasado, a duras penas, se acercaron a las 500 y para 2016 se pronostica que estarán muy por debajo de esos números. En total se han dejado de construir 13 mil 500 inmuebles en el estado.

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Estos topes de precios, poco atractivos para los privados por su lejanía de la realidad económica nacional, es beneficioso para el Estado. “Ese dinero que los promotores no van a ir a buscar a la banca, se lo cambian a la banca por bonos y lo agarra el Gobierno para hacer con él lo que le dé la gana”.

La dolarización

La venta de inmuebles en dólares está prohibida, es un delito, y la Cámara Inmobiliaria del Zulia está en contra de ello. Pero es en el mercado secundario, las viviendas “viejas”, donde los propietarios fijan los precios y la moneda. Pero es el miedo a la devaluación del bolívar la que establece las reglas en este juego. Los venezolanos quieren proteger su dinero convirtiéndolos en divisas.

“El año pasado, muchas personas que emigraron del país vendieron sus inmuebles. El año pasado también explotó lo del dólar y mucha gente quiso dolarizar su bien; primero, porque se lo querían llevar fuera del país; segundo, porque querían venderlos y comprar otro inmediatamente”.

En el pasado, cuando se negociaba una vivienda, se firmaba una opción a compra. El comprador iba al banco a prestar el dinero y luego de un breve intervalo se concretaba la transacción, “¿pero cómo vas al banco a prestar dinero si en cuatro meses el inmueble pasa de un valor a otro porque la inflación nos está comiendo por completo?”, se pregunta Quintero Weffer.

“Es difícil construir viviendas nuevas, es casi imposible estar dentro de la legalidad. La gente dice que los inmuebles están caros, y yo diría que nos empobrecimos y el dinero que tenemos no permite que accedamos a un inmueble”.

 

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