El diario plural del Zulia

Constituyente Earle Herrera rechazado por el gobierno tras hacer duras críticas

Earle Herrera, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, a través de un artículo manifestó haber sido aislado y que sus compañeros de partido han dejado de hablarle por haber expresado su opinión

Earle Herrera, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente causó revuelo en las redes sociales tras asomar fuertes críticas al oficialismo.

A través de un artículo manifestó haber sido aislado, que sus compañeros de partido hasta han dejado de hablarle por haber expresado su opinión cuando ellos mismos le han pedido un pronunciamiento sobre ciertos temas en específico.

A continuación el artículo:

Me pidieron ser crítico y cuando lo fui, dejaron de hablarme. Aquella izquierda que vivía en una “autocrítica perpetua” -Heydra dixit- feneció. Cierta vez, una ministra invitó a comunicadores del proceso “para hacer un balance crudo de la vaina”. Cada quien fue dando su opinión sobre la política comunicacional. Al final, la titular del despacho que nos pidió a hablar “sin que les quede nada por dentro”, exclamó: “¡Carajo, con amigos así no se necesitan enemigos!” Cerrada la rueda.

En otra ocasión fue un novel ministro quien invitó a hacerle una “radiografía” a la comunicación del Estado y el gobierno. A mi turno, advertí que no me hicieran caso porque solo iba a leer unas anotaciones al margen, como si pensara en voz alto. Dije una o dos frases de los programas de VTV. ¡Santa María de Ipire, todavía me lo están cobrando! Un moderador refunfuña cuando sale al aire: “nosotros, que tenemos el mismo formato de hace 10 años” (señalamiento que le hice también al Kiosco Veraz). Unos chicos sueltan con frecuencia: “hay un profesor por ahí (yo) que dice que necesitamos un libreto”. Otros jóvenes machacan: “dicen que nos volvimos editorialistas”.

Cierto socialismo tiene la epidermis delicada y es propenso a la insolación crítica. De aquella conversa solo Mario Silva -mira tú- aceptó un señalamiento a su programa con una risa franca y me pidió el papelito para leerlo en su espacio. Sigo pagando por dar lo que se me pidió: una opinión sincera. Decidí alejarme de esos “estados mayores” en los que siempre me meten para no perder más amigos y quedarme solitario, como los íngrimos muertos de Bécquer.

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