El diario plural del Zulia

Cerveza artesanal: Hacia una nueva cultura de consumo

El boom cervecero artesanal tiene poco tiempo en Maracaibo. Fue en el año 2013 cuando un grupo de entusiastas soñadores se animaron a fabricar, cada uno con una inspiración diferente, pero todos con un mismo fin, un producto exquisito y original. El deguste, la cata y la nueva cultura de consumo, basada en nuevas experiencias cerveceras responden a ese fin, motivados por la materialización del sueño de hacer una cerveza con sus propias manos y ofrecerla a un público muy particular que con el tiempo ha ido sumando adeptos.

“La cerveza artesanal nace y se sustenta de la necesidad que demanda la gente de alternativas de consumo y a esa demanda respondemos con el firme propósito de generar una nueva cultura de consumo, un consumo para el deguste y el sano disfrute”, explicó Luis Eduardo Briceño, director de cerveza “Lago”, la marca que actualmente emerge como la espuma en la fabricación artesanal zuliana.

“En Venezuela destaca Briceño, somos nuevos en esto del ‘boom cervecero artesanal’. No se trata de competir con la industria, sino de ser una fuente alternativa y ello requiere inversión, inventiva, pasión y lograr alianzas que permitan captar el recurso humano y los recursos económicos. Esto nace de un deseo entre panas que le dimos formalidad, seriedad y visión de emprendimiento”.

Con dos años en el ruedo de los fabricantes artesanales, “Lago” logró construir, paso a paso, una infraestructura adecuada que le permite fabricar unos 400 litros de cerveza semanal trazando varias rutas.

Briceño enfatiza en que las trabas legales son perfectamente solucionables, pero advierte que la legislación venezolana está diseñada para la cerveza industrial.

beer-image“Para los cerveceros artesanales es complicado buscar los medios para la obtención de los permisos y licencias sorteando una legislación que no nos toma en cuenta. Sin embargo, las ganas, la investigación, la tenacidad y la diligencia nos ha abierto puertas. El tema de los permisos sanitarios se ha manejado con la municipalidad y, aunque es un tema delicado, nosotros no hemos tenido mayores trabas, se ha entendido nuestra filosofía e iniciativa”.

El tema de la informalidad forma parte de esa batalla que libran los cerveceros artesanales.

Daniel Álvarez, de la marca “Yaracuy”, que se fabrica en el centro del país, coincide con Briceño, argumentando que “la informalidad obstaculiza ampliar el rango de comercialización y resulta complejo obtener las licencias, los permisos y acceder a créditos, pero se están abriendo los caminos, porque el ‘boom’ lo exige, el público cervecero artesanal aumenta, demanda mercado y variedad y el Estado debe darse cuenta que la legislación debe flexibilizarse en favor de los artesanos”.

Otra legislación complicada es la Ley Un serpentín de cobre para enfriado, los granos y dos amantes botellas de “Lago” ambientaron, el pasado sábado, el curso de cerveza artesanal dictado por los directivos de la pujante marca zuliana que se sitúa entre las de mayor proyección de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas. “Esta normativa establece, en su artículo 3, que todas las materias primas deben ser de origen nacional. La cerveza requiere de insumos como cebada malteada, lúpulo y levadura, todos importados”, sostuvo Álvarez.

Ante el obstáculo legislativo, la Asociación de Cerveceros Artesanales de Venezuela (ACAV) sostuvo conversaciones con representantes del Gobierno y se llegó a un acuerdo con el Seniat para permitir la importación de estos insumos en las pequeñas cantidades que requieren los artesanos.

La legislación impone además un límite a la producción artesanal de 20.000 litros al año.

“Esta norma fue diseñada para limitar la producción de licores basados en destilación que tienen altos volúmenes de alcohol. Sin embargo, la fabricación de cerveza artesanal se produce por fermentación, los volúmenes de alcohol son muy bajos y sus efectos no son nocivos”, resaltó Álvarez

Las trabas legales se han ido superando. Los cerveceros de “Lago” se enfocaron en buscarle alternativas a los obstáculos.

“Lo importante es establecer las adecuaciones necesarias para ser un producto legal en nuestro país: equipos de acero inoxidable, adecuación del espacio para permisos sanitarios, entre otros requerimientos y solicitar una flexibilización de la ley que se adapte a nuestras condiciones, tal como ocurre en Colombia, Argentina, Chile y Ecuador, países latinos donde la ley considera a la producción artesanal y la apoyan”.

“El Seniat –prosiguió Briceño– sacó una providencia que nos permite ingresar al mercado como productores de licores artesanales y ya eso es un avance. A través de la ACAV, se llegó a un acuerdo, sentado en esta providencia, que permite la importación de la materia prima que no es posible producir en el país y así vamos ganando espacios de respeto y respaldo”.

En cuanto a la adquisición de los otros elementos para la fabricación de la bebida casera, Briceño recalca que “antes comprábamos 10 sobres de levadura, lo redujimos a un sobre e iniciamos nuestros propios cultivos de levadura, sustituimos, del kit cervecero, la malta ‘pale’ y comenzamos a tostar nuestros granos para hacer una cerveza con recetas propias y abaratar costos”

“Los costos varían, dice el productor, hoy se consigue a un precio y en una semana varía. Comprar el kit de cocción, por ejemplo, valdría unos 330 a 360 dólares. Unos 196 mil bolívares inviertes en medidores, recipientes, ollas especiales y otros insumos, sin contar con la levadura, lúpulo, botellas y chapas, suman unos 70 mil bolívares. Todos esos costos deben traducirse en un producto de primera calidad sorteando caminos complejos, pero con pasión”.

 

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