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Casas de cambio: ¿otro Cadivi?

Las casas de cambio cumplen una semana de reapertura, y ya los economistas advierten que podrían terminar siendo, Cadivi parte II. La modalidad cambiaria fue bien vista para mover bolívares a pesos, y así acceder desde Colombia, a medicinas, alimentos, repuestos o cualquier producto escaso en Venezuela, pero el vicio de adquirir divisas de manera fácil, olfatea el negocio y amenaza con transformar los pesos a dólares para alimentar el mercado negro.

El economista Leonardo Soto recordó a las personas que se mal acostumbraron con los cupos viajeros, “hicieron un estilo de vida, un trabajo de esos cupos, y están tratando de recuperarlo de una u otra forma. Esa ansiedad por el diferencial cambiario busca con muy poco esfuerzo, gran cantidad de bolívares”, lo que sería normal si no existiera el control cambiario, porque termina dándole a esta transacción el apellido especulativo.

El experto criticó que el Gobierno otorgue la posibilidad de cambio de bolívares a pesos, cuando aún existe un mercado paralelo que cotizaba ayer en 3.753 bolívares por dólar (Bs/$). “Le estás diciendo a esas personas que se han venido beneficiando del control cambiario, que tienen una ventana para que sigan alimentando el mercado especulativo”.

Su propósito

Para Soto, las casas de cambio se abrieron como una manera de regular a lo interno y evitar la fuga del nuevo papel moneda. “Con la entrega de pesos controlados en función de que ese cambio se haga en Venezuela y no en Cúcuta, se garantiza que los nuevos billetes no se retengan en el país vecino”.

Medida que el economista considera está obviando todo el aspecto macroeconómico que en primera instancia generó la salida del papel moneda. Sin embargo, de ende que la base del planteamiento no parece estar malo, si se asocia estrictamente al efecto de compra de alimentos, medicinas, repuestos, que en Venezuela no se consiguen.

Paralelo en alza

Soto asegura que el movimiento ilegal de los pesos a dólares provocará un incremento en el paralelo en los próximos días o semanas. Sin embargo, el economista Gustavo Machado explica que por la poca cantidad de divisas que ofrecerán por persona las transacciones no generarán mayor impacto en el mercado negro, al menos no a la baja. “Los precios que están surgiendo en esas transacciones no son tomados por los agentes que pujan en el paralelo como referencia”.

Sugiere al Gobierno: “Si el flujo de divisas es alto, el ilegal iría en baja y progresivamente quedarse con un solo cambio, pero lamentablemente el marcador fronterizo seguirá dictando la pauta”.

Blindar el proceso

Carlos Dorado, presidente de Italcambio, informó que estudian mecanismos para erradicar la posibilidad de que los centros de canje sean usados como puente para legitimar capitales, por ello, quienes deseen comprar pesos, deben probar el origen de sus recursos.

“Si yo gano salario mínimo (40.638 bolívares), la pregunta es: ¿puedo hacer una transacción de aproximadamente Bs. 200.000? Eso hay que evaluarlo. El esquema tiene sentido pues un trabajador con ingreso mínimo difícilmente puede cubrir los 146.850 bolívares que necesitaría para transar los 587.400 pesos unos 200 dólares que permiten las casas de cambio diariamente”, especificó.

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