El diario plural del Zulia

Aumenta crisis emocional del venezolano

La carencia de bienes y servicios de primera necesidad en la sociedad venezolana, como alimentos, salud, seguridad y muchos otros, están causando efectos que van más allá del plano físico. La histeria, paranoia, estrés y depresión son algunos de ellos que pican y se extienden en la medida en que la crisis económica sigue creciendo. Expertos consultados por Versión Final argumentan que el ciudadano común vive en una pasividad incomprensible que no le permite tomar acciones concretas ante las dificultades que vive actualmente.

Para la psicóloga Roxana Medrano, la coyuntura emocional y mental que sufre el venezolano actualmente: “Es esperado que la mayor parte de la gente tenga un ánimo variable, con tendencia irritable, que incluso se le dificulte relacionarse con otras personas, que haya aislamiento, o que estén mucho más estresados porque estamos estimulados negativamente y de forma muy constante”, por la ausencia de aquellos rubros que cubren necesidades básicas como los alimentos, cuyos nutrientes son necesarios para la química cerebral y el equilibrio de las emociones.

Dentro de las necesidades básicas del ser humano también se encuentra la sensación de seguridad, que hoy en día tampoco está siendo cubierta, y es algo que la gente puede palpar a diario en la calle, de manera que las personas alcanzan notorios niveles de intranquilidad que se convierten en una paranoia colectiva, que en Venezuela desde siempre ha sido un poco más alta que en otras poblaciones de Latinoamérica.

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Medrano enfatizó que el incremento de insatisfacción y molestia que sufren los habitantes en este país es tal que rompe con la premisa que por años arrojaban estudios psicológicos: “A pesar de tener un nivel socioeconó- mico subdesarrollado, nuestros índices de felicidad eran muy altos, ahora no lo son tanto”, indicó.

A diferencia de Medrano, Miguel Ángel Campos, sociólogo, asegura que las condiciones de pobreza, hambre e inseguridad han estado presente en esta sociedad desde hace muchos años, pero que últimamente se han avivado, “y no han generado una explosión ni un estallido del conflicto. Esto parece bastante normal y parece que la sociedad venezolana es una sociedad de aguante y de resistencia pero sin virtudes y masoquista, capaz de tolerar el sufrimiento”.

Ambos especialistas coinciden en que el venezolano está sumergido en una pasividad colmada de estancamiento. Pero, para Medrano, este estatus es producto de que un impedimento de que las personas den el paso a hacer realmente algo, es cubrir la necesidad por la que tanto se han irritado o sufrido, porque cuando esta es cubierta, el individuo abandona el pensamiento de descontento: “Se te olvida el mal rato por un tiempo hasta que vuelve a haber la necesidad y así vamos; es un círculo vicioso y seguimos tolerando la dificultad infinitamente”, explicó.

La psicóloga argumenta que aunque los niveles de estrés crecen progresivamente no hay indicios de que haya un “hasta aquí” por parte de la sociedad venezolana: “porque cuando hubo el Caracazo u otras manifestaciones de hastío, quienes encabezaron las luchas sintieron que en otras partes del territorio nacional les dieron la espalda. La gente tiene una indefensa aprendida, por lo que sienten que cualquier iniciativa que tomen no valdrá la pena, no dará resultados”, sentenció.

Mientras que Campos expresa que la sociedad venezolana no tiene una capacidad de respuesta frente a la ausencia de bienestar, es conservadora política y socialmente, por lo que no reacciona contra los responsables del drama que se vive, sino que espera de manera pasiva e inercial que la situación se resuelva otras vías.

No es definitivo

Luis Pedro España, sociólogo, explica que pese a los sentimientos negativos que cada día son más notorios en el comportamiento del venezolano, este debe tener muy en claro que las dificultades actuales no son algo permanente a lo que haya que resignarse para siempre, “porque es todo lo contrario, esto es totalmente modificable, y tenemos ejemplos de ello en otros países de América Latina que han pasado por etapas como esta y lo han superado”, expresó.

El especialista expresó que una salida a esta crisis es posible a través de las instituciones y el cambio de políticas públicas y económicas.

 

 

 

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