El diario plural del Zulia

Antonio Ledezma: “Estamos articulando un nuevo frente político que dé coherencia a la oposición”

El exalcalde Mayor y uno de los perseguidos políticos venezolanos más notorios en el exilio sostiene que la fragmentación de la oposición desconcierta a líderes mundiales y es necesario un vuelco de estructura. Habla con Versión Final en Madrid y dice que, por el momento, tal y como está configurado el escenario político, no ve clara la ruta electoral. Asume su libro “Carlos Andrés Pérez” el Presidente que murió dos veces, como una lucha por la memoria de la democracia.

Antonio Ledezma (San Juan de los Morros, 1955) ha dedicado más de un año de escritura e investigación para publicar: “Carlos Andrés Pérez”, El presidente que murió dos veces, en el marco del centenario del nacimiento del líder de Acción Democrática, y advierte que este libro, además de un acto de reflexión lejos de santificar a CAP, es otro de sus frentes contra el régimen de Maduro, el del rescate de la memoria sobre las obras de una democracia que hoy ha quedado sepultada.

“No hay que dejar ir la historia, es el bypass que nos ayuda a entender el presente, pero sobre todo es una fuente de consulta obligatoria para los que van a tener el protagonismo de cara al futuro”, dice en entrevista con Versión Final en la ciudad de Madrid. 

El exalcalde Mayor y exprisionero político que logró huir de Venezuela en noviembre de 2017, es uno de los opositores de mayor calibre de Maduro. Ha encabezado delegaciones con acceso directo a líderes mundiales en busca de acciones contundentes contra el régimen venezolano. Sin embargo, advierte que, esos mismos líderes que han apoyado, hoy expresan su desconcierto ante las fracturas de una oposición que hace aguas y gana más titulares por ello que por su coherencia.

“Hay una oposición funcional que baila al ritmo de las partituras que les ponga Maduro”, ha señalado.

Y agrega además que ese mismo grupo de opositores, representado en las dirigencias de los partidos del llamado G-4 (Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) ha decidido “cohabitar con el régimen”.

Ledezma acompañó a esas fuerzas de oposición como un actor relevante en lo internacional, pero hoy su rechazo es evidente.

Llevamos más de 12 diálogos, ahora supuestamente sigue en vigencia el de México, y es un diálogo que depende de los caprichos de Maduro”, apunta.

En efecto, los acercamientos de México hoy estarían enterrados tras las últimas declaraciones de Maduro quien ha condicionado la continuidad del mismo exigiendo la liberación de los recursos bloqueados por las sanciones internacionales impuestas desde Estados Unidos y la Unión Europea.

Nuevo frente político

El exalcalde Mayor afirma estar construyendo un nuevo frente político de oposición nacional e internacional que nada tiene que ver con las cabezas del G-4. Pero, ¿determina esa estrategia el fin protagónico de ese bloque? Según Ledezma sí: “Es que ese factor que está activo ahora lo que hace es trabajar para que le levanten las sanciones a Maduro, para que le devuelvan los activos, para confundir a nuestra pobre gente, que han dado todo, hasta su vida, y lo siguen haciendo, pero que no han contado con la dirección correcta”, responde.

No obstante, la conducción de esa estructura renovada de oposición no tendría las cosas muy claras respecto de la vía electoral que hoy está trazada, inicialmente en primarias internas opositoras (22 de octubre de 2023) para aterrizar luego en las presidenciales de 2024 de las que aún no hay fecha cierta.

Mientras no haya una dirección política coherente cualquier cosa que se haga puede terminar siendo un salto al vacío. La vía electoral puede ser una salida institucional, cívica, pero cuando cuente con una lucha opositora coherente y cohesionada, sino no es posible llevar adelante ese proyecto. Yo no la veo clara porque aún el régimen controla las instituciones, el poder judicial y electoral, yo no veo en el ambiente que se vaya a depurar el Registro Electoral Permanente, no veo que haya un compromiso de una verdadera observación internacional ”, ha dicho.

La fórmula, reiteró Ledezma, es que para transitar por la ruta electoral lo primero que hay que hacer es que la oposición se una y deje de lado diferencias personales y sepultar los odios. Y pregunta: “¿qué tipo de esperanza pueden tener los venezolanos al ver a los que hasta hace poco tuvieron el poder del Gobierno interino, hoy se están acuchillando mutuamente. Esa es la unidad que estaba defendiendo la esperanza de los venezolanos?”.

Reconoce los aciertos de lo que fue el interinato, entre los que destaca la capitalización política de haber sido reconocido por más de 60 países, pero al mismo tiempo eleva las prácticas sectarias y el reparto de las cuotas de poder dentro de ese bloque. “Dejaron de lado el compromiso  original que era el cese de la usurpación”.

La intervención humanitaria que argumentaba ya en 2018, aún la mantiene como una de las opciones para resolver el caso venezolano, pero no en el tenor de intervención o despliegues que muchos piensan.

“La catástrofe humanitaria aún se mantiene, más bien se ha agudizado. Ya vamos para ocho millones de venezolanos regados por el mundo. También tenemos un país ahogado por falta de servicios públicos donde la gente sufre por fallas de energía eléctrica y suministros de agua. Cuando uno habla de intervención humanitaria la gente suele creer que uno pide que ingresen los marines, y no es así. La intervención humanitaria en estos momentos de cambio y modernización puede darse de varias maneras, por ejemplo: que termine el juicio en la Corte Penal Internacional, que terminen de aplicarse sentencia contra perpetradores de crímenes de lesa humanidad, que lo organismos que luchan contra el narcotráfico hagan su trabajo, esos mismos organismos que hay que ofrecer recompensas por capturar a Maduro, o el mismo Gobierno de Estados Unidos, que a Venezuela se le aplique la convención de Palermo, porque en Venezuela hay un régimen mafioso. Aquí caben perfectamente las intervenciones especializadas”, agrega Ledezma.

Sin confianza en la dirigencia

Ledezma no confía ya en la conducción política de la oposición, e incluso reitera abiertamente que la del partido Acción Democrática, del que fue militante desde su juventud, nada tiene que ver con su ideario original. Para él se extravió hace rato.

Acción Democrática está presente como un sentimiento y como parte de la historia. No se puede borrar ni desconocer. No puede ser destruido por el régimen. Pero lamentablemente no está siendo dirigido en correspondencia con lo que fue su génesis, sus ideales, sus programas de lucha”, dice.

Para Ledezma es necesario esperar e impulsar a hombres y mujeres para que tomen la dirección de esa organización y ponerla al servicio de la democracia.

“En política todo es posible. Ninguna alternativa puede declararse incierta ni cerrada. Yo no descarto que más temprano que tarde llegue la reconstrucción institucional de Venezuela, entre ellas las instituciones partidistas”, señala.

Afirma que en las páginas de su más reciente libro dedicado a CAP se encuentran los trazos de cómo las fuerzas políticas que prefiguraron la democracia, pudieron diseñar un marco coherente para la convivencia basada en la Constitución como el Pacto de Punto Fijo, pero apunta: “El país necesita urgentemente una reconversión política”.

CAP: el presidente que murió dos veces

En su más reciente libro, un compendio de 524 páginas editado por Almuzara, Ledezma hace el recorrido de Carlos Andrés Pérez desde su juventud hasta su última hora. La edición prologada nada más y nada menos que por Sergio Ramírez, el nicaragüense Premio Cervantes 2017, es una pieza tratada al detalle.

“Lo escrutamos como ser humano, con virtudes y aciertos”, dice. Pero la obra intelectual va más allá de plasmar las “audacias” de CAP como él mismo describe, su capacidad de olfatear la política, sus inventarios transformadores del país y toca las políticas que aceleraron el paso de una Venezuela aún feudal a un país moderno y democratizado.

“Hablar de Carlos Andrés Pérez es hablar del plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, del Sistema de Orquestas, el que se adelantaba a su tiempo al crear un Ministerio de Ambiente, el que cruzó a Venezuela de acueductos,  el que impulsó proyectos como el Guri, el que logró el máximo esplendor de producción en Ciudad Guayana, el hombre que no tenía empacho en reconocer sus limitaciones y que por eso se rodeó de los mejores”, dice Ledezma quien describe puntualmente sus dos Gobiernos: “El primero con amplio sentido de la estatización, (Nacionalización del Petróleo 1975-1976), el segundo con el viraje hacia la privatización”.

Ledezma deja para la interpretación de los lectores las conspiraciones gestadas en su contra durante su segundo Gobierno, desde dentro de Miraflores.

¿Era posible frenar la intentona golpista de 1992 liderada por Hugo Chávez? Para Ledezma estaban todos los indicios, incluso nombres y movimientos que pudieron definir la historia de otra manera.  Y aclara que los antecedentes no están solo en “El Caracazo” (1989), sino también tres meses, en octubre de 1988, se produjo un intento de Golpe de Estado con tanques rodeando la Residencia Presidencial (Jaime Lusinchi era presidente). “Eso no fue investigado. Venía una procesión dentro de los cuarteles en donde tenía protagonismo Hugo Chávez”.

Ya para 1989, en febrero, CAP heredaba conflictos internos. “Había informaciones desde enero de 1991 que apuntaban la necesidad de vigilar a Hugo Chávez por conspiraciones, eso se comentó en reuniones con el propio Presidente Pérez y este dio instrucciones de activar dicha vigilancia y seguimiento, pero eso no ocurrió”, afirma.

“¿Por qué no ocurrió? dejo, entre otras,  esa pregunta para los lectores”.

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