El diario plural del Zulia

Miniperiodistas de la Unidad Educativa Manuel Ángel Puchi Fonseca escriben una denuncia

El vehículo de Versión Final se mueve por una calle solitaria de Integración Comunal. Desde las casas, asoman las cabezas para verlo pasar. Así, Néstor, el conductor designado, estaciona al lado de la sede de la Unidad Educativa Manuel Ángel Puchi Fonseca, donde nos esperan, con la sonrisa y buena disposición por delante, la directora, el subdirector, los auxiliares y los docentes del plantel.

Es la primera vez que uno de nuestros programas formativos llega hasta esta primaria. A principios de 2017, Adriana González, una estudiante de periodismo de LUZ acudió al departamento de Innovación y Proyectos Editoriales del diario para saber cómo se hacía Tinta Libre. Ella es, a su vez, madre de un estudiante de la Puchi Fonseca. Al conocer los proyectos de Te regalo un cuento y Periodistas por un día, quiso tender un puente entre el periódico y la escuela, pues contaba que ahí los niños estaban recibiendo una destacable formación en lectoescritura.

Así, Versión Final llega por primera vez a enseñar en Integración Comunal. Los chamos de sexto grado nos acogen en su salón asegurando, en su saludo de muchas voces, que ellos están cada vez “mejor, mejor y mejor”.

La distribución de filas de pupitres parece medida con una regla. Son 36 niños en ese salón, pero no se oye el ruido de ninguno. Son atentos y prudentes. Preguntan solo cuando se les da permiso de hacerlo. Se quejan de que a veces los medios informan lo que no pasó realmente como lo contaron. Hoy quieren enmendar ese error haciendo el trabajo ellos mismos.

Siete deciden ser periodistas; 11 fotógrafos y 18 diseñadores. Esto en principio, ya luego se dedican a probar los otros roles luego de terminar con su parte.

La noticia

Su comedor escolar no recibe insumos alimenticios por parte del PAEZ (Programa de Alimentación Escolar del estado Zulia) desde hace un mes. Esa es la noticia que quieren reseñar. Los seis niños y la única niña chocan entre sí mientras se organizan para ir tras la noticia. Corren al comedor. Asaltan a las cocineras. “¿Por qué no tienen comida, pues?”. Ellas se ríen, pero luego responden con la seriedad del caso.

Ahora quieren conocer la versión de la coordinadora, luego la del subdirector; así llegan hasta la etapa secundaria de la institución, a una cuadra y media de la primaria. Caminan en fila india por la acera con la intención de oír las consecuencias del hecho según los estudiantes de séptimo grado. Luego los de quinto. Y de las maestras. Ellos entrevistarían a cuantos hallaran a su paso, pero el periódico se debe imprimir, por eso hay que volver rápido a la mini sala de redacción a sentarse a escribir.

Lo diseñadores hacen páginas a cinco columnas; diseñan elementos gráficos, hacen tipografías… y preguntan sin parar dudas que tienen sobre el uso del photoshop, programa que conocen desde antes de saber que les visitaríamos. Los fotógrafos, por su parte, toman la cocina acercando la cámara hasta el objetivo y no usando el zoom del dispositivo… algo que luego corregirían.

El resultado del empeño de sus educadores por hacerlos escribir y leer correctamente, más sus capacidades precoces, resultaron en una noticia con epígrafe, título, sumario y un cuerpo con entrada, desarrollo y cierre que hace una denuncia.

 

 

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