El diario plural del Zulia

Vladimir Petit Medina | Historias del Copei que conocí (XVIII): El mejor de su generación

Maxi, siempre agradezco la protección que me has brindado en el Directorio Nacional Juvenil. De hecho, solo tu y Luis Alberto Barragán no han caído en la persecución desatada por otros, le dije yo, entonces jefe del eduardismo puro y ortodoxo en la JRC a Maximiano Guerra Sambrano, mano derecha de Abdón Vivas Terán en la Fracción Parlamentaria de Copei y mi compañero de Directorio Nacional de la JRC a partir de 1984, en su casa. Maxi además, es mi gran amigo desde niños, cuando jugábamos juntos en Rancho Grande, Puerto Cabello…dato que ocultamos deliberadamente por años y que explica muchos acontecimientos posteriores -Creo que tienes una mala lectura del asunto Vladimir Jesús, ripostó llamándome como solo me llaman mis padres y Nitu cuando está enojada. -Te insisto Maxi. Nada ganan acorralándonos -Y yo te insisto, no hay tal persecución…por lo menos por parte de la mayoría que además somos alérgicos a ese tipo de cosas. Recuerda que somos avanzados y Abdón nos ha enseñado que hay que integrar…no perseguir. Nada más contrario a nosotros que eso. Esa fue la primera vez que entendí que los llamados avanzados o partidarios de Abdón Vivas Terán eran una especie de iglesia o corriente interna muy diferente a las demás del espectro político copeyano. Para ese momento no había tenido el placer de conocer al catire …poco después me tocaría intercambiar ampliamente con él y descubrir que lo que había dicho Maxi…era cierto.

Ahora la historia.

En 1989 me estrenaba como flamante nuevo diputado…y en medio de un berenjenal nacional: el Caracazo. Una voz de alerta temprana de la periodista Nitu Pérez Osuna, mi esposa, quien cubría los acontecimientos para Venevisión, indicaba que parte de las zonas populares circundantes estarían planificando invadir Terrazas del Ávila, urbanización donde vivíamos. Ambos temblamos al recordar que Patricia Helena, la hija mayor y para ese momento una bebé, estaba en casa apenas acompañada por María Teresa,Yeyeya, la fuhrer de la casa. Mi fiel amigo Luis Carlos Solórzano accedió a acompañarme para pasar en medio de barricadas, enfrentamientos y saqueos. Así pudimos buscar a Patricia y María Teresa y dejarlas en casa de mi suegro…sanas y salvas. De allí, como solo dos jóvenes locos podían imaginar hacerlo, decidimos emprender camino al Congreso ya que habría una sesión de urgencia. Pasamos por entre unos tipos rodando maniquíes vestidos con elegantes trajes, otros que llevaban a cuestas piezas enteras de carne y gente con pánico de una dimensión que solo su molestia podía encubrir. Finalmente coronamos y llegamos al hemiciclo en medio de balaceras iniciadas por asustados uniformados tratando de alejar a potenciales invasores de la sede del poder legislativo.

Pocos parlamentarios logramos llegar en ese momento. Recuerdo al Pdte de la Cámara, hombre con voz de trueno y orden cuasi sacerdotal, Pepe Rodríguez Iturbe, sentado en su silla presidencial con un radio prendido atento a las noticias en pleno desarrollo. Otros pocos sentados muy cerca para escuchar ... .y de repente, una plomamentazon que nos hizo tirar al piso. Al pasar el peligro, al menos auditivo, Pepe abrió la sesión informalmente y sin verificación de quorum. Yo estaba apostado cerca de las vacías curules asignadas a Causa R. Sin embargo, curiosamente, un tipo había llevado su intervención escrita y pidió la palabra en medio de aquel encuentro que parecía el de la resistencia francesa apostada a la espera del mensaje radial de De Gaulle desde Londres.

Rodríguez Iturbe le dio la palabra y el orador comenzó a hablar casi a mi lado, en el pasillo. Como lo tenía tan cerca pude ver lo que comenzó a leer con mucha dificultad. De hecho, alternaba para unas veces ver a través de sus lentes de gran aumento, con bajarlos y acercar sus ojos casi que hasta el roce de su nariz con el texto. Allí aprecié que la letra con la cual estaba impreso el texto era gigantesca ¿Y aún a pesar de aquello le costaba leer? ¡Dios¡ ¡Admirable¡ El tipo se despachó un pequeño discurso impecable que me llamó poderosamente la atención: a la par que respaldaba al gobierno de CAP II en el poder, advertía que lo que sucedía en las calles era la explosión de un pueblo que se sentía timado y engañado. Y especialmente…se sentía ¡preterido¡ Aquella fue la primera vez que escuché esa expresión…y el tenor de la intervención fue muy parecido al que 3 años después, durante el 04F de 1992, le escuché a Rafael Caldera. Ese día conocí más de cerca a quien desde entonces consideré, por mucho, como el mejor de su generación: Abdón Vivas Terán.

El albino que con tanta dificultad alcanzaba a leer, era un lector voraz. Un erudito con una mente vertiginosa. Una vez Max Guerra, el recordado Pedro Miguel Castillo y yo coincidimos en un avión con Vivas Terán. Los 3 nos sentamos juntos para dejarle a él asiento separado del bullicio que nuestras risas con seguridad provocarían. Apenas despegamos el tipo sacó un libro y casi pegado a sus páginas, alternando quitarse y ponerse los lentes, arrancó a leer. Maxi me dijo: -¿Te quieres reír? ¡Vamos a ver qué está leyendo Abdón¡ Le seguí por el pasillo del avión -Catire ¿qué lees?, le preguntó jocosamente Guerra Sambrano -Nada político Max…es un libro de álgebra y matemáticas. Al vernos la cara de sorpresa y los pelos parados, agregó con una sonrisa: -Es que me distrae mucho el nivel de abstracción de todo ese mundo de ecuaciones y en momentos libres tengo la costumbre de sumergirme en ese mundo y hacer operaciones y ejercicios de matemáticas, de trigonometría…y nos enseñó el papel garabateado en su mesita de vuelo. Válgame dios. Pensé para mi: ¡Madre loco este Abdón Vivas Terán!

Como una vez contó Maximiano, el Catire fue un ave raris en el mundo de la política venezolana. Una especie de Baldor con sensibilidad social e intensa formación humanística. Un tipo con grandes limitaciones físicas que había escogido vencerlas y hasta reírse de ellas. Una mente estructurada en medio de la informalidad política vernácula. Estructura y calidez en una sola persona. Por ejemplo, Maxi y Pedro Miguel recordaban siempre al catire estudiando cifras antes de un discurso político cualquiera. Si. En vez de grandes latigazos verbales, era de su generación el que se ocupaba de tener cifras a mano y en su memoria para usarlas ¡como evidencia empírica de sus afirmaciones¡ ¡Único en la fauna política¡ Y esa calidez…acaso producto de tener que acercarse tanto a la gente para medianamente ver de quién se trataba, lo hacía intensamente humano, cariñoso. De su generación era el que mas abrazaba y pedía ayuda.

Después descubrí el inmenso valor de su palabra y el resteo con su gente. Abdón era de los que no gustaba dejar a nadie en el terreno de batalla ni creía mucho en eso de daño colateral. No. El hombre moría con su gente. Y siempre fue así. Para muestra un botón. Gracias a un texto de mi buen amigo Johnny Díaz Apitz et al (2024) finalmente pude esclarecer porqué a Abdón lo intervinieron cuando era el secretario general de la juventud copeyana poco antes del primer gobierno de Rafael Caldera.

Todo arrancó con la febril elaboración doctrinaria de centro izquierda que protagonizó el Catire en sus años mozos. Pero aquello haría explosión en noviembre de 1965, en ocasión de un programa de Oscar Yánez con el senador Robert Kennedy el cual se convirtió en un debate con jóvenes venezolanos. La primera pregunta al ilustre visitante la hizo el Catire: -Senador Kennedy, usted acaba de declarar (…) que América Latina precisa de un proceso revolucionario. Entonces, si tuviéramos en Venezuela un gobierno de avanzada que quisiera hacer profundas reformas en el país y ese gobierno considerara que en orden al desarrollo económico y en orden a un principio de justicia social fuera necesario afectar los grandes intereses extranjeros particularmente americanos que existen en el país. Y si usted fuese el presidente de USA, ¿Cuál sería la actitud si ese gobierno procediera a la nacionalización sin fórmula de indemnización, alegando que ya se había capitalizado muchas veces el capital invertido por esas empresas extranjeras? Es decir que ya en 1965, aquel extremadamente rubio estudiante de economía UCV, había consultado al famoso miembro del clan Kennedy sobre una potencial nacionalización petrolera que sería una realidad en el gobierno de CAP I, pocos años después. Sin embargo, en el mismo programa, Joaquín Marta Sosa, a la sazón estudiante de derecho y quien ni siquiera era de la corriente interna de Vivas Terán aunque si de los equipos de la JRC de la época, increpa a Kennedy señalando deficiencias y problemas que estarían causando la desintegración del sistema político y económico norteamericano, ocasionando una respuesta airada del Senador quien le interrumpió inmediatamente. Marta Sosa no se amilanó sino que en tono más severo le señaló como ejemplos al KKK Ku Klux Klan, el fascismo norteamericano y la explotación del hombre por el hombre en USA. Una larga y aguda respuesta del senador Kennedy pondría fin al debate no sin cierta acritud de por medio.

Este episodio dejaría marcada una distancia definitiva no solo ideológica sino de confianza entre el Comité Nacional de entonces y la Dirección Nacional Juvenil capitaneada por Vivas Terán. Según el relato, en 1966 Granier invita a Marta Sosa a un programa de Tv y Caldera, entonces secretario general nacional de Copei, insiste a Vivas Terán que debía desautorizar la comparecencia del compañero Marta Sosa a ese programa para no ahondar la brecha entre la dirección del partido y la juventud copeyana, acaso previendo no llegar a lo sucedido en AD con el surgimiento del MIR. Vivas Terán se rehusó a acatar la orden. En esos días, por si aquello fuese poco, Abdón publicaría un artículo en El Nacional pidiendo que la dirección nacional copeyana asumiera la necesidad de nacionalizar la industria petrolera venezolana. La semana siguiente el Catire fue cesado en su cargo e intervenida la dirección juvenil producto de una dividida decisión frente a la cual se defendió y logró al menos la abstención de buena parte del Comité Nacional. Fue sustituido por el Pdte de la FCU-LUZ de la época, Oswaldo Álvarez Paz. No obstante, dos años después, la tendencia de Abdón volvería a ganar la Convención Nacional Juvenil Copeyana con José Ramón Solano al frente de esa fórmula.

El Catire nunca entregó a nadie. Siempre fue el mismo tipo que era capaz de irrumpir en su carro en medio de una manifestación para salvar a unos sitiados dirigentes de la DCU. El mismo que salió raudo y veloz a reconocer el cadáver de Régulo Arias, infortunadamente fallecido en un accidente de carro y quien fue el compositor del himno de la JRC en sus tiempos.

Sin embargo, lo sucedido no le impidió ser diputado desde 1974, senador en 1998, jefe de Fracción Parlamentaria, miembro principal del comité nacional de Copei e incluso Ministro Presidente del Fondo de Inversiones de Venezuela, Embajador de Venezuela ante Colombia y Gobernador del Distrito Federal durante el período de Caldera II. Esto último, por cierto, no solo habla bien de él…sino también de Don Rafa, el mismo que le había defenestrado años atrás.
Increíble carrera la de un joven cuyo padre era dueño de un humilde cine en San Cristóbal y quien como liceísta en el Táchira y a pesar de su dificultad para leer, fue superando escollos como lo hizo para alcanzar los primeros asientos de su salón de clases. En efecto, como relata Maxi:- En esa época los primeros asientos del salón estaban reservados para los mejores alumnos. Como la pizarra era la pantalla de explicación en materias donde había que dar explicación gráfica y el no veía bien, fue a dar en los pupitres de atrás. Su madre que lo protegía y le creía excepcionalmente inteligente, tomó cartas en el asunto y se dedicó a asistirle para que a punta de buenas notas llegara a ubicarse en los primeros pupitres del salón y así lograr cercanía a la pizarra, y por ende a las explicaciones. Terminó siendo uno de los más distinguidos alumnos y líderes de su liceo en San Cristóbal. Después se recibiría en Economía en la UCV, con honores en su Maestría en Desarrollo Económico (Williams College) y Doctorado en Ciencias Políticas en la Complutense de Madrid (Summa Cum Laude). Siempre en medio del aplauso generalizado de sus compañeros de promoción.

Increíblemente, ideológicamente nunca he pensado como él…pero siempre me inspiró su vida. Ese desdén por los obstáculos y su disposición a saltarlos con garrocha innegablemente me dejaron marcado. Para mi fue un honor ser secretario nacional juvenil de Copei, entre otras cosas porque románticamente ese cargo lo personifica Abdón Vivas Terán donde quiera que vaya y tenga la edad que tenga. Verlo…es estar con la JRC. Mi amada JRC.
Algo más. Siempre fue el único de su generación que jamás imaginó que Fukuyama escribió El fin de la historia acaso deslumbrado por la grandeza de ese grupo de ilustres venezolanos. Abdón fue quien siempre nos distinguió a los que veníamos surgiendo sin pensar que el mundo debía detenerse hasta que su generación llegara al poder, cosa que nunca pasó y que es otra historia, por cierto. Para nosotros siempre tuvo palabra amable y sonrisa cariñosa. Sin egos de ningún tipo. Un ejemplo de superación total ante el cual aún ahora me quito el sombrero.

Chapeau Catire y gracias Maxi por toda una vida de amistad. @vladimirpetit @vladimirpetitmedina www.vladimirpetit.com

https://morfema.press/opinion/historias-del-copei-que-conoci-xviii-el-mejor-de-su-generacion-por-vladimir-petit-medina/

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Editado por los Papeles del CREM, 14 de junio del año 2024. Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca. [email protected]

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