El diario plural del Zulia

Valores en tiempos de crisis; por Rubia Luzardo

Ante la actual crisis económica, social y política que vive el país, la sociedad y sus instituciones son afectadas en su moralidad, creando una situación compleja que implica la ausencia de valores o su distorsión en las prácticas cotidianas a nivel individual y grupal lo que va generando en el tiempo, mayores problemas en la cohabitación social.

Desde el plano profesional, cada vez se hace complejo el tema de la ética, producto de la crisis moral en que se debate la sociedad y viceversa, porque si no hay ética tampoco moral. Hacer parecer lo ilícito como lo lícito para alcanzar el poder en todos sus niveles es la constante social en estos tiempos de crisis. Realidad que se evidencia en el flagelo de la corrupción, delincuencia, narcotráfico, prostitución, sicariato, secuestro.

La mayoría está consciente de estas situaciones y coincide en que la ruta es retomar la práctica y formación en valores, no obstante, también debemos reconocer que la educación no solo es formal sino que se nutre en el hogar y familia, partiendo de este escenario es que lograremos incentivar los cambios necesarios y fortalecer las bases morales y éticas.

Lamentablemente, nuestra realidad se torna mucho más compleja en el marco de la desintegración familiar que se está produciendo con la emigración, casi diaria, de ciudadanos venezolanos en búsqueda de oportunidades y calidad de vida en otros países, es decir, la posibilidad del núcleo familiar se debilita aún más, situación que no debe subestimarse con la cantidad de niños y ancianos casi abandonados con carencia de afectos y de todo tipo.

Estos días de recogimiento vacacional deben aprovecharse para desarrollar la convivencia familiar, social y humana, el cultivo de lo nuestro, la identidad, ciudadanía, y la siembra de valores como la solidaridad, fraternidad, respeto, tolerancia, honestidad que conduzcan a la sana realización personal y ciudadana para el buen vivir en el tiempo.

Como maestros del hogar, debemos incentivar en los hijos el amor por la familia, el arte, la cultura y ambiente, sembrar un árbol, la esperanza por una Venezuela unida, sin resentimientos ni odios, el llamado es a la unidad y reconciliación nacional, empezando por la célula familiar, comprendiendo que la educación siempre comienza en casa.

Definitivamente, en estos tiempos de crisis, los valores esenciales y principios éticos se tienen que retomar y reafirmar como aliento condicionante para las nuevas generaciones, quienes tienen que visibilizar e internalizar los retos que tienen por delante con una nueva Venezuela rescatada, integrada, próspera y en paz.

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